Rosana G. Alonso
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Para celebrar el 30 aniversario del colectivo feminista Guerrilla Girls, Matadero Madrid inaugura la exposición retrospectiva ‘Guerrilla Girls: 1985-2015’, después de su paso por la Alhóndiga de Bilbao

Las Guerrilla Girls hace tiempo que tienen las cosas claras. Nada menos que los 30 años de trayectoria que cumplen este 2015 reivindicando una mayor equidad y transparencia en el mercado del arte a través de una implicación que vira hacia el activismo con códigos del arte. El icónico grupo feminista que caló en la esfera artística a mediados de los ochenta con su llamativa presencia —siempre se han mostrado con caretas de gorilas ante los medios— sigue en activo y ahora, después de haber pasado por la Alhóndiga de Bilbao en 2013 con una gran afluencia de público, según atestiguó esta mañana Fernando Pérez —responsable de programación del centro bilbaíno—, inauguran en Matadero Madrid la exposición retrospectiva Guerrilla Girls: 1985-2015 de la mano del comisario Arakis. Aquí atendieron a la prensa dos de sus componentes que respondían a los nombres de Frida Khalo y Käthe Kollwitz —siempre utilizan nombres de ilustres artistas femeninas fallecidas— con sus características caretas, pero absolutamente cercanas y participativas, mostrando además su agradecimiento por ser este el primer país que les rinde un homenaje retrospectivo a toda su carrera.

Y porque tienen sus metas muy claras, hay algo que no se les pasa por alto. Su modo de acción tiene que ser llamativo para ganar en visibilidad y generar confianza en el público a través de su propia confianza. Por eso utilizan caretas. «Cubrirse el rostro te permite ser tú misma. Además a esto se añade el misterio, por lo que es más fácil que nuestras acciones llamen la atención. Por otra parte tenemos vidas privadas y muchas de nosotras somos artistas por lo que no queremos que una cosa entorpezca la otra. Es además una forma de proteger la libertad de expresión y de recuperar la figura del superhéroe». Sus acciones son contundentes. Gestos tan sencillos como la colocación, por ejemplo, de flyers, pegatinas o panfletos en los baños de los museos y salas de arte, que evidencian la realidad oculta que acecha al mercado del arte a través de estadísticas y datos. Algunos de los que recogen, son muy esclarecedores. En mensajes como: «¿Cuántas mujeres han realizado exposiciones individuales en museos de Nueva York en el último año? Guggenheim (0), Metropolitan (0), Modern (1), Whitney (0)», no hay posibles interpretaciones. Aunque estos datos concretos son de los años ochenta, la realidad es que cuestiones como el sexo y la raza siguen siendo a día de hoy rasgos diferenciadores en donde cohabita la discriminación forjada por conductas machistas que perpetúan sistemas patriarcales que convierten a la mujer en mera espectadora cuando no objeto. Para prueba de ello otros datos, los que recogen la asociación MAV —mujeres en las artes visuales—, que se encontraban entre el público asistente y dejaron constancia de que lo cierto es que los datos que ellas manejan muestran que la realidad lejos de mejorar, va a peor. En el informe MAV #13 (2013) destacan que de los exponentes en ARCO ese mismo año, el 77% eran hombres y sólo 4,4% del total de mujeres artistas eran españolas, un dato que venía a sentenciar que la presencia femenina estaba en detrimento con respecto a años anteriores. Cifras todas ellas que conforman un mapa nada alentador para las mujeres, lo que convierte al artículo 26 de la ley de igualdad de 2007 en papel mojado. Ante esto las Guerrilla Girls se manifiestan pragmáticas: «lo que recomendamos es luchar contra las cifras, pero partimos de la base de que es muy difícil cambiar las opiniones de las personas de forma directa. Diciendo solamente que algo está mal, no se consigue nada, por eso sugerimos un cambio de estilo, una vuelta de tuerca que reivindique el humor y la creatividad». Ellas lo resumen en cuatro conceptos clave: «vergüenza, ridículo, humillación y risa». Un paseo por la muestra que se podrá ver hasta el próximo 26 de abril es suficiente para entender estas cuatro nociones de forma muy ilustrativa. Como prueba, la sentencia de Picasso de quien recogen una de sus célebres frases: «Solo hay dos tipos de mujeres: diosas y felpudos». O la de Sinatra: «una chica bien equilibrada es aquella que tiene la cabeza vacía y el suéter lleno». Cada uno que juzgue lo que crea conveniente según su sistema de valores y nivel cultural. El caso es que Guerrilla Girls, treinta años después de sus primeras acciones, siguen siendo un colectivo, desgraciadamente, demasiado contemporáneo. Ahora bien, como ellas mismas aseguran, «Cuando el racismo y el feminismo ya no estén de moda, ¿Cuánto va a valer tu obra?»
 
Guerrilla Girls en Matadero Madrid | Stylefeelfree

Componentes de Guerrilla Girls en Matadero Madrid | Foto: © Y.Yu para StyleFeelFree

Guerrilla Girls en Matadero Madrid | Stylefeelfree

Cartel Guerrilla Girls en la exposición Guerrilla Girls: 1985-2015 en Matadero Madrid | Foto: © Y.Yu para StyleFeelFree