The Rider | Espléndido equilibrio 

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Rosana G. Alonso

Alma mater de SFF. Librepensadora observando las dinámicas sociales y culturales desde una perspectiva feminista que se abre a lxs otrxs

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Chloé Zhao se involucra emocionalmente en ‘The Rider’, una película que busca el equilibrio perfecto entre realidad y ficción con la presencia de Brady Jandreau, un verdadero cowboy de la América más profunda

En la primera escena de The Rider no parece mediar intervención alguna que falsea la realidad. Un hombre joven corta el vendaje que está envuelto alrededor de su cabeza, para revelar una herida sanguinolenta repleta de grapas que levanta, una a una, con un cuchillo. Esta es la carta de presentación de Brady Jandreau, un joven cowboy que lejos de interpretar se muestra tal cual es, respondiendo, al mismo tiempo, a una masculinidad heredada y aprendida que le insta a seguir unos códigos de conducta. No obstante, no hay riesgo de caer en una hipertrofiada condición de género. Chloé Zhao, directora de la cinta, capta además su sensibilidad, configurando así un personaje, en torno a una figura real, que la mera ficción sería incapaz de construir.

The Rider es la película que tendría que haber servido a Andrew Haigh para la realización de Lean on Pete. Sin embargo, hay un abismo entre las dinámicas de una y otra para hacer creíble la narración. Cabe entonces preguntarse si el cine de ficción no tendría no solo que mirar más a la realidad, sino que adoptar sus estrategias. La admirable Carmen y Lola de Arantxa Echevarría, estrenada recientemente, sirve también de orientación para un nuevo cine que está borrando las fronteras entre lo propiamente documental y una ficción que permite recrearse en sus posibilidades estéticas, ordenar el relato y conducirlo. De hecho, el mejor cine documental está asimismo absorbiendo la estética de un cine de elaboración y representación que se deleita en los modos.

Las formas de estilo de The Rider son tan convincentes y conmovedoras como el propio reparto entre el que figura el padre y la hermana en la vida real de Brady. La fotografía de Joshua James Richards que descubrimos soberbio en Tierra de Dios, explora aquí todas las posibilidades del filme, dejándole el tiempo necesario para permitir al espectador captar el esplendor del paisaje natural y humano, así como la íntima relación entre el contacto entre seres vivos [persona-animal], reflejando entre ellos un vínculo muy especial.

En un mundo de hombres que ostentan una masculinidad adquirida, una mujer, Chloé Zhao, es capaz de mostrarnos un relato auténtico que eriza la piel. Como Valeska Grisebach en Western, la cineasta de origen chino consigue entrar en un mundo masculino y hacer un relato concienzudo de la naturaleza viril. La diferencia entre ambas, no obstante, es que mientras Grisebach hace un descarnado y aséptico retrato de estudio de naturaleza antropológica, Zhao se involucra emocionalmente en la historia para desvelar un mundo ignorado de la América más profunda. Un mundo que pende de un hilo, mientras todas las sociedades están cediendo a un feroz capitalismo que tiende a eliminar las individualidades. Teniendo en cuenta la capacidad de ficcionar la realidad que tiene The Rider para hacerla más cercana y envolvente sin eludir su responsabilidad social, bien podríamos situarla entre las mejores películas del año. Y sin duda, Brady Jandreau es una de las figuras más atractivas del cine más reciente.
 

Tráiler de The Rider | StyleFeelFree Youtube