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Unidos por su pasión por la música y por un sueño inquebrantable, ‘A-ha: la película’, de Thomas Robsahm, devuelve el pasado haciendo un recorrido a través de la trayectoria de la banda noruega
Animaciones en blanco y negro muestran la inocencia de un sueño que se hizo demasiado grande. Así empieza a-ha: La película, el documental de Thomas Robsahm que sigue a la popular banda a través de su historia hasta la actualidad. Comenzaron en Noruega, siendo unos niños de 12 que soñaban con ser estrellas un día. Como Jimi Hendrix, The Doors o Joy Division. Pål solía escribir las letras y tocaba la guitarra mientras Magne era el teclista y se dedicaba a componer las canciones. Crecieron anhelando un sueño que sabían que pronto se haría realidad. Solo les faltaba un cantante. Así, llegó a sus vidas Morten, con quien terminarían formando a-ha. Con un inicio difícil y humilde, tuvieron que sacrificarlo todo para conseguir sacar su primer single: Take On Me. Lo que no sabían es que ese primer gran éxito acabaría siendo la condena del grupo.
Unidos por la pasión a la música, el grupo fue creciendo exponencialmente. Cada vez con más proyectos, más canciones y más sueños. Los principios de a-ha están marcados por la lucha por conseguir esa fantasía y de tal manera, se muestra en la película. La infancia y adolescencia se dibuja con aires melancólicos y nostálgicos, los comienzos en Londres se muestran a través de la escena punk, synth y new wave con fragmentos de otros grupos. Después se entra a los años ochenta fusionando la estética de la época con los comienzos de a-ha y así, progresivamente con los años. De manera progresiva, la apariencia del metraje y la representación del grupo a través de los años va acercándose hacia la actualidad, mostrando las verdaderas sensaciones del grupo.
La materialización de ese sueño y cómo acaba impactando con la realidad se retrata a través del cambio de las estéticas y del ritmo. Su ideal permanece remoto al presente del grupo y se percibe el desencanto paulatino con la imagen de a-ha. La sutileza del metraje deja ver los testimonios y vivencias del grupo sin caer en el sensacionalismo para captar por completo la esencia de a-ha. A modo de caleidoscopio, las entrevistas en el presente acompañan las imágenes del pasado mostrando las vivencias y sensaciones de cada uno de ellos. Mientras tanto, el rodaje de la gira mundial que tuvieron en 2017 demuestra el distanciamiento de los miembros. Cada uno se encuentra en una habitación distinta, en un camerino alejado de los otros y se mueve en distintos coches. Y aún en la discrepancia y alejamiento, todavía se mantiene vivo el proyecto del grupo.
Continúan componiendo canciones, preocupándose por el estado de cada uno y reuniéndose de vez en cuando para grabar o tocar. Los caminos que han escogido finalmente son distintos y en el fondo, todos y cada uno de ellos se comprenden. Ciertamente, lo que les une es la música, es a-ha y aunque el futuro del grupo se mantiene en el aire, el documental consigue transmitir lo que es realmente un sueño. La constancia y persistencia de Pål, Magne y Morten les encaminó hasta mucho más de lo que esperaban. Cuando consiguieron productor, pasaron a un single, a la fama internacional y después a proyectos más ambiciosos en busca de una imagen. Todo por la música, por aquello que anhelaban y que, en cierto modo, todavía sigue vivo en el presente. Ahora la pregunta que queda en el aire es, ¿volverá una vez más a-ha?