Rosana G. Alonso

Uno de los artistas más comprometidos con la actualidad, Travis Somerville, nos concede una entrevista que aguardaba su momento desde que descubrimos su trabajo en ARCO. Su exposición actual en el CAC Málaga es una ocasión inmejorable para acercarnos a su obra

Travis Somerville | StyleFeelFree
Obra: Coming Home, 2016 de © Travis Somerville | Maus Contemporary | StyleFeelFree

Es difícil entre todas las propuestas de una feria de Arte que algún artista, aislado entre un montón de ideas inconexas despunte en recintos feriales que no favorecen precisamente la introspección entre tanto atropello. Sin embargo la obra de Travis Somerville (1963, Atlanta, EEUU) en la edición del 2016 de Arco llamaba la atención porque difícilmente podías permanecer indiferente a una miscelánea de elementos que conforman su arte y que dirigen la atención directamente sobre la actualidad. Su historia personal parece haber sido determinante en su trabajo. Hijo de un sacerdote y una profesora implicados en la lucha por los Derechos Civiles, toda su obra trata de descubrir la historia oculta, que investiga en un intento de acercar el pasado al presente para darle luz tratando de explicar las relaciones humanas, mientras explora las complejidades del racismo y la opresión, principalmente en los EEUU, pero también destapando cualquier rastro colonial no directamente relacionado con su tierra natal.

Actualmente, una buena parte de su trabajo, casi una decena de obras, entre las que se incluyen sus más recientes propuestas, puede verse en la exposición Homeland No security  en el CAC Málaga, una muestra comisariada por Fernando Francés que lleva ya dos meses en el museo malagueño invitándonos a reflexionar sobre el mundo que hemos construido. Travis Somerville profundiza y analiza la problemática de la descomposición social mostrándose inconformista con el sueño americano que los Estados Unidos proyecta al resto del mundo. Las aguas cenagosas entre las que se abre paso no le impiden avanzar. Acostumbrado a lidiar con contrastes que lo colocan en un lugar incómodo donde se sitúa tanto su obra artística, como vital, no parece temer a las preguntas que en muchos casos evitan las generaciones más jóvenes, según he podido comprobar en mis reiterados intentos de encontrar respuestas a través de otros, y que han frustrado alguna que otra entrevista. Somerville trabaja con respuestas, buscando constantemente que estas clarifiquen el caos que le permita hallar un camino de esperanza, de paz, de verdad.

Una verdad difícil de desenmarañar cuando permanece oculta tras subterfugios que apelando a las emociones, buscan dirigir la opinión pública y que Travis Somerville logra hacer visible, obligando a mirar en una dirección que el espectador puede verse tentado a evitar, para eludir responsabilidades. Para él, como para Bruce Conner, un artista que como Somerville eligió San Francisco como lugar de residencia, la obra artística tiene que mirar hacia atrás, rescatando elementos dispares que en conjunto se enriquecen los unos con los otros en obras que recuerdan a los ensamblajes, una técnica, la del ensamblaje, que tuvo su mayor apogeo desde finales de los cincuenta del pasado siglo, época en la que Conner investigó en esa dirección. Travis Somerville supera en cambio esa dialéctica evolucionando por influencia de una contemporaneidad que le proporciona las herramientas para explicar un mundo que encuentra en el collage, la ilustración e incluso el grafiti, una recomposición de una realidad compleja que explora, encarándola de frente, a través de diferentes formatos y materiales con los que apela a la historia, rememorando, en algunas circunstancias, obras clásicas como La balsa de la Medusa, 1819 de Théodore Géricault en su obra The Raft; o bien, recuperando objetos o materiales que reutiliza como es el caso de bolsas para transportar comida de animales que recobra convertidas en soporte para una serie de obras recientes realizadas en grafito. Hay en todos estos gestos, una conciencia moral, una responsabilidad de ser y una intención de aproximarse a un otro que le concierne, independientemente de su condición, raza o religión.

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Obra: Nevermind, 2016 de © Travis Somerville | Maus Contemporary | StyleFeelFree

¿Tiene alguna influencia tu biografía en tu trabajo o eres un mero observador de la vida que refleja lo que ve? De tener influencia tu biografía, ¿qué aspectos han marcado tu obra?

Travis Somerville: Mi biografía probablemente es el factor que ejerce mayor influencia en mi trabajo. Fui criado en el sur de los Estados Unidos dentro de una familia muy liberal en los tumultuosos años sesenta y setenta. Mis padres estaban muy involucrados en el movimiento de los Derechos Civiles y esa experiencia, como niño que era entonces, ha afectado enormemente a mi trabajo. Pienso en mi familia como una isla de integridad en un mar de hostilidad. Mi trayectoria artística versa sobre los oprimidos y espero que, de alguna manera, ayude a sacar a la luz a los opresores.

En tu forma de representar el arte hay muchos elementos simbólicos que se entremezclan configurando una obra compleja si atendemos a los detalles y muy diáfana en el conjunto, ya que es fácil captar la esencia de los relatos que motivan tu arte. ¿Qué decisiones tomas a la hora de abordar tu trabajo para que el conjunto prevalezca por encima de los numerosos registros que lo integran?

Travis Somerville: Utilizo imágenes históricas yuxtapuestas con imágenes contemporáneas para crear un diálogo entre nuestro pasado y nuestro presente. Tengo la sensación de que el uso de imágenes históricas favorece la conversación porque utilizo temas y acontecimientos que todos reconocemos de alguna manera. Mi trabajo evoluciona de una manera muy orgánica. Por lo general comienzo con una imagen central a partir de la cual la obra y la historia se desarrollan. Las imágenes significan cosas diferentes para diferentes personas, pero quiero pensar que a pesar de ello estas cuestiones giran sobre la conversación inicial.

De entre estos símbolos hay a menudo alusiones a la religión, ¿profesas alguna religión o te ha influido la educación religiosa que has recibido? ¿Cuáles son tus valores o creencias en torno a cuestiones religiosas, espirituales o de fe?

Travis Somerville: Mi padre es sacerdote, así que crecí en la iglesia, pero nunca me impusieron la religión. Crecer como hijo de predicador implica tener una infancia muy diferente a la de la mayoría de niños porque estás constantemente bajo el escrutinio de la congregación. En la actualidad no practico ninguna religión, pero me considero cristiano. Mi padre siempre ha dicho que mi trabajo es mi manera de ir a la iglesia. Estoy muy en conflicto con la religión organizada, especialmente con el movimiento conservador de derechas de los Estados Unidos.

«Pienso que los artistas deben prestar atención a lo que sucedió antes que ellos, de lo contrario, nunca avanzaremos»

Además la técnica se advierte también diversa. Te mueves entre diferentes registros y estilos que definen la cultura contemporánea (ilustración, incluso guiños al grafiti, el collage…) y la riqueza de la historia que mencionabas, inspira también tu obra. ¿Cómo definirías tu técnica, qué la inspira y qué hace que esta evolucione?

Travis Somerville: Uso un montón de cosas efímeras y objetos encontrados en mi trabajo. Siempre me han atraído el vintage y los objetos antiguos por su valor histórico. Tengo la sensación de que en la sociedad actual lo único que importa es el momento y no hay respeto por el pasado. De hecho, trabajo con jóvenes estudiantes de arte y su conocimiento de la historia del arte es muy limitado, algunos no saben nada anterior a la década de 1980. Me parece muy decepcionante. Pienso que los artistas deben prestar atención a lo que sucedió antes que ellos, de lo contrario, nunca avanzaremos.

A pesar de que mis pinturas son narrativas, para mí, en primer lugar, giran en torno a la pintura. Con la obra narrativa la gente espera que todo tenga un sentido, por eso me gusta trabajar con elementos abstractos y objetos encontrados. Tengo la sensación de que esto ayuda a crear una historia que al no ser tan obvia al principio, hace que el espectador mire más profundamente la obra.

Las crisis políticas y humanitarias relacionadas con las personas en tránsito y los refugiados, así como las injusticias sociales, son los temas centrales de tu trabajo, ¿piensas que el arte tiene la obligación de denunciar los vicios políticos y sociales?

Travis Somerville: Siento que yo y mi trabajo tenemos la obligación de llamar la atención sobre estas cuestiones. No todos los artistas se sienten de esa manera y eso está bien. Creo que en general los artistas son políticos de una manera u otra. Algunos, como yo, son políticos en su trabajo, así como en su vida cotidiana, lo cual lo atribuyo a mi educación. En tiempos difíciles como los actuales, siempre son los artistas los que registran y comentan las cuestiones sociales y siento que es nuestra responsabilidad hacerlo, pero tampoco juzgo a otros artistas si eligen no hacerlo.

Al optar por este tono de denuncia, en el resultado final quizás prevalezca la desesperanza frente a la esperanza ¿cómo lo aprecias? ¿Tienes confianza en el futuro de la humanidad?

Travis Somerville: Definitivamente creo que hay esperanza para la humanidad, de lo contrario no estaría poniendo tanto en este trabajo. A pesar de todos los males en el mundo, si no ves un rayo de luz, nada tiene sentido. Aunque mi obra trata de imágenes oscuras y a veces dolorosas, creo que a fin de cuentas es muy positiva y puede ser alentadora.

¿Cómo percibes desde EEUU este futuro con Trump en el poder?

Travis Somerville: Pienso que nuestro país está dando grandes pasos hacia atrás con la administración Trump. Está haciendo un montón de daño que puede llevar años rectificar. Me entristece profundamente que Estados Unidos esté tan dividido y alimentado por tanto racismo y odio. Lo único que hay que hacer es seguir avanzando y resistir, y tengo la esperanza de que mi trabajo desempeñe, en todo esto, una pequeña parte.

En Let’s Make a Deal  una niña sujeta un cartel en el que se puede leer posverdad ¿Entiendes que la posverdad es una noción contemporánea que explica muchas de las crisis que vivimos? ¿En qué sentido?

Travis Somerville: El término posverdad fue incorporado oficialmente en el diccionario este año. Vivimos en un mundo de mordiscos  y titulares, y la mayoría de la gente confía en esto para su información. La idea de realidad alternativa  es absurda, es sólo una forma de mentir, pero le damos credibilidad al ponerle una etiqueta.

Hay algunas referencias también a España en tu obra, ¿Cuál ha sido tu primera toma de contacto con España y cómo ha influido en tu trabajo?

Travis Somerville: La primera vez que mi obra fue expuesta en España fue en ARCO en 2015 con Maus Contemporary de los EE.UU, que representa mi trabajo. Posteriormente, estuve en España a principios de 2016, con una exposición individual en la galería Ponce y Robles, en Madrid, al mismo tiempo que en ARCO.

Cuando tengo un proyecto en otro lugar en el que existen diferencias culturales intento incorporar algo de ese lugar en el trabajo tratando de profundizar en su historia para relacionarlo con la historia de los Estados Unidos y los problemas globales contemporáneos. Así, para mi exposición en la galería realicé una serie de dibujos de esclavos abolicionistas famosos y los yuxtapuse con radicales etiquetas escritas en español. En cuanto a ARCO creé War Paint, una instalación escultórica que hacía referencia a Junípero Serra que llegó a EEUU proveniente de España y construyó las misiones a lo largo de la costa de California donde vivo ahora. Esta pieza, que está actualmente en la colección del CAC de Málaga, ha llevado a la actual exposición individual en el Centro de Arte malagueño. Me encanta España y me siento muy en casa.

En Arco concretamente descubrí tu trabajo y parece que funciona bien en España. ¿Consideras que tu obra puede entenderse mejor desde Europa que desde EEUU?

Travis Somerville: Pienso que es una experiencia muy diferente. En los Estados Unidos, el espectador probablemente tenga algún tipo de relación con la imaginería sin importar si conoce o no lo que representa. Llegan al trabajo con un bagaje histórico sólo por ser estadounidenses. En Europa no hay ese equipaje por lo que el espectador puede hablar de ello de una manera diferente, lo cual no significa que los europeos no tengan sus propias atrocidades que den respuesta a lo que ven.

¿Algún proyecto en mente?

Travis Somerville: Acostumbro a ir todos los días al estudio así que estoy constantemente trabajando en nuevos proyectos. Tengo un par de grandes proyectos en los que he estado trabajando durante los últimos años, pero no me siento suficientemente preparado para divulgarlos.
 

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Obra: War Paint, 2016 de © Travis Somerville | Cortesía de CAC Málaga | Maus Contemporary | StyleFeelFree

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Obra: Great Expeditions, 2009 de © Travis Somerville | Cortesía de CAC Málaga | Maus Contemporary | StyleFeelFree