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Con ‘Aloys’, Tobias Nölle demuestra que se pueden hacer películas contemporáneas y esenciales, sin olvidarse del espectador que busca una experiencia sensorial
Hay películas sensacionales que en cambio, adolecen de narraciones poco estimulantes para un espectador que busca la placidez en la lectura que escapa de la experiencia trivial. Las soluciones meditadas que investigan refugios intermedios donde el contenido y la forma conviven sin tensión, son menos abundantes de lo que cabría de esperar en el arte predominante de los últimos años. Aloys, la primera película en solitario de Tobias Nölle (Zurich, 1976), se escapa de este modus operandi que encuentra un acomodo fácil en reglas academicistas o postulados que no dejan lugar a esos espacios mediados entre la razón y la experiencia sensorial, la que transporta a lugares donde el sosiego que se percibe en la construcción de pasajes soñados, permite meditar sin cacofonías.
Aloys, en alusión a su personaje principal, Aloys Adorn, es una excepción a la regla, una pieza que brilla en todas sus aristas, cuando por otra parte, sus personajes principales (Georg Friedrich y Tilde von Overbeck), guardan un cierto parentesco con dos de los protagonistas más memorables del cine de lo que llevamos de siglo XXI. Amelie, interpretado por una Audrey Tautou que después se marchitó como actriz a la sombra de uno de los personajes femeninos más carismáticos de las dos últimas décadas, y que encuentra su semejante en la película que nos ocupa con Vera, la misteriosa mujer que trastoca la existencia de Aloys Adorn, un taciturno detective que guarda cierta analogía con Theodore Twombly , el otro célebre personaje antihéroe más popular de los últimos años, interpretado por un Joaquin Phoenix en estado de gracia en Her.
Más allá de las comparaciones Aloys es una cinta radiante que encuentra un lugar propio por sí misma, un espacio habitado por individuos alienados a los que les cuesta encontrar una razón de ser sin la proyección de un ego virtual sobredimensionado. Pero Tobias Nölle les da una razón para vivir gracias al poder de los encuentros que hacen fortalecer la imaginación. Para ello, hace una perfecta ósmosis entre el armazón de una historia impecablemente editada que se vale de una fotografía evocadora de paisajes, unos personajes llenos de matices que evolucionan por medio de un guion en donde el suspense se abre paso a otra dimensión tan estilizada como sugestiva, y una destreza inmejorable en la ejecución del cine como herramienta mágica que permite pasar de lo real a lo subconsciente, con una ligereza diáfana.
Deliciosamente sensorial, Aloys nos recuerda, con una acertada composición y ejecución, que “todo lo que sentimos está en nuestra cabeza, en nuestro interior, y es lo único que cuenta”. Lo que nos lleva a pensar que el único valor intangible en sociedades contemporáneas, son nuestros sentimientos auténticos y el poder de una imaginación a la que de momento, los gigantes de la red, no tienen acceso. Tiempo al tiempo.
Tráiler de Aloys | StyleFeelFree Youtube
Título original: Aloys
Dirección: Tobias Nölle
Guión: Tobias Nölle
Fotografía: Simon Guy Fassler
Diseño de producción: Su Erdt
Música / banda sonora: Tom Huber & Beat Jegen
Montaje: Tobias Nölle
Reparto: Georg Friedrich, Tilda von Overbeck
Fecha de estreno España: 2 de diciembre de 2016