Rosana G. Alonso
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El suspense psicológico de ‘La invitación’ es además una proposición abierta que nos incita a pensar a cerca de lo individual, lo colectivo y los sucedáneos que lo pueblan, lo que la convierte en una cinta de género con calado social

La invitación | StyleFeelFree
Fotograma de La invitación | StyleFeelFree

Las reuniones de amigos con cena de por medio son un recurso bastante asiduo en el cine de suspense actual que nos han dejado buenas oportunidades de entender las motivaciones psicológicas de los personajes que determinan estas cintas. En Coherence, James Ward Byrkit utilizó este recurso con un resultado más o menos acertado pero también más inverosímil y de manera menos evidente que Karyn Kusama en esta película, La invitación, a la hora de atemperar lo psicológico a lo social. Por medio de un perspicaz guión que avanza paulatinamente consiguiendo que el ritmo sea el adecuado para que como espectadores no tengamos ocasión de lanzarnos sobre nuestros smartphones, algo cada vez más habitual en las salas de cine, Kusama consigue plasmar con credibilidad su mejor película hasta la fecha, gracias al espléndido guión de Phil Hay y Matt Manfredi enfrentándose a cuestiones que resultan pertinentes en sociedades que tienden a lo perverso imbuidas por colectividades que prometen un edén cada vez más lejano, si no se remedian antes los males del colapso emocional originado por un narcisismo favorecido por los socialmedia, e incrementado por la insatisfacción que genera el hecho de que todo esté al alcance de cualquiera, aunque luego descubramos que se trate tan solo de sucedáneos. Sucedáneos del amor verdadero, de la fe verdadera, de la amistad verdadera. Sucedáneos para todo cuando lo que creíamos verdadero descubrimos que no existe, que también había timo en esto. Necesitamos sucedáneos. Para aliviar el dolor y colmar la vida. Casi nada. Sucedáneos que tienen un coste para alcanzar metas individuales que no pueden cuantificarse. Pero en un mundo en el que todo puede adquirirse, en el que nos han adiestrado para que creamos que todo es posible y se puede alcanzar en poco tiempo, los sucedáneos se vislumbran como atajos que allanan el camino.

De ahí que proliferen nuevos dogmas que prometan devolvernos la fe individual a través de colectivos tóxicos que bloquean el pensamiento individual. Como además vivimos tiempos de decepción en todos los ámbitos, los sucedáneos no parecen tal sino nuevos mesías que vienen para rescatarnos, cuando la salvación solo puede ser individual o no ser. En La invitación  existe claramente un diálogo continuo entre lo individual, especialmente motivado por dos personajes claves en la cinta (sobre todo, Logan Marshall-Green) y lo colectivo. Y es en esa tensión donde la película se sitúa triunfadora con respecto a otras del género que sobrevaloran el entretenimiento, sin prestar atención a temas de calado social que aquí se dibujan sin perder de vista que es una cinta para amantes del género de suspense psicológico.
 

Tráiler de La invitación | StyleFeelFree Youtube

FICHA TÉCNICA
Título original: The Invitation (La invitación)
Dirección: Karyn Kusama
Guión: Phil Hay, Matt Manfredi
Fotografía: Bobby Shore
Diseño de producción: Almitra Corey
Vestuario: Alysia Raycraft
Música / banda sonora: Theodore Shapiro
Montaje: Plummy Tucker
Reparto: Logan Marshall-Green, Michiel Huisman, Tammy Blanchard, John Carroll Lynch, Mike Doyle, Emayatzy Corinealdi, Karl Yune, Toby Huss, Marieh Delfino, Michelle Krusiec, Lindsay Burdge, Aiden Lovekamp, Jordi Vilasuso, Jay Larson, Danielle Camastra
Fecha de estreno España: 8 de Abril de 2016
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