Rosana G. Alonso
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Elocuentemente lírica, ‘Masaan’ no hace sino confirmar que el nuevo cine indio, de efectivo realismo, está tomando las riendas de una cinematografía hasta ahora liderada por Bollywood

Masaan | StyleFeelFree
Fotograma de Masaan | StyleFeelFree

El que ha tenido la ocasión de conocer India con interés y tiempo para filtrarse en sus evidentes pluralidades, habrá podido constatar que las realidades manifiestas en sus bulliciosas e hiperpobladas urbes, se tornan de una complejidad difícil de asimilar a primera vista para el turista acomodado. Las tradiciones más arcaicas conviven con las ganas de experimentar y transgredir en una población, especialmente la joven, que no parece saber muy bien donde ubicarse entre tantas voces confusas. Voces que acaban volviéndose ruidos y que interfiriéndose las unas a las otras, van construyendo una moral, que en no pocos casos, se precipita al abismo en ese desconcierto de no saberse dónde.

Basta con acercarse al cine de Anurag Kashyap, uno de los narradores indios más comprometidos con su realidad, para entenderlo si no nos dejamos nublar por un local que visto sin tantos remilgos, siempre tiene algo de universal. Por mucho que algunos críticos quieran ver en el cine fronteras difíciles de cruzar, la experiencia de poder meterse en otras culturas y sociedades a través de un formato que permite tanta profundidad, cuando este es fiel a su entorno, es una de las experiencias más satisfactorias por vívidas. No deja de ser una ocasión de viajar, de ver a través de otros ojos, de sentir con otra piel, de acercarse a ese otro desconocido que ya no está allí, si no aquí.

Con Neeraj Ghaywan, discípulo de Kashyap, que ahora estrena Masaan, su primer largometraje, la experiencia se aproxima a la del autor de películas ya clásicas como Black Friday o más recientemente, la contundente y estremecedora Ugly. La realidad vuelve aquí a superar la ficción. En Masaan, no tanto en el relato, como en la capacidad que tiene Ghaywan de hacernos partícipes de una intimidad elocuentemente lírica que se desenvuelve con mucha fluidez consiguiendo que el relato avance tan rápido, a través de dos historias que se entrelazan, que no deja al espectador distraerse en florituras, que las hay, porque tiene que haberlas. India también es eso. Y sus florituras se tornan mágicas en días festivos, en sus decorados e iluminaciones callejeras. Pero sobre todo, en algunos gestos que denotan una ingenuidad palpable en las relaciones entre hombres y mujeres por ese nefasto velo de la censura, que tiene al menos el poder de que las relaciones sentimentales puedan sentirse como algo más épico y mágico que en sociedades excesivamente capitalizadas.

A esto hay que añadirle el gran acierto de elegir Varanasi como lugar para la acción que se convierte en un personaje indispensable de la película, teniendo en cuenta que es una localidad sagrada para los hindúes donde la muerte y la vida conviven con toda naturalidad. Sobre la muerte, la vida, el amor, lo sagrado y la libertad de elegir un camino propio, gira precisamente Masaan, sorprendiendo muy gratamente por la enorme luz y dignidad que tienen unos personajes femeninos que sin duda, son y serán claves para el cambio en una India que tiene que buscar la forma de salir del atolladero social en el que está, reivindicando lo que es esencial y prescindiendo de lo que la está lastrando para convertirse en un estado-nación que en lo cultural, está dando signos de coraje y creatividad que ya quisieran muchos.
 

Tráiler de Masaan | StyleFeelFree Youtube

FICHA TÉCNICA
Título original: Masaan
Dirección: Neeraj Ghaywan
Guión: Varun Grover, Neeraj Ghaywan
Fotografía: Avinash Arun Dhaware
Dirección artística: Ranjit Singh
Vestuario: Shruti Kapoor
Música / banda sonora: Bruno Coulais, Indian Ocean
Montaje: Nitin Baid
Reparto: Richa Chadda, Vicky Kaushal, Sanjay Mishra, Shweta Tripathi, Nikhil Shani
Fecha de estreno España: 9 de Septiembre de 2016
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