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Si por algo reconoceremos el año 2022 cinematográfico es por su necesidad de expresar el amor en todo su espectro, barriendo los moldes
En las películas que se estrenaron este año en España hemos visto cómo algunas de las más sobresalientes abordaron temáticas amorosas. Regenerando el género romántico el amor sirve ahora como una forma de rebelión ante un mundo caótico y demandante que nos quiere atomizados y consumistas. Y ante esta imposición externa, sus ideales desarticulan las razones del deseo. Del mundo material de las cosas al de las emociones intangibles.
Si en la década de 2010, hasta la pandemia, la hipersexualización sintomática de una sociedad consumista era la tónica, especialmente este año hemos asistido a un interés por aquello que pone por encima el sentimiento a la instrumentalización de los cuerpos. En este sentido, las tramas que siguen en la lógica de un deseo, que busca una emancipación fallida cuando rehúsa una ambición personal legítima de alcanzar la gracia, se sienten fuera de foco, anacrónicas. El empeño del amor como acto de libertad frente al uso del otro como objeto de consumo resulta bastante más contemporáneo que la vorágine acumulacionista que no se revela ante el paradigma social del contexto político y económico.
Parece algo natural que el amor esté presente en lo cinematográfico, pero en realidad no lo es tanto. La década del diez arrancó con ciertas reticencias para mostrar la necesidad de alcanzar la pureza del ideal romántico. Escribía hace unos años a propósito de esto que quizás en la expresión amorosa había riesgo de caer en roles de género clicheados por una ficción que, hasta hace muy poco, no tenía en cuenta al espectador, y mucho menos a las espectadoras. Sin embargo, cineastas como Joachin Trier en La peor persona del mundo o Jacques Audiard en Paris, distrito 13 han resuelto la ecuación con éxito asumiendo el contexto socio-cultural y mostrando los afectos en un momento concreto en el que la mujer ya no es ni musa sumisa, ni víctima. Quizás sí pueda seguir siendo una mujer fatal, en su caso, cuando su deseo choca con su afán de libertad.
El amor indaga y toma otras formas. Ya no está constreñido a un estatus, a una edad, a un molde. También se ha perdido el miedo al sesgo de los géneros o de la orientación sexual, por lo que no se limita a la expresión de un ideal homosexual que parecía ser el único que podía alcanzar la idea de sublime en el presente. No obstante, no podemos olvidar que el amor sáfico fue el detonante de esta tendencia. Primero Carol, de Todd Haynes; y luego Retrato de una mujer en llamas de Céline Sciamma. Fueron películas que abonaron el terreno para que los personajes femeninos pudieran expresarse libremente. Expresarse como seres sintientes que eligen y discriminan, que experimentan y se extralimitan en su afán de amar sin restricciones.
En esta lista no están las que en mi opinión son las mejores películas del año, sino algunas de las mejores en función a una temática que seguirá floreciendo en todas las artes como alternativa a una materialización cada vez más ingrávida en la que apenas nos reconocemos como seres independientes con capacidad de discriminar y valorar. A pesar de ello, también tenemos que ser críticos con esta tendencia porque seguimos estando moldeados, incluso en el amor, por la conveniencia social que, asimismo, puede condicionar y desnaturalizar lo que solo puede ser libre. En realidad, el único amor posible no está en el otro, sino en nosotros mismos cuando reconocemos el poder que nos arrastra hacia la plenitud o el vacío.
¿Qué vemos cuando miramos el cielo? — Alexandre Koberidze
Ras vkhedavt, rodesac cas vukurebt? (What Do We See When We Look at the Sky?) 2021, Georgia
La peor persona del mundo — Joachim Trier
Verdens verste menneske (The Worst Person in the World). 2021, Noruega
Fuego — Claire Denis
Avec amour et acharnement (Both Sides of the Blade). 2021, Francia
Compartimento nº 6 — Juho Kuosmanen
Hytti nro 6 (Compartment No. 6). 2021, Finlandia
Un amor en Escocia — Bouli Lanners, Michelle Fairley, Tim Mielants
L’ombre d’un mensonge (Nobody Has to Know). 2021, Bélgica
La mujer de Chaikovski — Kirill Serebrennikov
Zhena Chaikovskogo (Tchaikovsky’s Wife). 2022, Rusia
El agua — Elena López Riera
Sundown — Michel Franco
Paris, distrito 13 — Jacques Audiard
Les Olympiades (Paris, 13th District). 2021, Francia