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Las propuestas que rescatamos de esta edición de la Feria de Arte Emergente JUSTMAD 2021, que acaba de finalizar, contemplan la idea de un paisaje en constante cambio, intervenido por la mano humana, o sometido al valor que esta le otorga
El paisaje contemporáneo, transformado y emancipado del paisaje magnánimo que retrataron primero los pintores románticos y después las grandes figuras de la fotografía norteamericana como Ansel Adams o Carleton E.Watwins, ha dejado de ser una unidad para convertirse en fragmento que narra los devenires de una actualidad que lo corrompe. Atravesado ahora por una pandemia, es pretexto, en muchas ocasiones, para indagar en lo humano. Cuando no, para interpretar sus signos y recordar un instante idealizado por la memoria. Quizás tendríamos que comenzar por definir, entonces, su concepto. Reconfigurar un mapa que nos permitiera ver dónde comienza y acaba. Con esa intención, buscamos en JUSTMAD 2021 sus pistas. En un intento por comprender qué queda del paisaje y cómo los artistas se sirven de él para comprender el presente, como fundamento estético o como herramienta de exploración de una técnica, estilo o representación.
El lenguaje de la pintura atravesando el paisaje
Recurriendo a la pintura como vehículo de experimentación que permite explorar el paisaje para convertirlo en una suerte de still life, el tríptico de Pablo Merchante (Huelva, 1979) titulado Variaciones sobre una madera y una planta, y presente en el stand de Di Gallery, recurre a la naturaleza “como excusa pero también como inspiración”, según el mismo Merchante confirma. Su obra se basa en el propio lenguaje de la pintura como observamos también en el cuerpo de trabajo de la madrileña Isabel Gutiérrez, representada por la galería Montsequi. La artista explica que las piezas de la serie El jardín de Lili están inspiradas en el jardín de su hermana, que vive en Inglaterra. Ella cuenta que el año pasado, con motivo de la COVID-19, no tuvo ocasión de verla y decidió hacerle un homenaje. ¿De qué forma? Recordando su jardín donde tan buenos momentos han pasado juntas. “Las formas que hay en el jardín son muy plásticas”, determina.
En el caso de Gutiérrez observamos el paisaje idealizado por la memoria. Un paisaje que ha dejado de ser real para ser objeto, retazos de objetos. En este sentido, la pintura cobra toda la fuerza precisa para imponerse al tema resolviéndose en una luminosidad que sobrepasa los colores de la naturaleza hacia una abstracción de índole surrealista. Hay referencias a los clásicos. Desde la pintura gótica o el Renacimiento italiano, a nombres como Rousseau, Kandinsky o Magritte. La artista fusiona influencias dispares que sortea en una colección que va evolucionando continuamente. Cada serie que realiza ya avanza la siguiente. De hecho, El jardín de los sueños ya está evolucionando hacia Espacio para los sueños.
El paisaje como construcción de la identidad
Son muchos los artistas que han visto como la pandemia se ha inmiscuido, inevitablemente, en su trayectoria artística afectando a su producción. Lo vemos, también, en la propuesta de Francisco Mayor Maestre (Madrid, 1990), en la galería Aurora Vigil Escalera de Gijón. La pieza que llama nuestra atención es una pintura que muestra de forma pretendidamente arbitraria, una ventana, una verja y cierta maleza vegetal. Elementos que evitan el orden, mancillándose unos a otros en un conjunto que entiende “la idea de paisaje como una construcción personal afectada por las subjetividades”, explica Maestre. “La parte que me interesa de esta construcción del paisaje es la idea del hábitat, de aquellos lugares en los que vivimos”, matiza. Lo expresa mejor cuando asegura que “el hábitat y el paisaje construido afectan de forma directa a la construcción de identidad personal y colectiva”, concluye.
Todo el trabajo de Mayor Maestre está atravesado por la identidad de clase. Él considera que esta idea “está desdibujada”. Por eso, recurre a una apariencia collagística enfatizando lo desclasado, lo kitsch, lo depauperado, lo hortera. Términos que alza para cuestionarse esa identidad de clase “que aparece debajo de la dermis, soterrada”. Y al mismo tiempo, emergiendo como la maleza que desluce una fachada que se ha deteriorado con el paso de los años. Por eso, el artista deduce que “los elementos vegetales son una especie de guiño a cómo el hecho de habitar un lugar, genera una especie de liquen orgánico que va cubriendo el paisaje”.
Un ecosistema atrofiado por la intervención humana
Si en Francisco Mayor Maestre ya apreciábamos cierta crítica social, con respecto a la canaria Esther Elena Pea en la galería Artizar, esta crítica se hace evidente. Por otra parte, su obra está intrínsecamente relacionada con la naturaleza. “Parto de un interés por conocer qué es la naturaleza, cómo nos relacionamos con ella, y en qué punto estamos”, asegura la artista. Lo que hace es pasear por el entorno natural de Canarias para recolectar ciertos ejemplares naturales, como raíces o malas hierbas, que le sirven para construir un cuerpo de trabajo que se sume en lo extinto, en su afán por proyectar una naturaleza salvaje e idealizada que está desapareciendo por la intervención humana, el turismo y la agricultura. De ahí que represente a especies como la foca fraile caribeña o la ostra de Qatar, elaboradas con billetes, reconociendo así cómo la economía global está desarticulando el paisaje natural.
También Cesc Abad (Barcelona, 1973), en galería Trinta, piensa en lo humano en contacto con la naturaleza. “Siempre me ha gustado la relación del hombre con la naturaleza y busco formas de expresarlo”, determina. De esta manera, en las pinturas que hemos podido ver en JUSTMAD 2021 asistimos a un “juego psicológico” entre estos dos entes, según puntualiza. La representación de lo humano como un jarrón expresa como el hombre ejerce un enorme peso sobre la naturaleza. Pero también se esclarece como una recreación entre la verdad y la mentira. Y entre la pintura, que ahora mira a la cerámica, buscando establecer cuáles son sus límites.
La idea de sublime
Para acabar este recorrido, y en contraste con el resto de obras, asistimos a una mirada al paisaje más romántica. El hombre ha dejado de ser actor para ser observador. Maravillado por el paisaje que eclipsa la mirada, solitario, aturdido ante la belleza y la magnanimidad de lo que le rodea lo distinguimos diminuto en la obra de María Ángeles Atauri (Madrid, 1965), una artista a la que según nos cuentan desde Furiosa Gallery “le gusta introducir pequeños elementos humanos y cotidianos en la narrativa de sus escenas”. Grandes y coloristas naturalezas que lejos de encaminar al espectador buscan que este participe concluyendo un relato en el que el hombre siempre aparece pequeño y escondido, buscando respuestas ante un mundo que le sobrepasa.
La misma idea también la encontramos en la fotografía de Lemos + Lehmann de la galería The Liminal de Valencia. Son un dúo de artistas que usan la fotografía como objeto nomádico presentando al espectador “su vivencia de los viajes que realizan entre España e Islandia”, según adelanta Pablo Vindel, director de la galería. Lo que vemos son algunas fotografías que se presentaron recientemente en la exposición All The Echoes. Entre ellas destaca la pieza Echo II que hemos podido ver en JUSTMAD 2021. Se trata de una fotografía de un mar en el que ya no hay rastro de su esencia natural. “Ellos no hablan, precisamente, de fotografía de naturaleza ni de fotografía documental. Es más una experiencia de lo sublime, a través de su mirada. No hay nada específico”, aclara Vindel. En este trabajo fotográfico lo que se evidencia es “una cuestión de transformación, de tránsito, de metamorfosis”, resalta el galerista.
Claramente documental es la intención de Augusto Brázio, representado por la galería de Lisboa Salgadeiras. Llama la atención su trabajo, sin posproducción, que en el caso de la fotografía presentada en la feria, se trata de un monolito de granito. Un paisaje, atravesado por una carretera, que invita al espectador a pararse. Proveniente de una exposición en la que también participaban Daniela Krtsch, Rui Horta Pereira y Rui Soares Costa, esta obra se centra en los conceptos de reposo y movimiento. Una indagación que por un lado nos insta a pensar en la naturaleza —sea de la índole que sea— y por otro, a intervenirla en nuestro afán de crear, de transformar o de sabotear. Dos conceptos, reposo y movimiento que bien mirado, traspasan la obra, de una u otra forma, de los artistas que esta edición de JUSMAD2021 han llamado nuestra atención.