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La obra de Rémy Zaugg que ya cuelga en las paredes del Palacio de Velázquez de Madrid si algo nos descubre es que la percepción, operando en el espacio, es un acto que implica una mirada reflexiva
El escritor y filósofo suizo Henri-Fréderic Amiel, célebre por su obra póstuma Diario íntimo se preguntó en una ocasión cómo habría de ser una persona para ser considerada un espíritu cultivado. “Es el que puede mirar las cosas desde muchos puntos de vista”, concluyó. Si partimos de este aforismo, el también suizo Rémy Zaugg (Courgenay, 1943-Basilea,2005), artista al que el Museo Reina Sofía con la colaboración del Museo Gegenwartskunst de Siegen, conmemora con una congruente exposición, por su ubicación en el Palacio de Velázquez del parque del Retiro de Madrid, fue un artista instruido. Lo confirma el hecho de que durante su trayectoria trató de conocer, lo que implica una búsqueda constante de la verdad, tratando de encontrar la forma de adiestrar la percepción. Esto lo materializó como explica Javier Hontoria, comisario de la muestra Cuestiones de percepción, con su primer trabajo de exploración artística. Cuenta Hontoria que Rémy Zaugg fascinado por la obra Day Before One de Barnett Newman que contempló en el Kunstmuseum de Basilea, tuvo una especie de epifanía que le llevó a cuestionar todas las habilidades perceptivas que había adquirido hasta entonces. El primer paso que siguió motivado por este alumbramiento fue analizar una reproducción de La casa del ahorcado de Cézanne. La examinó desglosándola en 51 piezas que componen un estudio meticuloso de la obra del pintor francés. Esbozos que se pueden ver en el Palacio de Velázquez, en los que se muestra ya su interés por el lenguaje y por auditar el arte, por tasarlo descomponiéndolo argumentalmente en función a las técnicas. Este fue el punto de partida de su indagación artística. De aquí en adelante su obra adquiriría un sentido propio. “Se dio cuenta de que necesitaba de unas nuevas herramientas para percibir la realidad” enfatiza su comisario. Por ello buscó la forma de hacer un maridaje entre pintura (color) y texto (tipografía). Pero, ¿quién prevalece en esta relación? “Es totalmente indiferente, hay una ambivalencia total. Las pinturas se leen, los textos son pinturas”, matiza Javier Hontoria. Porque todo está relacionado con la percepción, de ahí el título de la muestra. “Lo importante es como ver en una sociedad en la que el exceso nos ciega y la realidad nos impide ver” considera Manuel Borja-Villel, director del museo Reina Sofía. Partir de esta máxima implica comprometer al espectador haciéndole partícipe de una responsabilidad con la obra que implica desvelar el misterio que decía Amiel “nos acecha”. “El misterio nos asedia, y justamente lo que vemos y hacemos todos los días es lo que oculta la mayor suma de los misterios”, concluyó el escritor suizo.
Pero, ¿de qué forma también la ordenación de este recorrido en este singular edificio del parque del Retiro está pensado para incidir en la percepción del espectador? ¿Es casual o premeditada su disposición en el lugar, aquí el palacio de Velázquez, con unas condiciones lumínicas y espaciales concretas? Rémy Zaugg, en vida, de hecho pensó mucho acerca de esto. Lo puso de manifiesto en unos escritos recogidos con motivo de la muestra en el tratado El museo de arte de mis sueños o el lugar de la obra y del hombre. Por ello tratar de buscar el contexto espacial en el que se ubica la obra del suizo es esencial. Sobre esto nos habla Javier Hontoria, su comisario. “Queríamos que las piezas se integraran en una especie de todo a partir de una multitud de conexiones importante por eso todo está muy simétrico. Además, no queríamos hacer una exposición espectacular porque el palacio de Velázquez no se presta a eso. Buscábamos un equilibrio muy nítido entre la obra y el espacio para fomentar con fluidez la naturalidad con la que se encuentra el espectador con la obra de arte”. Este encuentro entre espectador-obra pasa por una bienvenida cegadora que abre triunfal en la sala central del Palacio con la serie De la ceguera que realizó en los años noventa incorporando el aluminio como soporte. Unos trabajos de gran formato y poderoso impacto visual que exigen desaprender para aprender. Por ello, es conveniente reconocer la ceguera para poco a poco tratar de adaptarse a la luz cegadora e ir recorriendo, tras el shock visual, otras obras, algunas mucho más sosegadas cromáticamente, pero con un trasfondo que hay que desentrañar. Como la serie Para un cuadro que se despliega en la sala contigua del ala izquierda. En contraste con De la ceguera sus acabados diáfanos nos hablan de la construcción de una posibilidad que posiblemente ya estuviese materializada en otra serie que el artista suizo comenzó en los setenta. Se trata de Una hoja de papel en la que se muestran obras en las cuales el color del papel de estraza hecho además pintura, nos sugiere como los posibles-imposibles dependen del ojo que mira o simplemente ve. Las diferencias entre el ver y el mirar ya las conocemos.
P.D: Si las imágenes en este artículo no se ven óptimamente, puede ser un problema de percepción asociado a la obra de Rémy Zaugg. Hemos tratado de buscar la forma de que la resolución sea correcta, pero pese a nuestra voluntad, en algunos navegadores y bajo ciertos soportes, las imágenes aparecen con menos información de la que registran antes de ser subidas al site. Sentimos las molestias. Siempre es preferible ver la obra en el Palacio de Velázquez, aún así trataremos de dar con el quid del problema.
Obras de la serie De la ceguera, 1994-1997 de © Rémy Zaugg | Foto: Y.Yu para © StyleFeelFree
Obras de la serie Una hoja de papel, 1973-1990 de © R. Zaugg | Foto: Y.Yu para © StyleFeelFree
Título: Rémy Zaugg. Cuestiones de percepción
Artista: Rémy Zaugg
Comisariado: Javier Hontoria
Lugar: Palacio de Velázquez. Parque del Retiro (Madrid)
Fechas: 31 de Marzo de 2016 – 28 de Agosto de 2016
Entrada: entrada libre