Rosana G. Alonso
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Siguiendo la estela del Michel Franco más polémico en su decisión de no endulzar la violencia, David Zonana en ‘Heroico’ busca las causas de la violencia endémica en México

Heroico | Película | StyleFeelFree. SFF magazine
Imagen de la película Heroico | StyleFeelFree. SFF magazine

Que la historia de México está cimentada en la violencia es un hecho que, muchas veces, desde la mirada europea, sigue costando entender. Las críticas vertidas sobre las películas más veristas e impías de Michel Franco han sido una prueba de esa mirada que busca más la complacencia en un mundo ideal al que aspira, que la confrontación con un horror que le convoca. Sin embargo, la violencia necrófila instaurada en el Ejército de México, como demuestra la investigación llevada a cabo por David Zonana en Heroico, reafirma la mirada de Franco. Y no solo de él, sino de otros cineastas mexicanos contemporáneos como Amat Escalante o Tatiana Huezo que no han podido escapar de algo intrínseco a un México que reconoce la violencia como una epidemia que permea en la sociedad. Una violencia que no diferencia clases, razas, religiones, ni géneros según reconoce el propio Zonana.

Aunque la violencia la sufren muy especialmente las mujeres si pensamos en todas las víctimas de crímenes machistas, los hombres también. Como víctimas y como perpetuadores que han elegido ese camino para sobrevivir en un país en el que, en la mayoría de los casos, las clases más desfavorecidas se ven obligadas a tomar la senda del crimen organizado. Bien sea a través de las instituciones que combaten la violencia, paradójicamente, con más violencia; bien sea desde un marco ilegal que ampara el narcotráfico. Para tratar de comprender este entramado que encubre el Estado desde sus organismos oficiales Heroico entra en las fauces del león. Lo hace tras escuchar numerosos testimonios de jóvenes que siguen en el Ejército y ex cadetes que no han soportado sus dinámicas y lo han abandonado. El resultado es una película que indaga en el proceso que convierte a chavales inocentes en soldados deshumanizados preparados para matar.

Este proceso de violencia pone en evidencia cómo el sistema patriarcal obliga también al hombre a aceptar un rol social construido. En Heroico vemos cómo el Ejército es un caldo de cultivo del machismo más extremo. La masculinidad está sustentada por una virilidad sostenida por el abuso. De esta manera, cualquier signo de vulnerabilidad y sensibilidad tiene que ser borrado. Todo, para pertenecer a un reducto que, a pesar de ejercer el maltrato físico y psicológico en sus cadetes, es percibido muy positivamente. El personaje principal de esta cinta tiene ascendencia indígena y para él ingresar en el Colegio Militar Heroico significa poder tener un futuro y un seguro médico para toda la familia. La necesidad es la que lo hace llamar a sus puertas. No sabe que, una vez que entre en este nido de inmoralidad, las vivencias que experimentará lo cambiarán para siempre. Y no solo eso. Su itinerario de transición, que lo prepara para perpetuar y normalizar la violencia, lo está haciendo protagonista de una contra-historia que atenta contra sus orígenes indígenas y la población civil.

Zonana tiene claro su objetivo aquí. Abrir los ojos en base a unos hechos sobre los que tiene la obligación de formular preguntas para tratar de dibujar soluciones. Cuando la espiral ya está en marcha, quizás sea difícil detenerla, pero el cine tiene la obligación moral de desromantizar las distintas realidades que nos determinan. Es evidente que la enfermedad tiene fácil diagnóstico y difícil tratamiento. A pesar de ello, no se puede perder la fe en la voluntad humana y en el poder milagroso del conocimiento. Personalmente, prefiero un cine que despierta a uno que haga soñar. El primero, puede cambiar el estado de las cosas. El segundo, acabará estrellándonos, de seguro, contra la verdad que tarde o temprano nos salpicará.