- Athina Rachel Tsangari, directora de ‘Harvest’: «Tal vez sea el fin de una era cada día» - 6 diciembre, 2024
- Matthias Glasner, director de ‘Dying’: «No me interesa hacer películas sino experiencias en vivo» - 1 diciembre, 2024
- Runar Rúnarsson, director de ‘When the Light Breaks’: «Veo que las mujeres tienen hermandad» - 27 noviembre, 2024
Constant, más conocido por ser uno de los fundadores del colectivo CoBrA, abre en el Museo Reina Sofía un debate en torno al urbanismo a través de su proyecto más ambicioso, Nueva Babilonia
Tratar de sintetizar la obra de Constant Nieuwenhuys (Ámsterdam, 1920 – Utrecht, 2005) es una tarea compleja a pesar de que todas sus especulaciones, de las que dejó constancia escrita, van encaminadas a Nueva Babilonia (1956-1974), un titánico proyecto desde muchos ángulos. Especialmente desde el punto de vista urbanístico al concebir la ciudad del futuro a escala mundial, pero también sociológico o filosófico. El gran plan de Constant que pasó por concretar ese ideal de ciudad libre para el homo ludens —el hombre lúdico— abarcó veinte años, pero visto con perspectiva, es el germen de toda su producción artística. Bajo esta consideración, el Museo Reina Sofía en estrecha colaboración con el Gemeentemuseum Den Haag —máximo depositario del proyecto artístico del holandés que ha cedido para la ocasión 65 obras— presenta Nueva Babilonia en su esencia y su contexto. Para ello, se recuperan obras que recorren su producción principal —pinturas, ilustraciones, collages, instalaciones, maquetas, planos y películas—. Creaciones que en su totalidad, confieren las bases y sus secuelas de un objetivo central [Nueva Babilonia] considerado por buena parte de la crítica como una mera ilusión o utopía de cuño tecnocrático. Nada más atractivo para seguir con el debate, el estudio, la agitación. Así al menos lo considera Benno Tempel —director del Gemeentemuseum Den Haag— al afirmar que «Nueva Babilonia sigue siendo demasiado radical para muchos, especialmente en EEUU —incluyendo a historiadores del arte y al propia MoMA, puntualiza—. Pero que algo sea radical es inspirador porque significa que tiene algo que contar.» Y precisa, haciendo hincapié en el momento presente, «es importante hacer esta exposición ahora en Europa con los problemas actuales y el Museo Reina Sofía es un ejemplo de cómo gestionar un museo e interpretar la historia del Arte».
Los orígenes de «Nueva Babilonia»
Si buscamos una explicación a por qué Constant dedicó tantos esfuerzos en un proyecto aparentemente con las mismas pretensiones que Un mundo feliz de Aldoux Huxley aunque de principios antagónicos, hay que retrotraerse, para empezar —como señala su comisaria Laura Stamps— a la necesidad de reconstruir Europa después de la II Guerra Mundial, contexto que influyó enormemente no solo en Constant, sino en todos sus contemporáneos.
Igualmente, tuvieron incidencia en este planteamiento los orígenes del movimiento Cobra —a finales de los años 40— del que Constant formaría parte como uno de sus máximos representantes y redactor del manifiesto que lo acompaña del que se puede extraer el germen de Nueva Babilonia. En este manifiesto publicado en la revista Reflex avanza que «nuestro arte se inscribe en un período de transformación revolucionaria: es una reacción contra el mundo en vías de desaparición y, al mismo tiempo, la prefiguración de un mundo nuevo».
Otro punto importante es cuando Constant, de vuelta a París en 1950, se pone en contacto con arquitectos como Aldo van Eyck con el que participa de la idea de Colorismo espacial como «un fin de romper con la estructura del poder político y la monotonía de la edificación urbana de posguerra» —idea que recoge Trudy van der Horst en el aclaratorio catálogo que se ha editado con motivo de la exposición—. Pero el aspecto más crucial, si cabe reseñar alguno, es la participación del holandés en el MIBI (Movimiento Internacional para una Bauhaus Imaginista y contra una Bauhaus Imaginaria en Alba, Italia, 1954) en donde realizó una maqueta para un Proyecto de un campamento gitano que acaba convirtiéndose en realidad en la primera maqueta de Nueva Babilonia. A este respecto hay que considerar la enorme influencia que la cultura gitana y popular ejerció sobre el artista. Un escenario que en las salas del Museo Reina Sofía se dilucida y desarrolla ya que como Manuel Borja Villel —director del MNCARS— considera, en Constant, es vital el vínculo con España visto a través de su enfoque del flamenco, los gitanos y la arquitectura nómada de estos, aspectos en los que el museo ha incidido notablemente.
Para acabar de trazar este itinerario, el último eslabón de Nueva Babilonia lo conformó su integración en la Internacional Situacionista junto a Guy Debord, fundador del movimiento. Los situacionistas abogaban por la creación de situaciones nuevas planteadas desde la continua búsqueda del placer. Siguiendo estos precedentes Constant comenzó a idear la teoría del urbanismo unitario enraizado en este proceder desde una concepción que sólo podía ser social. Noción que desarrolló en el escrito Otra ciudad para otra vida (1959) que también se recoge en el catálogo de la muestra. Aquí ya se perfilan las bases de esa Nueva Babilonia ideada para un hombre nuevo que vive en «un nuevo tipo de creatividad colectiva» gracias a la desaparición del trabajo que sería automatizado por robots, idea en parte extraída por los recientes avances tecnológicos y la creciente afición por el espacio que acompañó al lanzamiento del Sputnik en 1957. Algo que Constant recoge en el artículo publicado en el 59 al considerar que «los anunciados viajes al espacio podrían influir sobre este desarrollo, ya que las bases que se establezcan en otros planetas plantearán de forma inmediata el problema de las ciudades a cubierto, que serán quizá el modelo de nuestro estudio del urbanismo futuro».
Actualidad de un proyecto pensado para el bienestar
Nueva Babilonia como tal se dio por finalizado en 1974 año en el que el Gemeentemuseum organizó una exposición sobre todas las tentativas materializadas de muy distinta forma para contribuir a que el modelo de ciudad que Constant proponía se viese como algo viable, no como una mera utopía. En ella se recreó Deurenlabyrinth [Laberinto de puertas ] con el que concluía la muestra y que vuelve a reconstruirse en las salas del Reina. Además, se vuelve a recrear la instalación Een ruimte in kleur [Un espacio en color ] realizada para la exposición Mens en Huis [Hombre y casa ] en el Stedelijk, en 1952, junto a Aldo van Eyck y el pintor y poeta Lucebert.
Aquella muestra en los Países Bajos fue determinante para poner sobre la mesa un debate que quizás hoy en Madrid sea más operativo como escenario que tenga continuidad en toda Europa, teniendo en cuenta las agitadas argumentaciones que ya se están realizando con respecto al urbanismo y los problemas que plantea en las sociedades modernas. Por otra parte, intríseco a Nueva Babilonia, también se deducen otros planteamientos como el tema de la inmigración/emigración o el de los refugiados. No obstante, en aquel momento, las ideas en relación a Nueva Babilonia, sembraron más confusión que otra cosa ya que a nivel general Constant abogaba por un sistema que traía a la memoria lo que se consideraban ideas marxistas que ya entonces estaban desposeídas de sus valores y circunstancias iniciales en gran parte del imaginario cultural. Lo que Constant proponía, en resumen, podríamos explicarlo sucintamente en su interés por la realización de una construcción espacial continua sobre pilares, separada del suelo y tecnificada para favorecer la creación de ambientes en continua transformación, al mismo tiempo que permitiría el flujo del homo ludens que no necesitaría un domicilio fijo donde vivir ya que el trabajo sería abolido. Así, este nuevo hombre, el neobabilonio, podría circular libremente en un espacio donde no existiría la propiedad privada, que sería flexible y permitiría a los individuos relacionarse más fluidamente ya que, entre otras cosas, las calles serían suprimidas, con lo cual se ganaría espacio para la vida social.
Considerándolo en su totalidad, la obra de Constant favorece reflexiones que actualmente siguen siendo pertinentes, tal vez no en su totalidad ya que en la sociedad actual no serían viables, sino como trazados independientes de un proyecto que el mismo Constant ya en la década de 1980 reconoció no como utópico pero si como inviable en la realidad más acuciante. Cabe considerar entonces que al igual que pasó y sigue pasando con muchos idealismos, es el propio sistema el que los pervierte descontextualizándolos y utilizándolos, una vez atomizados, con fines más o menos perversos.
Tal vez por ello, lo más destacado de este estilo de vida erigido por un nuevo urbanismo, no sea como tal su discusión de si es o no viable. Hay ciertas evidencias, como el propio Constant advirtió, de su inviabilidad. Entre otras cosas, porque todo el proyecto en sí presuponía una fe ciega en la humanidad. En este sentido Constant destaca como un humanista convencido de que las circunstancias son las únicas determinantes de la vida, ya que parecía confiar plenamente en la bondad humana por naturaleza. Por otra parte, el valor de este proyecto avanza también, desde una visión anticipada, hacia las conocidas telarañas virtuales al conferir «Nueva Babilonia» como una red extensa y caótica donde perderse significaba avanzar y encontrarse.
Foto del espacio de la exposición Constant. Nueva Babilonia en el Museo Reina Sofía | Foto: © StyleFeelFree
Foto del espacio de la exposición Nueva Babilonia en el Museo Reina Sofía | Foto: © StyleFeelFree
Título: Constant. Nueva Babilonia
Artista: Constant (Constant Nieuwenhuys)
Comisariado: Laura Stamps y Doede Hardeman
Lugar: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Edificio Sabatini. Planta 1
Fechas: 20 de Octubre de 2015 – 29 de Febrero de 2016
Actividades relacionadas: Taller Ciudad nueva, vida nueva [dirigido a alumnos de 3º y 4º de ESO, 1º y 2º de Bachillerato] Itinerancias: Gemeentemuseum Den Haag (Países Bajos) del 28 de mayo de 2016 al 25 de septiembre de 2016