Rosana G. Alonso
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Acaba de presentar su película, ‘La consagración de la primavera’, en el Festival de San Sebastián 2022, y con él hablamos para tratar de descifrar el origen de una cinematografía que se enfrenta al tabú

Fernando Franco | Entrevista | StyleFeelFree. SFF magazine
Fernando Franco en el 70 SSIFF | Fotografía: R.Xo para © StyleFeelFree. SFF magazine

Su cine siempre transita por lugares apartados que pueden ser incómodos para el espectador. Sin embargo, Fernando Franco (Sevilla, 1976) aclara que sus temáticas no tienen nada que ver con su personalidad. Lo que le interesa es indagar en una otredad, de silueta femenina, que ilumina. En su nueva película, este paso de la oscuridad a la luz es más acusado. El cineasta sevillano hace un retrato que destapa algo soterrado y lo convierte en ofrenda. Es el viaje que emprende Laura (Valèria Sorolla) por su sexualidad, encontrándose con sexualidades en los márgenes del canon. De ahí que, aunque podríamos caer en la tentación de pensar en la Elodie Bouchez de Los juncos salvajes, solo tiene en común con ella un destino. Aquel donde liberarse de ataduras internas. Para escapar de esos territorios oscuros en los que, a veces, habita la mente.

(Rosana G. Alonso) En general, tu cine es muy oscuro porque entras en lugares no transitados que pueden generar cierto rechazo en el espectador. Digamos que te enfrentas a lo que puede ser considerado tabú. A pesar de ello La consagración de la primavera podría ser tu película más luminosa y esperanzadora. ¿En qué momento te encuentras?

(Fernando Franco) Yo, en realidad, no soy una persona oscura. No es que a priori me interese la oscuridad. Bueno, escucho música muy oscura, pero soy bastante luminoso en general. Un poco serio, pero luminoso, al final. Lo que pasa es que me interesan los temas que son tan subterráneos que la gente suele mirar para otro lado. Por ejemplo, el tema de la enfermedad mental o de los cuidados de una persona que está en situación terminal, que fue mi segunda película. O, en este caso, algo que tiene que ver con la sexualidad. Puede ser tanto gente que puede tener una diversidad funcional o una discapacidad; como un bloqueo, que es lo que le pasa a la protagonista de esta película en un momento concreto. Esto es algo de lo que creo que tampoco se habla mucho. Son temas que me interesan.

¿Qué es lo que pasa? Que justamente estos temas me parece que son oscuros. Pero no en un sentido peyorativo o porque tengan algo intrínseco, digamos, negativo. Lo que ocurre, simplemente, es que hay prejuicios o tabúes. Entonces, mi acercamiento busca mirarlo desde un sitio que contrarreste esto. Es decir, con una mirada más normalizadora que, en la medida de lo posible, contrarreste ciertos prejuicios. Mi intención es que seamos capaces de reconocer que es la mirada la que puede tener prejuicio, porque una persona que está en una silla de ruedas, que tiene una parálisis cerebral, puede tener deseo sexual y relaciones sexuales. Otra cosa es que nosotros no nos hayamos parado a pensarlo. El otro día una persona me preguntaba si no me parecía un poco sórdido. Yo decía que no, que estaba en su mirada. No es sórdido que una persona con parálisis cerebral tenga sexualidad, igual que cualquier otra persona.

(RGA) ¿Cómo llegas a esta historia y a Telmo Irureta?

(FF) Llego a esta historia a través de una chica que me habla de la sexualidad de la gente que está en silla de ruedas, con parálisis cerebral. Me doy cuenta que es algo en lo que yo no me había parado a pensar, pero que te rodea todo el tiempo. A partir de ahí, me pongo a investigar y documentarme, a leer sobre ello. No porque me plantease hacer una película sobre el tema, porque yo no quiero hacer una película sobre ese tema. Yo quería que esto orbitase sobre otras cosas. No me gusta el cine de tesis, ni moralista, ni nada de eso. Por eso, no juzgo a los personajes, ni hablan de mí. Eso sería un ejercicio de narcisismo. Estos personajes no son yo, ni hacen cosas que necesariamente haga yo. Entonces, justamente escribo de estos personajes y, a partir de aquí, surgió el reto de encontrar a quién los interprete. Tenía claro que el personaje de David, que interpreta Telmo Irureta, no fuese un actor. No quería a alguien haciendo “de”, y es algo de lo que no me he arrepentido en absoluto. Me parece que Telmo es necesario para la película. Y lo encontré a través del casting. Apareció Telmo, y fue un milagro, por otro lado.

(RGA) Esto además entronca con otra cosa que es la dualidad entre psicología y corporalidades. Tus películas, hasta ahora, tienen todas mucha relación con el cuerpo. En sí no es que sean táctiles, pero el cuerpo sí tiene un papel muy importante. Es que además, a través del cuerpo experienciamos el dolor. Entonces esa dualidad mente y cuerpo está muy presente. ¿Cómo lo enfrentas o cómo lo percibes tú?

(FF) Fíjate que esto nunca me lo habían preguntado. Bueno, lo de la psicología sí, pero el tema de los cuerpos…Sí, sí que es verdad… A mí lo que me gusta es el retrato.

(RGA) Es que la corporalidad es muy importante en tu cine. ¿No crees? Una chica que se autolesiona en La herida, la muerte en Morir

(FF) Sí, sí, si soy consciente de eso. Pero nunca nadie me lo había planteado.

(RGA) Además, en esta película es muy evidente

(Fernando Franco) Claro, claro. Me gusta la fisicidad. Me gusta retratar. O sea, a mí me parece un cine de retrato. No quiero hacer un cine de peripecia. Es decir, en mis películas no pasan grandes cosas. Digamos que a nadie le va la vida en lo que hace. Me gusta retratar los rostros y las caras porque somos también un cuerpo. Obviamente, parte del bloqueo que puede tener la protagonista es psicológico, pero está conectado con algo físico también. Me parece interesante retratar esto y siempre moviéndome un poco en el alambre, ¿no? Haciendo funambulismo para no caer en el morbo, ni ser tan casto. La cosa es, vale, tengo que enseñar. Pero hasta qué punto enseño y cómo lo hago, cómo mido la distancia, dónde coloco la cámara, cuánto muestro, cuánto no muestro. Ese es un poco el reto cuando ruedas algo, cómo lo miras.

(RGA) En este personaje, en Laura, además, me llama también algo la atención. En realidad, conecta mucho con el de Ana en La herida, aunque es menos traumático. Laura no tiene la presión psicológica que tenía Ana o no es consciente de que tenga un problema. Pero ambas proceden de un entorno familiar que, digamos, no ha sido el más favorecedor para su crecimiento personal. Aunque evidentemente no son el mismo personaje

(FF) No, no lo son.

(RGA) Pero tienen similitudes, ¿te lo planteabas?

(Fernando Franco) No me lo planteaba, no. No como una prolongación el uno del otro. En todo caso, una prolongación a la contra, porque es más joven. Pero sí, supongo que tienen elementos en común. Esto es complicado de sintetizar. Sí que es verdad que el personaje de Ana en ‘La herida’ recurre a la autolesión que es la manera de catalizar algo de emoción a través del cuerpo. Y en el personaje de Laura hay un bloqueo emocional conectado con el cuerpo también. Entonces sí, creo que hay elementos en común.

(RGA) Y las dos vienen del mismo lugar. En cierta forma, de entornos familiares que intuimos no las han dejado desarrollarse con normalidad…

(Fernando Franco) Sí, pero yo creo que, por ejemplo, el personaje de La herida, que a estas alturas del partido creo que ya podemos hacer spoiler, apunta a que puede haber algo oscuro en su entorno familiar. Bueno, hay gente que lo ve y gente que no lo ve. Los elementos están ahí, pero no todo el mundo los ve porque no está anunciado, hay huecos en la narración. Pero sí, se podría apuntar a que cuando ella va a la boda a ver al padre, y le dice que es un hijo de puta, ahí están saliendo cosas que son la punta del iceberg de algo que no estamos viendo en la película pero que, probablemente, el personaje se sostiene sobre eso. Y en este caso, en La consagración de la primavera, sí creo que la familia condiciona mucho al personaje, pero no en un sentido como en La herida que podía tener más que ver con el abuso. Aquí es por una cuestión cultural que le toca, porque su familia puede ser conservadora. Pero ella es joven y empezará a volar, y seguramente se podrá distanciar de eso.

(RGA) Bueno, es que la edad es clave aquí

(FF) Sí, es un coming of age. Pero el coming of age en este caso es, deliberadamente, un caballo de Troya para meter otro tipo de cosas por ahí.

(RGA) Luego hay otros rasgos en común en tus películas y es que siempre has puesto en primer lugar a los personajes femeninos. Es cierto que ahora muchos cineastas se han empezado a dar cuenta de que la mujer había estado un poco apartada y ahora empieza a tener notoriedad en el cine. Pero tú, sin embargo, siempre lo has hecho, ¿no?

(FF) Sí, desde mis cortos.

(RGA) ¿Consideras, quizás, que la mujer puede tener mayor riqueza emocional que puede interesarte más explorar?

(Fernando Franco) Sí, probablemente sea una riqueza emocional que me interesa más porque la conozco menos, no la conozco de primera mano. Me interesa explorar temas que no conozco. Con el trastorno límite de la personalidad me pasó un poco lo mismo. No lo conocía y me puse a bucear un poco en eso. Me gustan los retos de meterme a conocer algo… Entonces, no sé, obviamente yo soy hombre, no soy mujer. Estoy hablando de mujeres porque hay algo que me atrae para retratar o algo en lo que me apetece indagar. También es que vengo muy influenciado de mujeres. A mí me gusta mucho el cine de retrato y las películas de retrato que más me gustan, y esto es una cosa que he pensado a posteriori, están todas protagonizadas por personajes femeninos. Desde Muchette, de Bresson; hasta Cleo de 5 a 7; o Jeanne Dielman.

(RGA) Películas que te han marcado

(FF) Que más me han marcado, sí. Supongo que si me marcan como espectador es porque tenía un interés genuino en eso. De alguna manera es algo que está plantado a la hora de hacer.

(RGA) Y ya para finalizar, ¿qué relación tiene Ígor Stravinski con la película? En realidad La consagración de la primavera no es solo el título de la película. Vehiculiza, además, el relato. Como título, ¿estaba ya desde el principio?

(Fernando Franco) No, no, o sea, a ver. Igual desde el principio está Stravinski, pero no era el título de la película. Hubo referencias, en algún momento, a un concierto de música clásica, a La consagración de la primavera. De ahí, hay varias cosas que me gustan. Me gusta Stravinski, me gusta La consagración de la primavera y me gusta el punto de transgresión que tiene, que para mí es importante e interesante. Luego, digamos, que la conjunción de esos dos términos: consagración y primavera tienen una relación directa en la película. Por un lado, la primavera tiene que ver con el renacer, el florecer. Y por otro lado, consagración es el momento en el que algo profano pasa a ser sagrado. Sin querer llegar a esos niveles que tienen que ver con la religión, sí que creo que en la película hay algo que pasa que puede estar vinculado con una idea de sucio que pasa a algo más elevado, más bello.