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La segunda película de Pilar Palomero, ‘La maternal’, es un drama lleno de vida que aborda la historia de Carla, una chica que reside en un centro para menores embarazadas
Pilar Palomero, directora de la aclamada Las niñas, trataba en esta película la transición de la infancia a la adolescencia. De manera natural, en su segundo largometraje, La maternal continúa con este proceso madurativo ofreciendo el drama de Carla, una chica de catorce años que se queda embarazada por error. Al igual que ella, su madre también tuvo un embarazo precoz. Por tanto, tiene miedo de que su hija cometa los mismos errores. Debido a esto y a la mala conducta de Carla, decide que la chica vaya a un centro con personas en su misma situación. Allí escucha de primera mano el relato del pasado de las compañeras. De esta manera, estas historias sirven para realizar una desoladora pero hermosa hibridación entre realidad y ficción en la que la verosimilitud queda muy potenciada.
Pese a que desde el primer acto ya destaca por encima de todo la actuación de la protagonista, una espectacular Carla Quílez, hay otros muchos elementos que resultan brillantes. Uno de ellos es la pericia en la dirección a la hora de colocar la cámara. Palomero retrata la situación de estas chicas sin ningún tipo de juicio de valor. Por lo tanto, el testimonio de los personajes secundarios resulta más que efectivo. Además, las inteligentes elipsis logran que el relato sea muy fluido. La escena del sexo y el parto sólo son levemente mencionadas, sin embargo, quedan perfectamente integradas en la historia. Aunque por un momento ronde la sospecha de que el guion resulta algo irregular, es una simple ilusión. Esto se debe a que desde el inicio hay brillantes escenas con mucha carga dramática por lo que las expectativas, conforme el relato avanza, van incrementando.
A pesar de que obviamente es un drama lo que les sucede a estas chicas, existe una alternancia entre este género y la comedia más que interesante. Las escenas más cómicas sirven para realizar un énfasis mayor cuando el drama se impone, como bien se aprecia en la espectacular metáfora de la escena final. Pese a todos los aciertos, si algo hay que achacarle a esta película es la falta de desarrollo en los interesantísimos personajes secundarios. Su situación queda demasiado expuesta para no revelar ninguna evolución en la última parte del metraje. Esto puede entenderse debido a la necesidad de centrar el foco dramático en Carla, sin embargo, este foco queda más alumbrado cuando las situaciones son corales. No obstante, las contradicciones internas que habitan en la protagonista son tan complejas, y son tratadas con tanta delicadeza, que da la impresión de que nada sobra en esta película.