El capitán | Un traje a medida 

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Rosana G. Alonso

Alma mater de SFF. Librepensadora observando las dinámicas sociales y culturales desde una perspectiva feminista que se abre a lxs otrxs

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Buceando en las medias tintas, ‘El capitán’, del alemán Robert Schwentke, es un filme que analiza el concepto de autoridad en la figura de Willi Herold

En el verano de 1971, durante seis días, se probó el experimento del doctor Zimbardo en la Universidad de Stanford. De los 18 estudiantes voluntarios de la propia universidad que se prestaron a realizar el que es conocido como el Experimento de Stanford, a unos se les asignó el rol de prisioneros y al resto, el de guardias. En menos de una semana el comportamiento de los guardias, que ejercían la autoridad sobre sus compañeros, fue tan brutal que Zimbardo lo calificó de nazi, teniendo que abortar el estudio.

No obstante la vida real supera con creces los ensayos de estudio. La historia universal está repleta de episodios de gran crueldad que seres humanos perpetraron contra otros seres humanos. En este sentido la película El capitán, de Robert Schwentke, es un análisis admirable de cómo funcionan los sistemas sociales y cómo el concepto de autoridad puede llegar a desbordarse.

En un blanco y negro que determina cierta distancia y desafectación, lo cual es una decisión muy acertada porque evita sobrecargar al espectador con un fuerte impacto emocional, El capitán analiza la condición humana en tiempos de guerra, concretamente, durante la Segunda Guerra Mundial en la Alemania nazi. Al mismo tiempo, plantea un reto moral al espectador en forma de disyuntiva. En un escenario bélico y ante la elección, ¿preferirías sobrevivir siendo verdugo o morir siendo víctima? Con un traje nuevo, Willi Herold, inspirado en el propio Willi Herold, un soldado alemán que participó en la mayor contienda armada de la historia, pasa de estar perseguido a ser un ejecutor sanguinario.

Cuando el cine sigue tendiendo a darle la oportunidad al espectador de identificarse con personajes heroicos, Schwentke cambia el patrón. No hay nada de heroico en el protagonista que interpreta magistralmente Max Hubacher y sin embargo, sirve de espejo distorsionado donde mirarnos. Como muy sensatamente observó Joshua Oppenheimer durante la presentación de su documental The Act of Killing (La mirada del silencio) en el DocumentaMadrid 2015 es fácil identificarnos con el héroe de cualquier historia, pero ¿hasta qué punto no podríamos ser el villano? El momento y las circunstancias son las que determinan, muchas veces, nuestro papel en la historia. Observarlo de este modo como propone el realizador de El capitán, es una invitación abierta a psicoanalizar la historia y sus figuras determinantes, psicoanalizarnos a nosotros mismos, y ver qué podríamos cambiar para evitar la barbarie, a la vuelta de la esquina.

El capitán incita a ponerse un uniforme a medida y experimentar su efecto. Y esta proposición se presenta de la mejor de las formas. Evitando precisamente caer en el cliché, en el dogma, en la polaridad. Como el mismo blanco y negro que viste, es un perspicaz y juicioso filme que bucea en las medias tintas, con una fotografía formidable, para situar a la historia y sus ejecutantes con una visión que busca la amplitud.
 

Tráiler de El capitán | StyleFeelFree Youtube