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Siguiendo la premisa de coleccionar para coleccionistas, Edith Payer, Pamen Pereira y Javier Félix, en la pasada edición de JUSTMAD 2019, establecieron un diálogo a tres bandas partiendo de la idea de colección
Rastrear es el primer imperativo para comenzar una colección guiada por una obsesión de ordenar no solo las cosas, sino los estados. Emocionales o simplemente derivados de la curiosidad, de querer aprehender para domesticar los indescifrables trastornos del espíritu, generalmente aleatorios, desde una perspectiva extendida en el cauce del tiempo. Precisamente siguiendo un rastro, comenzó esta pequeña colección de colecciones de artistas que presento, tras mi reciente visita a la 10ª edición de la feria de arte emergente contemporáneo JUSTMAD 2019 que tuvo lugar en el Palacio Neptuno de Madrid. Es este un diálogo íntimo, y no premeditado, a tres voces. Edith Payer, Pamen Pereira y Javier Félix, con modos distintos de acercarse a la idea de colección, nos muestran sus producciones, para ataviar gabinetes de maravillas; sus vivaces still lifes, que contemplamos extasiados por el estímulo de asistir a lo introspectivo, a una investigación de la esencia de lo esencial. Al fin y al cabo, coleccionar, consiste en usurpar el espacio y repletarlo con reliquias, que perpetúan la vida.
Edith Payer. El impulso de saber y ordenar
La primera mirada que impacta la tuve con el trabajo de Edith Payer (Austria. 1975), obra que presentaba la galerista Lena Frimüller de Galerie 3 / Flux 23 (Viena). Y fue precisamente Lena la que me dio la clave. El propósito de la serie Sloane’s Agony de Edith Payer es “musear cosas”, expresa ocurrente. Es una forma de ser “coleccionista para coleccionistas”, añade. En el preámbulo de esta serie de Payer está la colección del médico británico Sir Hans Sloane (1660-1753), que incluye un ingente número de cuerpos, sustancias o materias, acumuladas por todo el mundo, de especímenes vivos y vegetales, objetos, libros, manuscritos y un extenso herbario. Recopilación que, en lo sucesivo, fue determinante para la fundación del British Museum [Museo Británico].
De esta manera, concatenando la pasión de Sloane por coleccionar con la suya por clasificar, desde 2011 Edith Payer lleva sumergida en Sloane’s Agony [La Agonía de Sloane], una colección escrupulosamente ordenada que sigue, según aparenta, un esquemas estético, por colores o temas; por materiales y formas. En conjunto son “hallazgos varios que organizados y colocados en vitrinas, hacen visibles las masas de la vida cotidiana actual”, explica la artista. Más allá de esto pervive la concepción de entablar “no solo la relación con el objeto humano sino también la transitoriedad en el tiempo”, concluye.
Pamen Pereira. Venerar las propias huellas
También con la intención de coleccionar descubro en esta edición de JUSTMAD 2019 la serie Life I’m your lover [Vida, soy tu amante] de Pamen Pereira (Ferrol, Galicia. 1963). Aquí la propia experiencia vital es, apreciablemente, determinante. El propósito, como apunta Asunta Rodríguez, galerista de TRINTA arte contemporánea, es la de “hacer un dietario de su vida”. Encontramos así, recopiladas, cosas que Pamen Pereira se encuentra, igual que en el caso de Edith Payer, pero en su visión hay un rastro evidente con la experiencia personal. Un rastro que está conectado, por otra parte, con la naturaleza y lo místico, determinantes en todo su cuerpo artístico.
La artista gallega a la que recientemente el MUSAC le ha dedicado una exposición retrospectiva, con esta obra parece querer recuperar su historia personal en una poética de signos que aluden a lo esencial de esas pequeñas cosas, de esos pequeños gestos, que escriben o reescriben la historia haciéndola inconfundible. Gestos que componen un viaje por la tentativa de lo intangible, que Pereira busca hacer tangible registrando la expresión de momentos si bien perecederos, indelebles en el registro.
Javier Félix. Estudios para una colección de momentos y afectos
Con respecto a Javier Félix (Bogotá, Colombia. 1976), representado por la galería Perve de Portugal, su idea de coleccionar surge de su interés por hacer bocetos y estudios que buscan construir una temporalidad que concrete su práctica artística. El propio artista define las obras que hemos podido contemplar en JUSTMAD 2019 referidas al tema en cuestión, a las que identifica con los títulos de Identikit 2 y Oda al hombre civilizado, como “colecciones de momentos y afectos”. Estas obras están marcadas por su interés en el cuerpo humano y la fascinación que en él ejerce la madera, con la que enuncia un manifiesto de identidades. Propias, pero también identidades colectivas, que explora, acercándose a lo indígena. Igualmente, referencias al arte clásico o el cine, entre otras cosas.
Hay a la par, en estas piezas de Javier Félix, un interés por el fragmento, el cuerpo humano, y la construcción de una narrativa que comienza a maniobrar desde el momento en el que se selecciona o se crea una pieza, que precisa de otras, para ser, para subsistir. “Al ser puesto en una colección, esta pieza encuentra su lugar, ya que ninguno de estos fragmentos está completo sin su contraparte”, aclara el artista. Es por eso que la representación de estas obras también está muy relacionada con el cómic, en el sentido de que los compartimentos que delimitan estas composiciones para gabinetes de maravillas, se comportan como viñetas que estructuran el relato.