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Descubrimos las 30 mejores películas del 2016 [ estrenadas desde el 1 de Enero hasta el 31 de Diciembre de 2016 en España ] para hacer un repaso a la actualidad, desde el prisma del cine, atendiendo a las transformaciones sociales
Estamos en una época de grandes transformaciones. La revolución digital ya lleva una década cambiando drásticamente la forma de comunicarnos y la tendencia es que los nuevos descubrimientos tecnológicos acaben tomando el control total de nuestras vidas, si no lo evitamos, terminando así con cualquier rasgo de individualidad (sin el sesgo negativo que en los últimos años ha ido adquiriendo la individualización, es decir entendida esta como una independencia del ser sustentada por la garantía de su privacidad y el respeto a las ideologías o creencias individuales, sin necesidad de estar vinculadas a ningún grupo de poder o control). Sin embargo, el cine todavía no ha ahondado en esta realidad, salvo perfilando personajes al margen de la tendencia de querer vigilarlo todo sin saberse vigilado, como refleja Jim Jarmusch en Paterson y Tobias Nölle en Aloys, construyendo, este último, un tipo un tanto misántropo que curiosamente es un detective que se inmiscuye en la vida ajena. Ambos personajes están inspirados en individuos que reflejan el rechazo a las formas de control social, manteniéndose aislados de vehículos a través de los cuales se registra un control jamás imaginado, lo que les convierte en atractivas figuras sociales al margen de tendencias, ya que hay un rechazo consciente a esta forma de alienación social.
Sin embargo esta incipiente revolución digital todavía no ha derivado en una eclosión de películas futuristas y predictoras de una realidad cercana que cambiará, ya está cambiando, pero la tendencia se prevé mucho más agresiva, las formas de relacionarse, de producir, de distribuir, de diagnosticar, de almacenar, de consumir o de disfrutar del ocio. Tal avance supondrá evidentemente un mayor ahorro de tiempo que por otra parte hará posible que nuestras humanas vidas se conviertan en un fluir de continuas experiencias que nos harán olvidar el alto precio que supondrán estos placeres vacuos y mercantiles, que previsiblemente, nos sumirán en una vorágine aún más consumista puesto que la duración de dichas experiencias, tenderán a ser más cortas y menos saciantes.
Al margen de esto, hay otra realidad más alentadora. El cine está cambiando los patrones de género. Las mujeres cineastas tienen más posibilidades de exhibir sus películas y de que resulten de interés para públicos diversos. Como prueba, el rotundo triunfo de Maren Ade con Toni Erdman en los recientes Premios del Cine Europeo y que se estrenará en España en el 2017. Hay más mujeres en la industria pero aún les queda por ganar mucho terreno para que no sea tan difícil, al menos para algunas, tener la oportunidad de exhibir sus películas sin necesidad de renunciar a nada. Faltan oportunidades, obviamente, para que la excelencia entre géneros sea equiparable. Sin embargo, hay otro resultado que conforta y resulta más efectivo en el largo camino por la igualdad, al margen de cuotas por géneros en la dirección de filmes. El cine está cambiando paulatinamente la forma de entender los roles y cada vez hay más protagonistas femeninas con papeles brillantes y esperanzadores, independientemente de que tras la dirección estén hombres o mujeres, algo que lleva tiempo demandando la sociedad. El mayor ejemplo es la magnífica Historia de una pasión dirigida por Terence Davies que lleva años dignificando la presencia femenina en el cine. Incluso Nanni Moretti que acostumbra a protagonizar sus propias películas, ha decidido convertir en su alter ego a una mujer en Mia madre, su último proyecto . Otros han preferido hacer retratos corales femeninos que dejan ver la camaradería entre iguales, ampliamente difundida en el cine, pero generalmente, entre el género masculino. Tal es el caso de Nuestra hermana pequeña del japonés Kore Eda, Bar Bahar de Maysaloun Hamou, Mustang de Deniz Gamze Ergüven o Las amigas de Àgata, una película que de por sí es un trabajo coral femenino dirigido, a partes iguales, por Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius y Marta Verheyen como proyecto de fin de carrera en Barcelona. Además, la valentía y arrojo personal, tan masculinos en el cine, ahora también tiene tirón en la pantalla, sin necesidad de recurrir a estereotipos sexualizados. La Doctora de Brest, Mi amor y Mustang, todas ellas francesas y dirigidas por mujeres, son una muestra de ello. Justo en un momento en que el cine francés no se encuentra en el mejor momento, las realizadoras son las que están cosechando una cinematografía más fructífera. A otro ejemplo de visibilización de valentía femenina responde el documental sobre Janis Joplin o la película Nahid, acercándonos a las dificultades de encontrar un camino propio, para la mujer, en Oriente Medio. Y entre tanta representación de la homosexualidad que hemos tenido este año, tanto femenina, pero también masculina, destacaría la elegancia de Carol de Todd Haynes, menos ostentosa que otras películas con la misma temática y lúcida en la caracterización de unos años cincuenta de descubrimientos personales, en la época dorada de un incipiente capitalismo de espejismos.
Finalmente, otra de las tónicas del año fue la del despunte del cine asiático, incluyendo a Oriente Medio, en las salas españolas. De Japón, China, Corea, Irán o India. Hay de hecho una proliferación del Nuevo Cine Indio que muestra realidades poco conocidas del país, como pudimos comprobar en la excelente Tribunal o Masaan, las dos cintas dirigidas por jóvenes que están marcando las pautas de un hacer que nos acerca a realidades, que de otra forma, sería más difícil de descubrir. Lo que nos aproxima también a una cinematografía variada en la que el cine estadounidense tiene que vérselas con la factura, muchas veces impecable, y con mayor capacidad crítica y humana de otros países de Europa, Asia y América Latina. Es lo que toca, la globalidad también tiene que repercutir en la presencia de voces distintas. No vamos a tener que cargar con todos sus males, sin encontrar ningún beneficio a cambio.
MEJORES PELÍCULAS DEL 2016:
- Historia de una pasión (Terence Davies)
- Francofonia (Aleksandr Sokurov)
- Las mil y una noches, vol.II (Miguel Gomes)
- Yo, Daniel Blake (Ken Loach)
- Tribunal (Chaitanya Tamhane)
- El cuento de la princesa Kaguya (Isao Takahata)
- La juventud (Paolo Sorrentino)
- Aloys (Tobias Nölle)
- Janis (Amy J. Berg)
- Ahora sí, antes no (Hong Sangsoo)
- Más allá de las montañas (Jia Zhangke)
- Nahid (Ida Panahandeh)
- Fuego en el mar (Gianfranco Rosi)
- Bar Bahar (Maysaloun Hamoud)
- Carol (Todd Haynes)
- Mia madre (Nanni Moretti)
- Neruda (Pablo Larraín)
- Mi amor (Maïwenn)
- Desde allá (Lorenzo Vigas)
- Paterson (Jim Jarmusch)
- Nuestra hermana pequeña (Kore-eda Hirokazu)
- Mustang (Deniz Gamze Ergüven)
- La clase de esgrima (Klaus Härö)
- Anomalisa (Charlie Kaufman)
- Las amigas de Ágata (Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius y Marta Verheyen)
- La doctora de Brest (Emmanuelle Bercot)
- Masaan (Neeraj Ghaywan)
- Los exámenes (Cristian Mungiu)
- La invitación (Karyn Kusama)
- La Comuna (Thomas Vinterberg)