Rosana G. Alonso

El museo Guggenheim de Nueva York presenta la retrospectiva más amplia, hasta la fecha, realizada en los Estados Unidos del artista italiano Alberto Burri

La obra del artista italiano Alberto Burri (Italia, 1915 – Francia, 1995) ya descansa en las paredes del Museo Guggenheim de Nueva York. Bajo el título Alberto Burri: The Trauma of Painting  el centro de arte gestionado por la Fundación Solomon R. Guggenheim pretende situar al artista como protagonista central del arte de la II Guerra Mundial revisando al mismo tiempo las narrativas tradicionales de los intercambios culturales entre EEUU —donde el artista, casado con la bailarina y coreógrafa estadounidense Misa Craig, residió durante los meses de invierno a partir de 1963— y Europa, en los años cincuenta y sesenta. Esta muestra, la mayor hasta la fecha en los Estados Unidos, reúne más de un centenar de obras entre las que se encuentran muchas piezas que no se habían visto antes fuera de Italia. Desarrollada en las rampas del museo de forma cronológica, está organizada en función a sus series siguiendo los procesos del artista en base a los materiales, procesos y gamas cromáticas que utilizó.

Burri, figura clave en la transición del collage al ensamblaje, apenas si utilizó la pintura o la brocha de manera convencional. En su lugar, trabajó, entre otros procesos, cosiendo y quemando las superficies a las que les confirió una calidad táctil que anticiparía el arte post-minimalista y feminista de la década de los sesenta. Siguiendo este proceder, cruzó la línea entre la pintura y el relieve escultórico traumatizando la estructura misma de la pintura propiamente dicha a través de la punción, haciendo evidente y reconstituyendo el soporte. Evidencia de ello son sus sacos de fibra rasgados y remendados, lienzos jorobados y plásticos industriales derretidos que utilizó a menudo haciendo alusión a la piel y las heridas infringidas en ella, siempre a través de un lenguaje puramente abstracto.

Para comprender este actuar hay que remitirse a su biografía. Alberto Burri, médico de profesión, fue requerido para servir al ejército italiano en el norte de África durante la II Guerra Mundial. Durante este episodio de su vida, fue internado en un campo en Texas cuando su unidad fue capturada en Túnez. Aquí comenzó a pintar prisioneros de guerra y tras su regreso a Italia en 1946, se dedicó exclusivamente al arte; una decisión motivada por sus experiencias de primera mano durante la guerra que culminó con una deplorable derrota para Italia. Su método artístico, sin embargo, fue evolucionando desde sus primeros paisajes y bodegones que fueron expuestos en la galería La Margherita (Roma) en 1947, hasta la experimentación con sustancias alquitranadas, superficies de piedra pómez, pinturas de esmalte industriales y armaduras de metal. Una realización esta que comenzó a experienciar después de viajar a París y Nueva York donde participó en diversas exposiciones.

En lugar de utilizar la pieza cohesiva tradicional de lona estirada, Burri montó sus obras manipulando pigmentos poco ortodoxos y humildes, así como materiales prefabricados con los que compuso acumulaciones que destruyen la integridad del plano del cuadro. A partir de trozos de tela, madera desmembrada, chapas de acero soldadas, capas de fundido, remaches, grapas, soldaduras y fundidos, desafió las nociones de pureza y formas reductivas rompiendo con lo gestual, con las superficies pintadas del expresionismo abstracto americano y el arte europeo. Hizo del lienzo un soporte donde mostrar las heridas de guerra.

En el itinerario propuesto por el Guggenheim se pueden ver sus Sacchi  (sacos), realizados con restos cosidos y remendados de bolsas de arpillería desgarradas, en algunos casos combinados con fragmentos de ropa desechada. Menos populares, también están su serie Catrami  (alquitranes), Muffe  (moldes), Gobbi  (jorobados, o lienzos con protuberancias), Bianchi  (monocromos blancos), Legni  (combustiones en madera), Ferri  (placas de hierro o relieves murales salientes, hechos en acero prefabricado y laminado en frío), Combustioni plastiche  (combustiones de plástico o láminas de plástico derretido), Cretti  (agrietamientos que produjo con cellotex, un producto a base de caolín y cola) y Cellotexworks  (aglomerados).

Además, la instalación incluye una nueva película encargada por el Museo Guggenheim al cineasta holandés Petra Noordkamp. Se trata de un filme que documenta el singular memorial Grande cretto, encauzado desde la corriente artística conocida como land art y que el artista no logró ver acabado —el último tramo fue terminado póstumamente en 2014—. Levantado sobre la ciudad de Gibellina (Sicilia), una ciudad devastada por un terremoto en 1968, se trata de una estructura colosal que se percibe como un gran manto de cemento blanco que cubre las ruinas de la ciudad formando senderos que serpentean un área de aproximadamente 20 acres. La película captura Grande Cretto  como una obra experimental dotada de un sentido espacial e histórico que culmina la trayectoria de Burri con un aprovechamiento de la circunstancia y el momento que sólo pueden entenderse participando de lo emocional en lo matérico.
 
Alberto Burri | StyleFeelFree

Obra: Ferro SP  (Iron SP), 1961 de A. Burri | Galería nacional de Arte Moderno y Contemporáneo, Roma © Fondación Palazzo Albizzini | Foto: Antonio Idini | StyleFeelFree

 

DATOS DE INTERÉS
Título: Alberto Burri: The Trauma of Painting
Artista: Alberto Burri
Lugar: Museo Solomon R. Guggenheim, 1071 Fifth Avenue, Nueva York
Fechas: 9 de Octubre de 2015 – 6 de Enero de 2015
Entrada: 25$ (general), 18$ (estudiantes, mayores de 65), gratis (menores de 12 años y miembros del museo)