Rosana G. Alonso

El diálogo que entabló la revista peruana Amauta, en torno a la cual el Museo Reina Sofía articula una exposición, invita a repensar una actualidad dirigida a la crítica contemporánea y al momento que está atravesando actualmente América Latina

revista Amauta | Foto: © StyleFeelFree
Portada del primer número de la revista Amauta | Foto: © StyleFeelFree

Con motivo de la presencia de Perú como país invitado de la feria de Arco, a punto de inaugurarse, el Museo Reina Sofía, en colaboración con el Museo de Arte de Lima y el Blanton Museum of Art de la Universidad de Texas, dedica una exposición a Amauta, la revista fundada y dirigida en Perú por José Carlos Mariátegui (1894-1930. Perú). El recorrido que propone el centro de arte se expande, inevitablemente, más allá de los límites de la propia publicación. Con Redes de Vanguardia: Amauta y América Latina, 1926-1930 se ofrece un panorama que explora, entre otras cosas, algunas de las escenas y debates de vanguardia que marcaron el arte latinoamericano de los años veinte esencialmente en Argentina, México y Perú, con el indigenismo como punto central de estas discusiones.

Sobrepasando las lecturas que ofrecieron estas vanguardias, el reto consiste en entender el nuevo enfoque que abrazaron. Una perspectiva que Manuel Borja-Villel define como “una visión plural donde hay diversas tendencias, que no son formalistas ya que el estilo y la forma no son lo central; sino que hay otros elementos más importantes que tienen que ver con un posicionamiento estético y al mismo tiempo político, que son una forma de entender la práctica artística”. De ahí que esta ocasión sea una invitación abierta a reflexionar sobre el papel que está desempeñando en nuestros días América Latina en el mundo, con la enorme crisis en torno a Venezuela. Y en todo esto, situar el imaginario indígena para ver de qué forma se ha desplazado de todas las políticas, no ya su representación que sigue estando viva en algunos espacios, sino su presencia real en los territorios que lleva habitando y preservando desde tiempos inmemoriales.
 

El sueño de Mariátegui, el amauta de un siglo XX de ideales frustrados

Ya desde la primera portada de Amauta, en septiembre de 1926, la cabeza de un indio, el Willaq Umu, sumo sacerdote del imperio incario, era evidente el propósito de José Carlos Mariátegui, el fundador de esta publicación. Marxista de convicción, como la mayoría de los pensadores y artistas de la época vinculados a las vanguardias, lo que tenía en mente tras su regreso a Perú después de ser deportado por Augusto Leguía, era peruanizar el Perú. Así lo estaba haciendo ya a través de la columna de igual nombre que publicaba en Mundial. Cuando Mariátegui lanzó el primer número de Amauta en estrecha colaboración con el pintor indigenista José Sabogal, que realizaría la portada y sugeriría el título, tenía en mente la proyección de un sueño.

Carlos Quízpez Asín en la revista Amauta | StyleFeelFree
Obra: Alegoría a los labradores, 1928 de © Carlos Quízpez Asín | Foto: © StyleFeelFree

El sueño que buscaba Mariátegui, en palabras de Natalia Majluf co-comisaria junto a Beverly Adams de la exposición que dedica el Museo Reina Sofía a la revista era el de “crear una cultura indigenista” que formaría parte de “una primera etapa que llevaría a una transformación que incorporaría al indígena en el imaginario nacional”. De hecho la publicación nació, prosigue Majluf, “como una revista claramente identificada con el indigenismo, el movimiento cultural y político que cohesionó a los intelectuales peruanos en torno a la vindicación de «lo indio» y produjo una radical redefinición del imaginario nacional”. Sin embargo, esta corriente, lejos de tener una orientación ensimismada en una idea fija, “constituyó un horizonte amplio de visiones y proyectos enfrentados, que puso en debate perspectivas divergentes en torno a la vindicación de las poblaciones indígenas y su incorporación a un nuevo paradigma de la cultura nacional”, concluye la comisaria.

Simultáneamente a estas reflexiones, Mariátegui defendió el indigenismo porque visibilizaba a un grupo social relegado y oprimido, abriendo las páginas de Amauta a las obras del grupo de artistas argentinos que se conocen como los Artistas del pueblo, por su compromiso político. En este grupo se encontraban José Arato, Adolfo Bellocq, Guillermo Facio Hebequer, Abraham Vigo y el escultor Agustín Riganelli. Artistas que perfectamente podían convivir, en las páginas de Amauta, con otros aparentemente muy distanciados entre sí. Desde Agustín Lazo a Diego Rivera, Carlos Quízquez Asín, Adolfo Bellocq o Emilio Pettoruti, entre todos compusieron una línea editorial abierta. Mariátegui ya lo expuso en el primer número de la publicación “esta revista, en el campo intelectual, no representa a un grupo. Representa más bien un movimiento, un espíritu. En el Perú se siente desde hace algún tiempo una corriente, cada día más vigorosa y definida, de renovación. A los autores de esta renovación se les llama vanguardistas, socialistas, revolucionarios, etc. La historia no los ha bautizado definitivamente todavía. Existe entre ellos algunas discrepancias formales, algunas diferencias sicológicas. Pero por encima de lo que los diferencia, todos estos espíritus ponen lo que los aproxima y mancomuna: su voluntad de crear un Perú nuevo dentro de un mundo nuevo”.

No obstante los ideales de Mariátegui para con Amauta pronto tuvieron que enfrentarse a su propia realidad social. En el periodo conocido como el Oncenio, la libertad de expresión estaba en horas bajas y las imprentas de los diarios de oposición al gobierno de Sabogal tuvieron que hacer frente a la confiscación de sus bienes. En 1930, cuando Mariátegui murió, su ideal de inspiración marxista, aunque había dejado una huella imborrable, quedaba inconcluso. Por esta razón fácilmente se le pueda asociar con el proyecto que también quedó truncado en la Rusia revolucionaria, a quien estos días la Fundación Mapfre le dedica la exposición De Chagall a Malévich: el arte en revolución, que justamente cierra su exploración en 1930. Aunque vistas las obras de una y otra muestra y los artistas que las protagonizan, casi parece una el reverso de la otra, por ello mismo ambas completan un fascinante viaje por una de las épocas de la historia más singulares del siglo XX. Un tiempo que invita a reflexionar sobre qué formas de gobernanza podrían garantizar los ideales alcanzables sin desvirtuarlos; de qué forma se podría impedir la vulneración de ciertos derechos que deberían de ser inherentes a cada individuo solo por el hecho de nacer; o de qué modo se podría garantizar la práctica política y real de todos los ciudadanos en estados libres y abiertos, que preservaran y garantizaran sus culturas propias, sin poner unas formas culturales locales por encima de otras, y sin cerrar fronteras a lo foráneo.

Amauta y la evolución de los modelos comunicativos

Hay otro punto de vista que se puede extraer de Redes de Vanguardia: Amauta y América Latina, 1926-1930 y es el que implica al propio medio. Amauta como muchas revistas en el primer tercio del siglo XX fue una publicación de corta duración, que dio sin embargo, en tampoco tiempo, voz a un buen número de intelectuales de la época. En sus páginas escribieron entre otros César Vallejo, Luis E. Valcárcel, Armando Bazán, César Falcón, José María Eguren, César Miró, Unamuno, Diego Rivera, André Bretón, Juana de Ibarbourou, Gabriela Mistral o Máximo Gorki.

Hoy en día con la presencia totalizadora de las redes sociales que invitan a debatir en espacios cerrados, en torno a círculos de iguales, enfrentados a sus oponentes, sería muy complicado convencer a nuevos librepensadores a participar desinteresadamente en canales abiertos al debate que buscan pasar de entender el mundo que nos rodea, a encontrar vehículos propios de acción crítica que lo cambien. Por otra parte, especialmente los medios culturales, se conforman muchas veces con ser meros voceros de las instituciones que los alimentan. Y estas, a su vez, en contrapartida, parecen estar cómodas con los medios que vehiculan el discurso oficial sin salirse de la tangente. Algo absurdo y poco productivo cuando muchas de las exposiciones que proponen estos centros solo tienen sentido en el debate y la confrontación de ideas, como esta que nos ocupa. Fuera de esto, su cometido social deja de ser. Y así, ni se puede hacer, ni tiene sentido que se haga. Por lo que los pocos que intentamos crear espacios para el diálogo libre de interferencias, no dejamos de golpearnos continuamente contra las paredes de un habitáculo aislado e invisible, que nadie ve. Así visto, es complicado tejer un mapa de relatos. Por el contrario, la génesis del proyecto acaba por convertirse en dispositivo aislado, que al final entra en el juego de oficialidades, impedido a ser proyecto pertinente en un siglo XXI que necesita voces, para hacer ruido que sea más difícil de silenciar. Habrá que buscar otros derroteros.
 

Revista Amauta | StyleFeelFree

Distintas portadas de la revista Amauta en la exposición Redes de Vanguardia: Amauta y América Latina, 1926-1930 | Foto: © StyleFeelFree

José Sabogal | StyleFeelFree

Ilustración: Fiesta de © José Sabogal, 1929 en la exposición Redes de Vanguardia: Amauta y América Latina, 1926-1930 | Foto: © StyleFeelFree

Julia Codesido | StyleFeelFree

Obra: Mercado indígena, 1931 de © Julia Codesido en la exposición Redes de Vanguardia: Amauta y América Latina, 1926-1930 | Foto: © StyleFeelFree

Revista Amauta | StyleFeelFree

Espacio expositivo en Redes de Vanguardia: Amauta y América Latina, 1926-1930 | Foto: © StyleFeelFree

DATOS DE INTERÉS
Título: Redes de Vanguardia: Amauta y América Latina, 1926-1930
Artistas: varios
Comisariado: Beverly Adams y Natalia Majluf
Coordinación: Beatriz Jordana
Organización: Museo de Arte de Lima y Blanton Museum of Art, Austin con la colaboración del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y el apopyo de Promperú
Lugar: Museo Reina Sofía
Itinerancia: 20 de junio de 2019 al 22 de septiembre del 2019 en el Museo de Arte de Lima / 17 de octubre de 2019 al 12 de enero del 2020 en el Palacio de Bellas Artes, Ciudad de México / 16 de febrero del 2020 al 17 de mayo del 2020 en el Blanton Museum of Art, Austin
Fechas: del 19 de febrero de 2019 al 27 de mayo de 2019
Horario: consultar
Actividades relacionadas: Ciclo de conferencias: Indigenismos. Arte y diferencias en América Latina (1919/1979/2019). 19 y 21 de febrero, 3 y 22 de abril a las 19h / Documentos 10. Interrogando el archivo José Carlos Mariátegui y la revista Amauta. 11 de abril a las 18h
Precio [entrada a exposición]: consultar