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Encaminada hacia un mar de posibilidades que nos habla más de libertad que de descubrimiento sexual en sí, ‘Carmen y Lola’, de Arantxa Echevarría, renueva el cine español con el realismo que le hacía falta
Exceptuando la sorprendente carrera de Fernando León de Aranoa hasta Un día perfecto, o la encomiable factura de Antonio Méndez Esparza, cruzado el Atlántico que obliga a mirar a otro lado, la cinematografía española lleva un tiempo rehuyendo la realidad, o cuando no, tiñéndola de cierta hipérbole, más o menos afortunada, según el caso, aunque también reconozco que hay procesos, de realizadores jóvenes que se observan (a sí mismos y a su generación), como ocurre con buena parte del cine catalán más reciente. Una constatación que no deja de ser sorprendente, cuando con poco que nos fijemos en nuestro alrededor con afán de descubrir ese social marginado, es inevitable que nos topemos con historias reales que sería muy interesante ver reflejadas en la pantalla para que el cine cumpla con su cometido de iluminar las zonas en penumbra, sin artificios que tienden a orientar la mirada. En un Estado como el español lleno de contrastes y problemáticas, esto podría alumbrar un local universal que fuese capaz de poner de relieve circunstancias personales, ancladas a lo social, que traspasasen fronteras. Esto es, fomentando el diálogo y el debate de cuestiones que quedan rezagadas por otras consensuadas por una agenda del día meramente partidista.
Con estas premisas sobre la mesa, Carmen y Lola llega como un vendaval de aire fresco que irradia con una historia dinámica en la que el sentido de la cromática, la música y el espacio, colorean el drama retomando un cine que no esquiva lo real, pero que entiende, al mismo tiempo, que la historia tiene que ir hacia un mar de posibilidades que nos hablan más de libertad que de descubrimiento sexual en sí, aunque sea este último concepto el hilo narrativo que guía a sus protagonistas, dos adolescentes gitanas tratando de buscar su lugar en un lugar acotado a costumbres y reglas que no acaban de adaptarse a sus necesidades reales. En este sentido, Carmen y Lola escapa de la tendencia de convertir el cine de temática homosexual en un escaparate de fetiches, explorando más la candidez que recuerda a los modos de Sean Baker en The Florida Project, una película muy distinta desde lo propiamente argumental, pero quizás no tanto en sus derivas, con la que comparte, por otra parte, un modo honesto de encarar lo narrativo que se dirige hacia un arcoiris de oportunidades desenvuelto en situaciones y detalles.
Es evidente también en Echevarría una intención de superar una realidad que acaba por tener un inesperado y súbito halo mágico al que se encaminan algunos relatos de trasfondo feminista, como ocurre en Mustang, de Deniz Gamze Ergüven, cuyo final busca trascender un social fortificado por anquilosados muros que algunos cineastas están tratando de derribar. Por ello, en su debut en el largometraje, Arantxa Echevarría, aunque retoma el camino que abandonó el León de Aranoa de Barrio o Princesas, mirando al mismo tiempo a otros autores europeos como es el caso de los hermanos Dardenne, que la realizadora reconoce como referencia, encuentra un lugar propio desde el que dar voz a minorías proyectando, al mismo tiempo, esperanza. Carmen y Lola es un filme que calibra bien lo que significa y la medida que tiene que tener para no decepcionar al espectador que se deleita en la fábula, pero no quiere cuentos. Ello lo consigue con un reparto excepcional de actores y actrices no profesionales, sin los cuales sería imposible que la película lograse alcanzar el grado de credibilidad que un tema tan sensible requería, entrando en el aparentemente inaccesible mundo de los gitanos, sus jergas y códigos.
Tráiler de Carmen y Lola | StyleFeelFree Youtube
Carmen, una adolescente gitana que vive en la periferia de Madrid, no imagina otro futuro que casarse, tener hijos, y con un poco de suerte, regentar una peluquería, aunque no tiene una formación profesional. Todo empieza a cambiar cuando conoce a Lola, también gitana, que le descubre que las mujeres de su comunidad tienen derecho a soñar otra vida, no reglada por la tradición. Entre ellas empieza a surgir un vínculo muy estrecho. Sin embargo, las costumbres gitanas más arraigadas serán un obstáculo muy importante al que tendrán que hacer frente, si están dispuestas a seguir su voluntad.
Título original: Carmen y Lola
Duración: 105 minutos
Dirección: Arantxa Echevarría
Guion: Arantxa Echevarría
Fotografía: Pilar Sánchez Díaz
Director de producción: Eduardo Santana
Dirección artística: Soledad Seseña
Vestuario: Teresa Mora
Música / banda sonora: Nina Aranda
Montaje: Renato Sanjuán
Reparto: Zaira Romero, Rosy Rodríguez, Moreno Borja, Rafaela León, Carolina Yuste
Distribuidora en España: Super 8 Distribución
Fecha de estreno en España: 07 de septiembre de 2018
Festivales:
Festival de Cine de Cannes (2018): Seleccionada para la Quincena de Realizadores
24 Festival Ibérico de Cine de Badajoz
Nominaciones:
Premios Goya (2019): Nominada a Mejor Película, Mejor Guion Original, Mejor Canción Original, Mejor Actriz Revelación (Rosy Rodríguez) , Mejor Actriz Revelación (Zaira Romero), Mejor Actor Revelación (Moreno Borja)
Premios Feroz (2019): Nominada a Mejor Película Dramática, Mejor Dirección (Arantxa Echevarría), Mejor Guion (Arantxa Echevarría), Mejor Tráiler (Pedro Jiménez)
Premios José María Forqué (2019): Nominada a Mejor Largometraje de Ficción y al Premio al Cine y la Educación en Valores
Premios:
Premios Goya (2019): Premio a Mejor Dirección Novel y Mejor Actriz de Reparto (Carolina Yuste)
Festival Cinespaña – Toulouse (2018): Premio Violeta de Oro a la Mejor Película