Otros mundos posibles, para todo lo vivo 

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Rosana G. Alonso

Alma mater de SFF. Librepensadora observando las dinámicas sociales y culturales desde una perspectiva feminista que se abre a lxs otrxs

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Imaginamos nuevos mundos a propuesta de algunos de los artistas internacionales más interesantes que, en 2022, fueron protagonistas de las mejores exposiciones

El arte contemporáneo siempre se ha sustentado en el ideal que, inevitablemente, muchas veces choca con su dimensión fáctica. Sin embargo, la pandemia del Covid aceleró esta necesidad de imaginar para sanar. Nuevos mundos que nos permitan acercarnos a otros seres vivos más susceptibles a nuestras demandas afectivas. Nuevos espacios más adaptados a cuerpos mutables que buscan escapar de su dimensión corporal para resignificarla y desposeerla de su carga emocional. De años sometidos a simbolismos sociales y culturales que nos definen desde lo exógeno. Pero, ¿cómo conectar con nuestra alma dormida si hemos olvidado hacernos las preguntas esenciales? ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Qué hago aquí? ¿Por qué el deseo nos impulsa a seguir adelante cuando todo está abocado a la nada?

Para tratar de dar respuesta a muchas preguntas que nos convocan directamente Cecilia Vicuña arrastra toda una trayectoria artística sustentada en la memoria, el lenguaje, la ciencia, la espiritualidad y el conocimiento indígena. Su práctica busca la curación colectiva invocando a la acción. Para ello concibe el lenguaje como una entidad viva. Entiende que el cambio solo puede ser posible desde lo poético y político, una dimensión que involucra a los creadores contemporáneos que entienden la magnitud del arte y su cometido. Sin embargo, lo figurativo puede ser suficiente para entablar una perspectiva crítica que pretende romper moldes. Lo hace Katherine Bradford con sus figuras femeninas que desafían los límites impuestos socialmente.

El artista francés Gérard Garouste, como Bradford, también está interesado en la figuración. Para nutrirla recurre a la mitología griega, la Literatura o la Biblia. A través de distintos referentes estimula la visión y la reflexión, en su afán de entablar un diálogo en el que implica al estudio con la locura. Una de sus fuentes de inspiración es La Divina Comedia de Dante, que también le sirve a Tacita Dean de referente para el trabajo que realizó en The Dante Project y que pudo verse en la exposición que le dedicó el año pasado el MUDAM de Luxemburgo.

Otro dato a tener en cuenta es que aunque aquí he tratado de incluir a artistas de diferentes generaciones, cabe destacar que son las más jóvenes las que están más interesadas en los universos alternativos. En muchos casos son mundos que se extraen del pensamiento feminista y queer, en su interés de deconstruir los roles de género. Así ocurre en la obra de la argentina Ad Minoliti que, desde la abstracción geométrica, crea entornos vibrantes y futuristas que beben del arte moderno, la justicia social, las subculturas de internet y la ciencia ficción.

También Dominique González-Foerster, aunque es una artista nacida en los años sesenta, lleva tiempo imaginando mundos que oscilan entre la ficción y la no-ficción. De este modo, para Alienarium 5, que pudo verse en la Serpentine de Londres, creó un entorno especulativo que invitaba a imaginar posibles encuentros con extraterrestres. En la creación de este entorno sobrenatural, una pregunta estaba en el aire. ¿Qué pasaría si los extraterrestres pudieran enamorarse de nosotros? Su trabajo solicita al público a reunirse con amor por los demás y por los visitantes del espacio exterior.

A diferencia de estos microuniversos que miran al espacio, el mundo de Nellie Mae Rowe, una artista negra autodidacta que vivió en una zona rural de Georgia durante la era de Jim Crow, era su hogar y su jardín. Estos los transformó en un entorno artístico asombrosamente construido y en cambio constante. Su obra fue más allá de su presente siendo consciente de cómo el entorno urbano estaba causando auténticos estragos en su comunidad. A pesar de ello, con su creación de entornos lúdicos, infantiles y espirituales logró escapar de una realidad desafiante y extremadamente dura para los negros del sur.

En muchas ocasiones la manera de imaginar otros posibles no puede evitar pasar por la memoria y la historia. Es el caso de Carlos Bunga cuya instalación ocupó el Palacio de Cristal de Madrid manifestándose como un grito de resistencia al poder y un homenaje a aspectos que muchas veces no queremos ver. Esto es, cómo algunas personas tienen que reinventarse o reinventar su entorno, únicamente para sobrevivir. Y cuando, a pesar de ello, no hay posibilidad de supervivencia la muerte nos aguarda, pero, ¿de qué forma? Sobre este tema reflexiona la artista Every Ocean Hughes entrando de lleno en el tema tabú de la muerte. Lo enfoca desde una perspectiva queer que atiende al cuidado a través de la figura de la Doula cuya misión es cuidar de los cadáveres realizando funerales caseros.

En realidad, el cuerpo es el principio y el final de transformación. Algo que lleva tiempo investigando La Ribot transfigurando libremente las artes performáticas. La coreografía que fluye sin saberse bien hacia dónde se dirige se convierte, de hecho, en búsqueda de uno mismo. Lo vimos en LaBOLA, en la Sala Alcalá 31 de Madrid, una performance que retrataba un mundo en constante mutación mediante un frenético intercambio de objetos y prendas. El cuerpo como lugar de aprendizaje y de descubrimiento de uno mismo, a través de otro que lo trastorna.