Rosana G. Alonso

La película ‘Matria’, del gallego Álvaro Gago, acaba de presentarse en la Berlinale donde hablamos con el cineasta y la actriz María Vázquez

Álvaro Gago y María Vázquez en la Berlinale 2023 | Entrevista | StyleFeelFree. SFF magazine
Fotografía: Álvaro Gago y María Vázquez | Foto: R.Xo para © StyleFeelFree. SFF magazine

La implacable mirada de Álvaro Gago (Vigo, 1986) que observa su entorno buscando las flaquezas (y fortalezas) humanas para cuestionarnos como sociedad, está latente en Matria, su ópera prima. Es la puesta en largo de su cortometraje homónimo y está inspirado en Francisca Iglesias, una mujer que cuidó a su abuelo durante los últimos años de su vida. Ahora, para la película que acaba de presentarse en la Berlinale, en la sección Panorama, es una arrolladora María Vázquez la protagonista que interpreta a Ramona. Una mujer en los cuarenta con una hija joven que ha volado del nido materno, y que sobrevive a base de trabajos precarios y relaciones sentimentales tóxicas que la distancian cada vez más de la persona que podría ser.

Esta entrevista tiene lugar en la habitación Arata Isozaki del hotel Hyatt en Berlín. Allí me reúno con Álvaro Gago, María Vázquez y el productor Dani Froiz que atiende a la conversación que mantengo con Gago y Vázquez a unos metros de distancia. En un momento determinado también interviene y lo que en principio presuponía ser una entrevista formal, acotada a un tiempo definido, se convierte en una charla distendida que yo misma tengo que interrumpir porque tengo otro compromiso. Allí, en aquella habitación que ha dejado de ser un centro de prensa por lo que me olvido del cuestionario previo, hablamos de aspectos que atraviesan esta Matria de forma inexorable. Para empezar, de la vida con sus condicionantes sociales. Y en ella la mujer, como metáfora de la tierra, que busca la forma de emerger para realizarse. Como persona. Pero también, desde su condición de matria, como pueblo, como universo en el que entramos todos.

Hay una búsqueda aquí de “justicia poética”, palabras que verbaliza Gago cuando habla del paso del cortometraje al largometraje. Es una justicia que va al encuentro del ideal. Pero por el camino se reflejan todas las luchas. “Matria es la lucha de todas las luchas”, explica el cineasta. Una vez atravesadas, entonces sí, se abre un pasadizo secreto. Desde este instante, podemos atrevernos a franquearlo sin condicionantes de género. Pero hasta entonces quedan muchos escollos que sortear, que mirar de frente, sin tibiezas. Desde un lugar en el norte de España, desde una “Galicia estéril” que habla de todas las tierras estériles que habitamos, se empieza a gestar la utopía que queremos. Matria no deja de ser una fábula social que no puede sino tener alma de mujer vilipendiada y herida en lo más profundo.

Llevas una trayectoria importante haciendo cortometrajes, pero este es tu primer largometraje, ¿cómo fue ese salto? ¿Cómo vives este viaje?

(Álvaro Gago) Yo no lo percibo como un salto. De hecho, tampoco lo percibiría como un salto hacia atrás el hecho de rodar otros cortometrajes. Son diferentes formatos que pueden convivir, que pueden dar lugar a diferentes maneras de contar y, en función de lo que tengas en la cabeza y un poco las posibilidades que le veas a ciertas cosas, puedes saltar de uno o a otro. Yo creo que voy a intentar mantenerme abierto para volver, e ir, volver, e ir. Entonces, bueno, la historia de hacer un largometraje fue algo natural que sentí. La primera sensación que tuve es que quería expandirme en el universo de Ramona cuando rodé el último plano del cortometraje homónimo en 2017. Ella está en aquel pabellón, en las escaleras. Ahí termina su día, su rutina, y hay un pequeño momento de felicidad. Después, ya vuelve a pensar en la fábrica a la que tiene que volver al día siguiente, en la casa a la que tiene que volver… Y me acuerdo de rodar ese plano y de manera muy nítida pensar en que tenía que sacarla de ahí, aunque solo fuera en la ficción, aunque solo fuera por justicia poética.

Pero, ¿fue fácil? Quiero decir, a nivel de producción, ¿encontraste dificultades? Porque claro, no es lo mismo un cortometraje que ya dar el salto a un largometraje de ficción que necesita más recursos y financiación.

(AG) A nivel producción no fue fácil, no.

¿Por ser el primero, quizás?

(Álvaro Gago) No, yo creo que no es fácil para nadie. Hay que lucharlo mucho. Y vas poniendo piedras, y piedrita a piedrita, lo consigues. Pero nosotros hemos recibido muchas negativas durante el proceso de producción. Con nuestros guiones, nuestros dosieres, con los laboratorios a los que aplicábamos. Y la historia era resiliencia pura. Y sigue, y dale, y vamos a creer en la película y en las personas que tenía a mi lado, empezando por Mireia Graell y Dani Froiz. Después se sumó María Zamora con Avalón, que ahora son Elástica Films y Avalón. Fueron personas que en aquellos momentos iniciáticos también me sostenían. Es decir, aunque tuviésemos alguna negativa…

¿A pesar de estar ya en los Goya nominado? Quiero decir, tus cortos tuvieron ya una trayectoria importante.

(AG) Sí. A ver, a nivel de financiación yo sentía también que había una querencia, tampoco lo voy a negar. Por ver qué es lo que hacía, cuál era la primera propuesta… Pero nos dieron la ayuda del ICAA, luego también tuvimos apoyo de la Televisión de Galicia… entonces, bueno, también hubo ciertas cosas que fueron bien, pero las luchamos mucho. Hubo gente que no entró de buenas a primeras. Esto es, la narrativa no es exclusiva de éxito. Cualquiera se puede reflejar en esto porque los Goya, por ejemplo, no te aseguran nada.

Ya, pero es que además la perspectiva que tomas es como muy contundente. Tú decías que habías tenido incluso algún problema a la hora de mostrar tu guion, ¿no? ¿Quizás para encontrar producción te pusieron alguna pega? Porque se ve muy claro tu posicionamiento político, de género.

(AG) Espero que no y al mismo tiempo espero que sí.

A ver, respeto muchísimo lo que estás haciendo y además me parece muy importante porque creo que tu mirada, tu punto de vista, es como muy necesaria. Porque es verdad que últimamente empieza a haber más personajes femeninos con fuerza, pero también contenidos, como que están muy manipulados.

(María Vázquez) Yo creo que precisamente Álvaro es una persona que observa muy bien. Que por eso igual no dice que hay un posicionamiento, que sí que lo hay.

(Álvaro Gago) Sí que lo hay.

(María Vázquez) No es que quiera dar un discurso con lo que cuenta.

(Álvaro Gago) Exacto, no es didáctico.

(MV) Es que hay un matiz diferente. Hay que dejarlo claro porque sino puede parecer que quiera dar un discurso y encima desde su condición de hombre que sabe el discurso que quiere ofrecer… Más bien está escuchando.

De hecho, sorprende que sea un hombre el que está detrás de esto.

(MV) Es el mejor piropo que se le puede decir.

(AG) Nos lo dijeron ayer en el cine, fue muy especial.

Porque es súper natural y eso es algo que quiero que vosotros me desarrolléis un poco más. A mí lo que me sorprende es que con personajes como el de Ramona de pronto se diga que es una mujer con carácter, como si eso fuese algo extraordinario. Pero en realidad, ¿consideráis que es extraordinaria o es una persona corriente?

(María Vázquez) Sobre todo lo importante es que Álvaro luchó mucho y yo con él, por supuesto, para no salvarla en todos los sentidos. Hay una cosa con las mujeres que a veces tanto carácter no está bien visto. Y tendemos a pensar “a ver si va a caer mal”. Es que no tenemos por qué caer bien todo el rato. Porque las personas tenemos aristas, y las mujeres también. Y esto, es muy difícil de verlo en el cine porque hay una tendencia a reflejarnos más correctas o más… Y esto a mí me parece maravilloso, la posibilidad de darle todos esos matices. Y ponerte a observar a las mujeres reales que están en la calle y que viven como pueden.

Es que lo magnífico del personaje es que sea alguien común en realidad, que no esté heroizado, como ocurre en general, en el cine actual, en este tipo de personajes femeninos.

(Álvaro Gago) Que viene de la calle, real.

Bueno, obviamente depende del contexto del que cada uno venga, eso es evidente.

(AG) Por cierto, una narrativa muy presente en Asturias con los hombres.
[Antes de entrar de lleno en la entrevista Álvaro, pensando que soy gallega, me habla en gallego. María, muy perspicaz, se percata de lo que está ocurriendo, y una vez aclarado que procedo de Asturias él comenta que es tutor en Film LAB, un programa que busca impulsar el sector del cine en Asturias]

¿Qué quieres decir?

(AG) Pues que se glorifica mucho un pasado que tiene parte de verdad. Por supuesto, hay mucha garra asturiana, una sangre revolucionaria muy presente, pero las personas tenemos defectos también, ¿no? Y hay que reconocerlos, y mirarnos en el espejo. Esto lo hablo mucho con Marcos Merino y Marta, su pareja, ambos cineastas. Y bueno, creo también que es un discurso a reivindicar. Que yo estoy encantadísimo con Asturias, no le quito mérito a nada. Pero en los discursos hay que reconocer nuestras virtudes y nuestros errores. Y aprender de ellos. Y creo que eso es importante para repesarnos como pueblo. Y creo que aquí tanto Galicia con el matriarcado gallego, como Asturias con el espíritu revolucionario, tienen mucho trabajo por hacer. Es necesario cuestionar estos mitos.

En realidad, tú con estas mujeres que retratas, que ya estaban en tus cortos, ¿Qué estás reivindicando?

(Álvaro Gago) Yo reivindico la mujer obrera, reivindico sus trabajos, reivindico dignificarlas, reivindico cambiar el foco y ponerlo ahí. Y reivindico que la idea de éxito está en otro lugar. Reivindico que tenemos que redefinir esa idea de éxito. Reivindico que son mujeres humanas con todas sus aristas. Reivindico que no son mujeres poderosas, como se cree que son las mujeres gallegas, con ese mito del matriarcado gallego. Reivindico repensar a estas mujeres porque necesitamos cuestionar estos mitos autoimpuestos e impuestos también desde fuera, en este caso, Galicia. Reivindico todo esto para cambiar las cosas.

Hay una asociación muy heavy e inherente, arraigada en nuestras conciencias, que es difícil de cuestionar. Esto es, se cree que la mujer gallega es una mujer que lleva la casa a cuestas, que lleva la familia a cuestas, que hace de todo, como una mujer muy poderosa. A nivel político, a nivel social, a nivel familiar. Cuando nada está más lejos de esto, es una mujer que está reprimida.

(María Vázquez) Puteada, como el resto, sí, sí, sí.

(AG) Puteada…

Vamos, lo que hablábamos, que son personajes ordinarios, en realidad. Al menos así es como yo veo a Ramona.

(AG) Absolutamente.

Es que esto me parece muy importante recalcarlo, que no quieres retratar una realidad extraordinaria, ¿no?

(Álvaro Gago) Si, absolutamente, ahí has dado en el clavo. Es la extraordinariedad de lo ordinario, lo extraordinario de lo ordinario.

Lo que pasa es que, desde el cine, lo que no es extraordinario se convierte en extraordinario porque nadie había entrado ahí. No de la manera en que tú lo haces. Y es algo curioso.

(María Vázquez) No era tan consciente que no pasa tanto, pero qué bien.

(Álvaro Gago) Es un análisis muy acertado.

(MV) Muy bueno, sí.

(AG) No por el piropo hacia nosotros sino…

(MV) No, no, para reflexionar sobre lo que hacemos.

Es así, Ramona es muy natural. Cómo se expresa, más allá de las palabras que utiliza… en realidad hay muchas mujeres que pueden verse ahí, ¿no?

(María Vázquez) Reivindicación de mujeres reales, en la industria, digo, por el físico.

Sí, en todos los aspectos.

(MV) Esta cosa normal, que yo digo, soy normal. Tampoco me considero una cosa horrible.

Que no estás maqueada, retocada y enfocada de tal forma que parezcas alguien distinta, irreal.

(MV) Porque a veces esto cuesta mucho en la industria.

Y la belleza, no nos olvidemos, de lo importante que es reivindicar otro tipo de belleza, porque a la vez Ramona es un personaje muy bello.

(Álvaro Gago) Claro, no eres… ¿en relación a qué? ¿A qué criterios?

(María Vázquez) Al criterio normativo que existe, al criterio que te impone la sociedad, no estoy hablando de más. Pero que también es una reivindicación a que las mujeres reales también vamos despeinadas y sin maquillar, que si vas a trabajar todo el día no vas a estar con un eyeliner

O sí, pero depende.

(MV) O sí, pero seguramente no, pero cuando no tienes tiempo para nada…

Totalmente.

(María Vázquez) Pues no tienes tiempo para hacerte el eyeliner. No porque no te guste, sino porque esta mujer no se ha mirado al espejo nunca. Hasta que llega a casa y dice, hostia no me acordaba que ya soy así, ya me he puesto con todos estos años encima.

(Álvaro Gago) De hecho, lo de los espejos es una cuestión importante. Quizás sí que hay algo de razón ahí en el sentido de que al inicio de la película se mira en el espejo, pero le cuesta mucho mirarse. Y después se mira ya en el espejo en la casa y ya sostiene más la mirada. Y no solo hay espejos de forma literal, sino que también hay mucha gente que le sirve de espejo.

(MV) Claro.

(AG) Recibe un espejo de María cuando va a su casa. Y después, el espejo más fuerte es el espejo de su hija, por supuesto. Ella viéndose en su hija y su hija viéndose en ella.

Bueno es que ese es otro tema…

(María Vázquez) Es que hay muchos temas ahí.

Parece que no, que es muy sencillo, porque yo creo que tienes muy clara la estructura y está muy pulida en realidad.

(MV) Porque es un guion impresionante.

Sí, sí, lo que pasa es que como está muy trabajado parece muy sencillo.

(María Vázquez) Muy natural ¿no?

Y luego la canción final, que cierra la película, habla de que la mujer tiene una asociación con Galicia. ¿A través de Ramona estás hablando de Galicia?

(MV) Sí, por supuesto.

¿O solamente de la mujer gallega?

(MV) No, no, en absoluto, de todas las mujeres, de todo el mundo.

La mujer entonces es Galicia, quiero decir…

(MV) [risas]

(A.G) La canción dice: “la mujer es quien sostiene…”

Tu eres Galicia, o algo así, ¿no?

(AG) Tu eres la tierra… y también dice: «que te voy a decir yo, mujer, si tú eres la tierra y la tierra como tú es».

Entonces Galicia es femenina, por decirlo de alguna forma, resumiendo.

(Álvaro Gago) Galicia es opresora con la feminidad, es opresora con las mujeres.

(María Vázquez) Claro, yo creo que si fuéramos a la esencia, si hablamos de la tierra, para mí la tierra es la matria. Pero, claro, Galicia por un lado es eso y, luego, tiene todo lo que hemos construido la sociedad, que para mí sería lo antagonista a Ramona, todo el entorno… pero si hablamos solo de la tierra…

Sí, la tierra, lo fértil

(MV) Lo fértil es la mujer.

Y va por ahí también el título, ¿no? Pero bueno, sintetízalo tú, Álvaro.

(Álvaro Gago) Yo creo que en el título está el cuestionamiento del mito y la esperanza también de lo que Galicia puede ser. Porque el cuarto propio, o sea, la matria que queremos, ese cuarto en el que yo también puedo desempeñarme de una manera vulnerable, es por lo que trabajo y lo que espero. Pero hoy en día está claro que no, hoy en día tenemos una patria estéril.

(Dani Froiz) Machacada a Galicia también.
[Interviene por primera vez el productor, Dani Froiz, que está unos metros detrás en otro sofá de la habitación Arata Isozaki del hotel Hyatt]

(María Vázquez) Es el productor [risas] que también es gallego.

(Dani Froiz) Yo es que ya que estáis hablando en confianza pues ya salté. No, pero no es por decir nada, es por darle al tema, la machacada de Galicia respecto a la mujer, ¿no? Esa comparación con la mujer que de alguna manera estuvo ahí machacada y está en cierto modo. Y Galicia, y la tierra gallega, de alguna manera también, ¿no?

(María Vázquez) Pero mira que fértil es pese a todo, por eso hay que esperar [risas]

(Dani Froiz) Sí, sí esa esperanza de que a lo mejor vaya hacia arriba, igual que la mujer ¿no? Esa relación con una tierra…

(Álvaro Gago) Bueno yo creo que a todos nos gustaría vivir en esa Galicia, en esa España y en ese mundo.

(MV) A mí también me gustaría vivir en esa Galicia.

(AG) Y ahí radica, voy a decir algo muy radical, pero es la esperanza de todas las esperanzas.

Entonces, realmente construyes una nueva mitología, quizás representada en ese final en el que ella huye porque de momento, no es posible. Ahí, hay una imposibilidad de quedarse en Galicia. Aunque bueno, no sé si en realidad se va a otra parte de Galicia.

(María Vázquez) [risas] No se va.

Claro [risas] también puede ser.

(Álvaro Gago) Se va a Asturias…

Sí, pero yo creo que allá donde vaya va a empezar a construir desde lo íntimo, va a empezar a aportar a la construcción de esa Galicia y de esa España, y de esa península y de ese mundo que todos queremos, yo creo. Es que es la lucha de todas las luchas. Tengo la esperanza… porque es la lucha que representa todas las luchas para mí. Ahí está concentrado absolutamente todo. Ya lo decía Simone de Beauvoir. Sí, a través del feminismo, se puede representar todo lo demás. Está la lucha de las personas de colectivos marginales, está la lucha de las personas LGTBI y ahí está todo.

Porque tú, ¿a dónde quieres llevar en realidad a Ramona? ¿Cuál es tu enfoque más allá de lo que pueda ver el espectador, que yo creo que debería ver lo que tú estás viendo?

(AG) No creo que el espectador debiera ver nada concreto…

Pues por eso te lo pregunto, ¿cuál es tu perspectiva? ¿Tú sabes, cuando estás escribiendo, quién es Ramona desde el principio, por dónde transita, hacia dónde va y hacia dónde quieres conducirla, independientemente de que a lo mejor eso pueda ser una lectura más profunda del personaje?

(AG) No desde un inicio. Porque yo también me voy deconstruyendo.

Y vas viajando con ella.

(AG) Durante el proceso creativo también voy viajando con ella.

¿Es una compañera o te puedes identificar también con Ramona?

(AG) Hasta cierto punto. Espera, déjame pensar, ¿me puedo identificar con Ramona? Si, también, pero tengo que hacer el esfuerzo porque yo no vivo esa opresión, yo no soy mujer.

¿Y eres consciente? O sea, lo que quiero decir es que hay muchos directores que de pronto se meten a hacer estos personajes femeninos muy fuertes y que los entienden por completo porque hablan desde su lugar. Y yo creo que esa distancia es importante.

(AG) Como guionista es quizás lo más importante.

Me gusta esa respuesta. O sea, que seas consciente me parece como normal.

(María Vázquez) Yo creo que eso es el futuro también nuestro. Tiene que saber dónde está.

Entonces, tú la observas.

(Álvaro Gago) Sí.

(María Vázquez) Claro.

Y tienes anhelos hacia dónde quieres que vaya.

(AG) Sí, sí

(MV) Vamos a acabar llorando [risas]

(Álvaro Gago) ¿Quieres que me explaye más?

Sí, claro, estaría bien.

(Álvaro Gago) Desde un punto de vista profesional yo creo que ahí está el gran trabajo de guion. No me refiero al gran trabajo que hicimos, me refiero al gran trabajo que hay que hacer a la hora de escribir, de intentar no juzgar e intentar empatizar lo máximo posible sabiendo y reconociendo tus propias limitaciones. Y de ahí viene una querencia por la disolución creativa. Que mucha gente dice: “ah esta historia del colectivo, de tu discurso del colectivo ¿sabes? Como un poco cool y tal”. No lo digo por eso, sino porque necesito esa disolución para llegar a crear, para llegar a empatizar al 100%, para llegar a no juzgar al 100%. Entonces ahí están las miradas. O sea, esta película la han hecho muchas mujeres, ahí es a donde quiero llegar. Pero la han hecho de verdad. Yo figuro en el póster, como firma, Álvaro Gago. Sí, porque es lo que toca, pero idealmente no figuraría. Y de hecho si ves el corto, donde tenía libertad para hacer… el cortometraje pone acción by, y sale todo el mundo. Yo eso lo vi, ahora tengo que reconocerlo, lo vi en una película de Bas Devos, un director danés, creo. Ahí está un poco explicitado esta reflexión acerca de la creación colectiva que es lo que me mueve a mi como cineasta. O sea, el cine, el teatro, su función no es otra que existir, que congregar. Y eso es un poco mi objetivo, exclusivamente ese. Congregar que es estar con la gente, es estar con el colectivo y es vivir mi vida a través de las experiencias conjuntas.

Vale, perfecto, creo que queda bastante claro.

Y tú María, ¿consideras que te puedes identificar con Ramona?

(María Vázquez) Por supuesto, teniendo en cuenta que soy una privilegiada, tampoco soy de las más privilegiadas, pero, por supuesto que me identifico.

¿Y qué fue lo más difícil?

(María Vázquez) Para mí lo más difícil a lo mejor fue darle forma, el acento que no es el mío, los trabajos físicos, que yo tampoco estoy acostumbrada a ese tipo de trabajos. Pero bueno, al final yo vivo en Galicia, en un pueblo pequeño. A lo mejor en mi casa han sido más abiertos, pero también he visto ciertas cosas, y luego está nuestra profesión que también la tendemos a idealizar. Pero existe mucha precariedad y con las mujeres más. Yo también he visto actrices de primera, segunda, tercera, cuarta, quinta y sexta. Y tus compañeros tienen más valor muchas veces. Su opinión también se valora más y con esto tienes que lidiar. Entonces, también sacas carácter y parece, entonces, que eres una rebelde y una borde, y una no sé qué… porque sacas carácter, pero, si no lo sacas, te comen con patatas. Quiero decir, nuestra profesión es percibida con mucho glamour. Las películas, las actrices… pero eso son tres. La realidad del día a día tiene una precariedad muy grande. Y yo también convivo con mucha gente, con muchas amigas que no pueden vivir de su trabajo y que hacen ochenta mil trabajos, que no tienen que ver con ser actrices, para sobrevivir. Y Ramona también nos representa porque las actrices también somos obreras. Las actrices normales, ordinarias, del día a día, también vivimos con esa precariedad.

Y la comunicación entre vosotros, ¿qué pautas le diste a María? A lo mejor tampoco fueron tan necesarias.

(Álvaro Gago) No tan necesario.

(María Vázquez) Si, trabajamos mucho previamente. Entonces, tengo la sensación de que llegamos con una relación fluida al rodaje, que no hacían falta muchas cosas, pero, por lo menos, yo lo sentía así, me entendía muy bien con él. O sea, no esperábamos, sabíamos lo que teníamos que hacer. Que esto es algo que mucha gente nos dice. Nos mirábamos y nos entendíamos. Fue una maravilla.

(Álvaro Gago) Vale, sí. Pero hay que desmitificar también esa idea. Porque, ¿cómo se llega a ese punto?

(María Vázquez) Porque hay confianza de un año de trabajo. No todos los días del año, pero hice todas las pruebas con él.

Construisteis el personaje antes de empezar a rodar.

(AG) Cuando llegamos al rodaje Ramona estaba lista para volar libre.

Se nota, porque si no, no sería posible lo que vemos en pantalla.

(Álvaro Gago) Y ahí, no es porque el productor esté aquí, pero desde la producción se entendió muy bien y Dani en todo momento nos dejó cancha y libertad. Por lo tanto, recursos. Económicos, pero también de poder trabajar de cierta manera, porque no siempre es posible.

(María Vázquez) Es que hay cosas de las que no te das cuentas, que parece que se puede ensayar sin más. Pero, por ejemplo, para ir en un barco yo tengo que llevar un seguro que alguien tiene que pagar. Y eso producción lo facilitó para que no nos metiésemos en ningún lío. Ya no solo por nosotros, sino también por esa gente que nos deja también el barco.

(AG) Claro. Pero es que que la figura del productor o productora tenga esa perspectiva y entienda que todo ese trabajo va a revertir positivamente en el rodaje, que fueron cinco semanas, es importante. Y menos mal que nos entendimos muy bien, porque imagínate que llegáramos desde otra posición, ¿no?

(MV) Se nos acabó el rodaje.

(Álvaro Gago) No rodamos, claro, porque no tendríamos tiempo, porque de por sí ya hay poco tiempo y vas mucho a ejecutar. Pero si llegas verde, y no has hecho todo ese trabajo previo se te cae. Y ahí desde producción entendieron muy bien eso. Es muy importante. Producción y dirección es que tienen que ir de la mano de una manera muy estrecha. Ahora ya menos, pero antes pululaba por ahí la opinión de que el productor y el director tenían sus tiras y aflojas. Pero creo que los nuevos cineastas estamos apuntando a trabajar en otra dirección.

(Dani Froiz) Esto tiene mucho que ver con lo que decías antes [refiriéndose a Álvaro Gago] de esa manera de entender el cine como un trabajo colectivo y que tiene que ver mucho con la lucha de todas las luchas. Y creo que esto, las nuevas miradas más feministas, más femeninas y más feministas también, en el cine logran eso, logran ese trabajo de congregación, ¿no? Porque es verdad que desde el punto de vista masculino hay una cuestión más competitiva, que se tiende más a esconder esa vulnerabilidad. Y ahora, desde la manera de trabajar con compañeras, cada vez se da más esa congregación de cuestiones. Creo que tiene que ver mucho con esto.

(Álvaro Gago) Creo que es una mirada feminista, pero una mirada no femenina. Es una mirada humana. O tenemos que aspirar por lo menos a eso. Porque tiene que ser la mirada de todos y todas.

(Dani Froiz) Exacto, eso desde luego.

(AG) Y ahí, por ejemplo, en los Goya Susi Sánchez lo dijo muy bien.

Ya que entras en este tema ¿Cuál es tu posicionamiento en cuanto al género? ¿Abolir el género?

(AG) Ay, me estás haciendo preguntas que no sé si me corresponde a mí…

Sí, yo creo que sí te corresponde porque lo estás tratando ya en tus películas.

(Álvaro Gago) Vale, tienes razón.

Puede verse esa perspectiva. O yo veo tu cine y digo, con esa naturalidad, ahí hay algo…

(AG) Tienes razón, tienes razón, vale, vale.

Y estás hablando de humanidad. Tú has sido el que ha dicho que no quieres feminidad.

(AG) Sí, claro, por supuesto.

¿Crees que debería de ir por ahí el cine? Igual que siempre ha estado muy estratificado. Aquí está el hombre, aquí está la mujer.

(María Vázquez) Yo creo que sí, pero no estamos en ese punto.

Claro que no, pero Álvaro está abriendo un poco un camino.

(Álvaro Gago) Y hay alguien que está aquí en el festival que se llama Paul B. Preciado que ya está en ese punto.

Que justo voy ahora a ver Orlando: una biografía política, su película.

(Álvaro Gago) Que él ya está en ese punto y él, ella, lo que sea, persona humana, lo que quiera ser, nos marca el camino. Lo que pasa es que yo quiero estar ahí, pero me doy cuenta, por ejemplo, cuando leo a Paul B. Preciado que estamos a años luz.

Claro, porque tiene otra forma de sentir el cuerpo también, y eso abre otras posibilidades.

(María Vázquez) Lo admiro profundamente porque quiero entenderlo todo y digo, Dios.

Yo también.

(MV) hay cosas que se me escapan.

(Álvaro Gago) Sí, sí, sí y yo me quiero ver ahí. Hay cosas que se nos escapan.

Bueno es que, realmente, si nos ponemos a hablar del tema del género…

(María Vázquez) Es muy complicado.

(Álvaro Gago) Pero yo creo, que sí que tienes razón, que sí que tengo que tener una posición.

Lo tienes claro, entonces…

(AG) Y mi posición está alineada con esta persona humana, con este hombre-mujer, lo que quiera que sea.

¿Te gusta más lo humano, que realmente retratar mujeres?

(AG) Sí.

Porque yo creo que estás retratando mujeres porque estás sacándolas de un lugar común, a lo mejor, en el que estaban. Aunque también es cierto que su lugar ahora sea distinto al que podíamos ver en el cine clásico.

(Álvaro Gago) Es que me interesa ponerme del lado de los oprimidos. ¿Y quiénes son los oprimidos?, las mujeres ¿no? Aunque quizás ahora que nos expandimos en el discurso, quizás esto suene reduccionista, pero porque vivimos en el mundo en el que vivimos ¿Qué opinas tú? [se dirige a María Vázquez]

(María Vázquez) Creo que, no sé, cuando se quiere poner forma a todo es muy difícil.

Bueno, es que la abolición del género tiene que pasar primero por explicar ciertas cosas, porque no se puede abolir desde el momento en el que por tener un género determinado a las mujeres nos están pasando unas cosas determinadas.

(Álvaro Gago) Yo creo que ahí está la clave. Sí, tiene que pasar…

(María Vázquez) Por eso digo que estamos a años luz.

(AG) Exacto.

Pero si al menos se van quitando capas, naturalizando los géneros, que creo que es lo que estás haciendo tú…

(María Vázquez) Sí, eso es lo que creo que hay que hacer.

Pues es un pasito más que avanzamos.

(Álvaro Gago) Sí, sí, tienes toda la razón.

(María Vázquez) Si es que muchas veces es muy difícil sacar un discurso cuando ya el propio trabajo se entiende. Por eso, es difícil ponerle una frase a lo que hace. Yo creo que viendo la película ya está ahí.

Pero es que hay otra dualidad que es el contraste masculinidad/feminidad en Matria. Con todo esto que estamos hablando está como muy claro que la masculinidad suele ser como muy tóxica. En este caso claramente, ¿no?

(AG) Sí, sí.

Y la feminidad no es que sea heroica, eso ya lo hemos hablado, pero sí que hay un empoderamiento, una reivindicación de la mujer, de ponerla en el sitio que le corresponde. Con todos sus defectos, porque claro, Ramona es muy imperfecta ¿Cuál es tu perspectiva de esto? Por ejemplo, se me ocurre pensar que el hecho de incidir, a lo mejor, en la masculinidad tóxica es una forma de dar más luz a un personaje femenino que es realmente central. ¿O realmente quieres dejar claro que la masculinidad tóxica existe? ¿Puede ser también otro proceso más de naturalización de lo masculino?

(Álvaro Gago) Se relaciona más con lo segundo que con lo primero. Además, hay varias masculinidades.

Bueno sí, también.

De hecho, en la generación joven, según la retratas, parece como que hay un avance.

(Álvaro Gago) Exacto.

Aunque no tengo muy claro si ese avance es real.

(Álvaro Gago) Ya, ya, ya.

(María Vázquez) yo tampoco.

(Álvaro Gago) Hay que trabajar mucho. Vamos a trabajar para ello pensando que es posible. Y ahí el cine tiene una labor…

Pero quiero seguir insistiendo en esta idea.

(Álvaro Gago) Sí, perdón.

Me gustaría que explicases algo sobre estos roles, que según para quién pueden ser también muy estancos, muy radicalizados. Aunque no tiene por qué percibirse así, porque esto existe y lo ves y te dices que estos comportamientos están ahí, hemos convivido con ellos, o los hemos visto en determinadas situaciones.

(Álvaro Gago) Tuve que rebajar el tono de lo que la realidad me estaba gritando a la hora de representar al hombre, a la masculinidad tóxica en la pantalla. O sea, porque si no me hubiesen tachado de a saber qué.

¿Sí? Te hubiese gustado darle todavía más cancha.

(AG) Si reflejo la realidad tal como es, ¿no?…

Ya

(Álvaro Gago) Ya lo sabes.

Bueno, ya es bastante impactante, consigues tu propósito.

(Álvaro Gago) Es fuerte, sí.

(María Vázquez) Y aun así hay gente que dice…

Porque se intuyen cosas además…

(Álvaro Gago) Sí, sí, total.

Pero te pareció importante no solamente centrarlo en Ramona sino, aunque sean un poco más secundarios, en los hombres, que tuvieran foco.

(Álvaro Gago) Sí, claro. Y me parece importante que vayan los hombres a ver la película y que hablemos sobre esto nosotros y los hombres adultos. Y que esta película la podamos acompañar en institutos, en colegios y hablemos con los niños y con los adolescentes.

A mí es que me flipa mucho tu mirada, sinceramente. Me flipa mucho porque…

(María Vázquez) Está intentando buscarte aristas, no lo está consiguiendo, me encanta.

No, no, claro. Tiene que explicarme un poquito más, ¿de dónde sale todo esto? ¿De dónde vienes tú realmente? Es decir, ¿de dónde vienes para retratar esto así?

(Álvaro Gago) Es que no sé si soy capaz de darte una respuesta concreta.

Porque tú no eres un hombre tóxico, no lo pareces.

(MV) Es así, claro.

(Álvaro Gago) Yo tengo mis defectos, por supuesto. Pero no relacionados, espero, con la toxicidad de la que estamos hablando. Porque a veces soy impulsivo, pero intento ser muy consciente de ello y trabajarlo, por supuesto. Yo creo que es indisociable de mi familia, y de la mirada de mi padre, y de la mirada de mi madre, de dónde vienen, de quiénes son, indisociable de eso. Familias trabajadoras, ambas pobres, tanto por parte de la familia de las Rías Baixas paterna, como una familia lucense, de San Cibrao, materna. Mi abuela, por ejemplo, que estuvo cuarenta años casada, pero separada, con mi abuelo, que estaba embarcado. Y ella fue la que sacó a sus dos hijas, mi madre y mi tía, a flote. Una mujer roja, que decía «yo soy roja», una mujer con carácter. Le preguntabas, ¿cómo te defines? Y decía: «roja». Y bueno, de ahí salieron mi madre y mi tía. Mi abuela, que se puso en contra de todo el pueblo. El pueblo le decía, «¿pero que faes mandando a las nenas a estudiar a León?». Y después, internadas en Lugo. «Tienen que estar aquí, -le reprochaban-, a traballar o haciendo calceta, o aprendiendo las labores de la casa» y tal. Y mi abuela a pesar de que todo el pueblo la miraba mal y le cuestionaba sus decisiones, porque le decían «estás gastando diñeiro», y tal, erre que erre.

Y en contraste a esto las figuras paternas, ¿eran más tóxicas? Porque es casi inevitable ¿no? Yo creo que todos los hombres, de alguna forma, pueden tener ciertos comportamientos tóxicos, es intrínseco a cómo nos desenvolvemos socialmente.

(Álvaro Gago) Mis dos abuelos eran quizás un heteropatriarcado suave. Mi padre ya no. Claro, hay cosas indisociables a un contexto. Como viven en mí, en ti. Y ahí tampoco hay género, pero eso ya es otra cosa. Yo creo que es un hombre un poquito adelantado a su época mi papá.

Pero hay una huida, también, de esa toxicidad. Por eso tienes esa mirada, porque lo miras un poco desde lejos, intentas comprender.

Intento comprender, pero hay un ejercicio de distancia también. No es automático. Hay codo ahí, conversación, curiosidad. Conversar, hablar, aprender de las personas, leer a Preciado…