Las mujeres marcan el ritmo del mejor Cine Alemán Contemporáneo 

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Rosana G. Alonso

Alma mater de SFF. Librepensadora observando las dinámicas sociales y culturales desde una perspectiva feminista que se abre a lxs otrxs

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Con un cuarto de siglo a sus espaldas, el German Film Fest Madrid 2023 hace una demostración de fuerza con un abanico de películas que muestran el buen tono de una cinematografía en la que destacan las voces femeninas

Abarcando distintos géneros que incluyen la revisión histórica, el thriller de tinte político-social, la comedia generacional, el documental, la ciencia ficción romántica o el coming of age de estética andersoniana el German Film Fest Madrid 2023 celebra su 25 edición con una excepcional cosecha de Cine Alemán en la que destacan las voces femeninas. De las seis películas que componen la sección principal cinco de ellas están dirigidas por mujeres. El comité de selección del que he formado parte, en esta edición, junto a Rocío Saiz y Emilio Luna hemos valorado las propuestas que arriesgan en sus narrativas sin olvidarse de los públicos. De esta forma, este breve pero trepidante repertorio de cine contemporáneo responde a las inquietudes de nuestros tiempos. Tiene el arrojo de atravesar la historia interpelándola y situándola en el hoy, cuestionar la identidad, o poner en tela de juicio las vicisitudes políticas que conforman nuestras paranoias y crisis relacionadas con las realidades digitales y en red.

Para comenzar por todo lo alto, la inauguración cuenta con una de las películas más sorprendentes de este año. Presentada en la última Berlinale, Sisi & I, de Frauke Finsterwalder, revisa y actualiza el mito de la emperatriz Elisabeth de Austria y Hungría. Si bien ha habido otras películas que han puesto el mito a examen situándolo como un icono pop, lo distintivo de esta cinta es el juego maestro que realiza entre estética y discurso. Con un guion que cuestiona la amistad, el amor y los vínculos de poder que se establecen en las relaciones conyugales, materno-filiales o de trabajo, nada se le escapa a esta cineasta capaz de convocar al espectador con su destreza para dominar el ritmo, la ironía y la luz que envuelve a todos los personajes.

Por otra parte, en Sisi & I el duelo actoral entre Sandra Hüller, una de las actrices más carismáticas y camaleónicas de los últimos años, y Susanne Wolff es uno de sus grandes reclamos. También sorprende la audacia de este filme para trasladar el cine de época a una actualidad que recorre con dinamismo y sentido del tiempo. Más cercana al Yorgos Lanthimos de La favorita que a Corsage: la emperatriz rebelde, de Vicky Krieps, no deja de ser incomprensible que todavía no tenga fecha de estreno en cines españoles. Como tampoco lo tiene En el ángulo muerto (In the Blind Spot) de Ayşe Polat, una cineasta con una sólida trayectoria, pero todavía desconocida en nuestro país.

La trepidante película que es En el ángulo muerto no dejará a nadie indiferente. Con una estructura en tres capítulos en los que la germano-kurda adapta el medio a sus intereses narrativos aplicando diferentes formatos, la liviandad que transfiere es algo prodigioso. Sobre todo, porque lo hace recorriendo una complejidad que solo puede funcionar atando muchos cabos. Los asuntos políticos, sociales e identitarios que cruzan la zona del noroeste de Turquía trazan un paralelismo con nuestras sociedades modernas y digitales. En esta zona común, que supera lo meramente local, Polat trata de poner luz al punto ciego. Allí donde los fantasmas habitan, en un relato no resuelto lleno de intrigas y desconfianza que se expande con los dispositivos en red, se crea un espacio casi mágico para hablar de una realidad que busca superar el trauma señalando con el dedo a los perpetradores del mismo.

Otro de los hallazgos de esta sección vertebral del German Film Fest Madrid 2023 es Skin Deep de Alex Schaad. Una película que comparte con las anteriores el cuestionamiento de la identidad. En este caso, como tema central que articula por medio de un dispositivo de ciencia ficción en el que la pareja tiene un protagonismo clave. Punto de partida para explorar los desafíos que atraviesan los cuerpos y los nuevos idearios identitarios que abogan por la fluidez y la poligamia. Algo que en cierta forma también lleva implícito el documental Uncanny Me, de Katharina Pethke, en su afán de examinar la creación de una entidad digital que lleva a reflexionar sobre qué determina la realidad enfrentada a la fantasía y el sueño, hecho realidad, de crear vida no humana.

Este recorrido finaliza con dos películas destinadas a los públicos más jóvenes. En un lado, encontramos a Franky Five Star, de Birgit Möller, una cinta que, si bien engloba a una audiencia muy amplia, cautivará, especialmente, a un público en plena pubertad. Con un fastuoso diseño de producción y una estética colorista que se hermana con el universo de Wes Anderson, siguiendo al mismo tiempo las huellas de un Jaco van Dormael en su afán de exploración de las posibilidades que aúnan la fantasía y las cuestiones existenciales, es otro portento que exprime las posibilidades estilísticas en su consecución de un enunciado de buenas intenciones y propósitos.

En el otro extremo, Vamos a la playa, de Bettina Blümmer, hará las delicias de la generación Z que ya ha alcanzado la mayoría de edad y empieza a experimentar los primeros impulsos de expresarse. Muy fresca y radiante en su escritura de los personajes, cuestiona, manteniendo un tono tragicómico, los imperativos capitalistas que chocan a un lado y otro del Atlántico dibujando un puente entre Europa y el Caribe. Ello supone, al mismo tiempo, un viaje que hermana y explora incesantemente. Desde cuestiones sexuales, hasta el estereotipo cultural asociado a Cuba. Es un itinerario de búsqueda y, finalmente, de encuentro que se disfruta por su sentido de lo contemporáneo. En realidad, todas las películas que componen este mosaico buscan romper moldes desde un lugar que nos resulta familiar, que reconocemos porque es el mundo que habitamos, donde situar nuestros conflictos identitarios y nuestras crisis personales.