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‘Estertor’ ha sido la película más divertida e incómoda del Festival de Gijón y para hablar sobre ella convocamos a Sofía Jallinsky y Juan Pablo Basovih que acaban de ser galardonados con el premio a la Distribución de la sección Retueyos
Siguen considerando el cine como un lugar en el que jugar con amigos. Y ese juego, que en Estertor se vuelve perverso, está muy presente en el visionado de la película más gamberra del FICX 2022. Pero no todo son risas, con poco que escarbemos nos daremos cuenta que estamos ante un espejismo lleno de contradicciones. Manejando con sagacidad y mucho humor negro un cóctel molotov en el que la desidia, la venganza, el olvido y la burla se dan la mano, Sofía Jallinsky y Juan Pablo Basovih hablan de la condición humana. Y estamos avisados, cualquier cosa puede ocurrir ante la cuestión ¿qué pasaría si …? Eso es precisamente lo que tratan de investigar los cineastas argentinos en un filme que reta al espectador continuamente, situándolo en una posición incómoda en el que la risa esconde algo más.
Poniéndonos en contexto, en Estertor cuatro empleados asisten a un antiguo genocida de la Dictadura argentina que padece Alzheimer y cumple prisión domiciliaria. Esto se convierte en la ocasión perfecta para vengarse de él, aunque ahora sea un anciano indefenso y vulnerable del que no queda rastro de lo que fue. Tras el éxito cosechado en la edición del FICX 2021 con su anterior trabajo, Palestra, que se alzó con el Premio Fipresci, el dúo de cineastas vuelven a demostrar que están renovando la cinematografía argentina con presupuestos muy pequeños y mucha creatividad.
(Rosana G. Alonso) Al trabajar en equipo, ¿cómo os organizáis y repartís el trabajo?
(Basovih) En este caso puntual casi todo lo hacemos entre los dos. Lo hacemos todo nosotros, también producimos. De alguna forma todo pasa por ambos. Sin embargo, a diferencia de Palestra en el que trabajamos en el guion conjuntamente, en esta ocasión yo escribí el guion, aunque había un ida y vuelta porque según escribía le iba mostrando a Sofía la evolución. Entonces, sí, estábamos muy unidos salvando la dirección de arte que la hizo Sofía.
(Jallinsky): Sí, nos dividimos el trabajo según lo que a cada uno le resultaba más fácil, o lo que le interesaba más hacer.
(RGA) Justo sobre el guion quería preguntaros. Me gustaría saber si en él hay lugar para la improvisación, porque me da la sensación de que no mucho. Me parece una película con un guion muy robusto, muy sujeta a él. ¿Cómo lo planteaste? ¿Hay algo de improvisación que se escape al guion?
(Basovih) Si no es el 90% de lo que vemos, es al menos un 85% de guion. Agregamos en el último momento unas escenas más pero sí, diría que es un 85% de guion tal cual lo había pensado y armado. Después hay decisiones de montaje en las que quitamos algunas cosas y pusimos otras. Pero sí que hay cuatro escenas que escribí hasta un punto donde quería generar una sensación que no sabía cómo lograrlo con la escritura. Son escenas en las que necesitaba una distancia y luego los actores después de leer la escena continuaban lo que pedía el personaje. Por lo tanto, en los ensayos sí, también terminamos de escribir algunas escenas. Con esa improvisación acabábamos de armarlo. Ya después en rodaje no hay casi escenas improvisadas, una nada más.
(RGA) La escena de contenido más sexual puede parecer la más improvisada porque es bastante salvaje.
(Jallinsky) Pues esa fue bastante dirigida.
(RGA) Es tan loca.
(Jallinsky) No hay improvisación ahí. Tal vez alguna de los parques y del auto. En la base está el guion, pero tal vez se agregaron un par de cosas más a diferencia de otras que está todo más sujeto. Pero justo la escena de sexo estaba planteada. Nos gustan esas escenas sexuales como medio corridas.
(RGA) Sí, muy cómicas.
(Jallinsky) Claro, sí, sí, sí.
(RGA) Es lo que da un poco de distensión a la película (…) Bueno, esta es vuestra segunda película después del éxito de Palestra en este festival. La habéis hecho en tiempo récord, con lo cual entiendo que el premio tampoco mermó vuestro trabajo.
(Jallinsky) Lo que pasa es que Palestra la filmamos antes de la pandemia, en el 2019, con lo cual, tuvimos tiempo para escribir la próxima.
(RGA) O sea, cuando se estrenó Palestra ya teníais parte del trabajo hecho.
(Basovih) Sí, ya teníamos el guion terminado.
(Jallinsky): De hecho, estábamos a punto de filmarla. A los 15 días de presentarse Palestra estábamos filmando este nuevo guion.
(RGA) Tanto esta como la anterior son además películas con muy pocos medios y recursos. Eso demuestra que se puede hacer cine de calidad con muy bajo presupuesto. Pero así todo supongo que necesitaríais algo de financiación.
(Basovih): La película se iba a ejecutar de todas formas, aunque con menos medios. Pero cuando nos enteramos de que habíamos ganado el premio Fipresci decidimos meterle más producción. Nosotros no tenemos ningún tipo de financiación, todo sale de nosotros, somos los productores.
(Jallinsky): Nuestra forma de trabajar es tal que pensamos qué queremos hacer. Y si ahora no podemos hacerlo con el dinero que nos gustaría, planteamos una propuesta que nos permita hacerlo. Con Palestra pasó así. El guion ya se pensó en función de lo que podíamos hacer. En esta también, porque al producir los dos y estar en el proceso de escritura, pensando y armando todo, ya anticipamos todo en función de los recursos que teníamos para optimizarlos al máximo posible. Obviamente, ahora nos encantaría poder aplicar otro tipo de financiación que sea un poco más grande.
(RGA) Tiene mucho valor lo que hacéis por eso. Con muy pocos medios hacéis auténticas virguerías y todo funciona maravillosamente. O sea, solo necesitáis un espacio cerrado, un apartamento y poco más.
(Jallinsky): Sí, sí.
(RGA) Y sois muy originales en realidad. ¿De dónde viene todo esto? ¿Tenéis algún referente?
(Jallinsky): el referente que siempre nos gusta citar es Todd Solondz. Pero más en términos del humor, no en lo productivo. También Cassavetes.
(RGA) Me sorprende que digáis Cassavetes.
(Basovih): Sí, Cassavetes en su forma de dirigir a los actores, por ejemplo. La primera película que me viene a la cabeza es Una mujer bajo la influencia que es explosiva. Creo que es en una casa también, si mal no recuerdo. Tiene una dirección de actores que pareciera que está todo improvisado y está todo escrito, está todo armado, está todo pensado de esa forma. Creo que es una referencia muy fuerte que nos marcó.
(RGA) ¿En cuánto a cine argentino? ¿Cómo veis el panorama del cine argentino?
(Jallinsky): Del cine argentino nos gusta el humor que tiene Ana Katz. A parte de eso, no nos sentimos parte de nada de lo que está pasando, en general, en las películas argentinas que vemos que se están haciendo. La idea es ir con una propuesta un poco distinta a eso que se está haciendo.
(RGA) ¿No hay nadie que esté haciendo algo similar a lo que hacéis?
(Basovih): no, no, es lo que siempre hablamos. El humor negro en Argentina está un poco desaparecido y es algo triste porque había una tradición de humor negro antes de la dictadura militar. Había muchas películas de ese tipo y después, con la dictadura, se perdió un poco esa línea y ahora ya no. Ana Katz creo que es la gran referente de ese tipo de humor, que es más incómodo, pero no hay mucho más.
(RGA) Pero los argentinos tenéis ese humor intrínseco ¿no? Eso es muy argentino en realidad.
(Jallinsky): sí, eso nos llama mucho la atención porque nosotros con nuestra familia, con nuestros amigos, digamos que somos como muy picantes. En la forma de los comentarios que hacemos, con humor, pero también muy afilados, no sé. Esto trasladado a las películas es como más solemne, intentamos que sea más poético.
(RGA) Básicamente lleváis el humor al límite, ¿no?
(Jallinsky): Sí.
(Basovih): Bueno nosotros también estamos influenciados por el teatro, vemos mucho teatro argentino. El teatro argentino tiene mucho de esto, hay muchos referentes que usan el mismo código, la misma forma. Y nuestro elenco son básicamente actores de teatro. Hacen cine, pero sobre todo son actores de teatro que se formaron en teatro. Trabajar con ellos desde ese lugar lo hace más dinámico y salvaje.
(Jallinsky): Es que el teatro argentino es muy picante, lo que se dice discursivamente, o sea, no es para nada tibio.
(Basovih): sí, sí
(Jallinsky): Creo que es una referencia bastante importe para nosotros.
(RGA) Porque el tema central tampoco es que sea hiper-novedoso. Hay muchas películas que tratan sobre la memoria, la venganza y el poder. Y en todo esto la condición humana. Son temas muy genéricos que lleváis a un nivel más arriba. Y entonces surge esta locura, este esperpento, ¿no? Y me pregunto cómo llegáis a tal grado de complejidad.
(Jallinsky): Ensayamos mucho antes de filmar, estamos como tres meses ensayando antes de filmar y probando cosas. Y todo el tiempo estamos pensando y corrigiendo. No sé, para nosotros los ensayos son muy importantes. Ahí empiezan a salir como cosas que son esas sutilezas que nos interesan, con las que llegamos a la actuación. Construimos mucho corporalmente a través de gestos, miradas y formas actorales. Todo ello conforman esos temas en torno a las relaciones de poder y la miseria humana. Hay también algo contradictorio en la actuación. De la risa se pasa a un tono serio.
(Basovih): Sí, prácticamente se crea en los ensayos.
(RGA) Pero volviendo al guion que es un tema angular, ¿cuál es la primera idea de guion?
(Basovih): Bueno, no me gusta hablar en términos de magia ni nada de eso. Yo creo que en la conferencia que tuvimos tras el pase de la película lo expliqué. Contaba cómo surge la idea y cómo se armó todo. En realidad creo que me vino como una catarata de ideas que se la comenté a Sofía. A partir de ahí fui planteando el guion, el primer borrador, el segundo borrador, y creo que ya en el tercero lo teníamos. El planteamiento de escenas ni siquiera se ha movido, porque todas están marcadas. Era un momento donde estaba bastante obsesionado con Yorgos Lanthimos.
(RGA) Sí que pensé en Yorgos Lanthimos inmediatamente cuando vi la película, pero se lo comenté a alguien y me dijo que no lo veía.
(Basovih): Sobre todo con Canino.
(RGA) Sí, totalmente.
(Basovih): Creo que el título original del libro es Kynódontas. Todo ocurre en un espacio cerrado donde un padre cambia la lógica de una casa. Es muy perverso. Y sí, estoy un poco obsesionado con el mundo de Yorgos, pero sobre todo con esa película. También hay un tema personal y es que estábamos también muy obsesionados con el Alzheimer.
(RGA) Tanto el Alzheimer como la película de Canino, ¿estaban ya en el germen del proyecto? Es curioso lo de Canino, yo lo veo claramente, pero no todo el mundo lo ve.
(Basovih): lo que pasa es que el tono actoral es muy distinto.
(RGA) ¿Y el Alzheimer cómo lo encajas?
(Basovih): Surge de una charla con un amigo. Estábamos hablando del Alzheimer. Él me contó la anécdota de su padrastro que era un catedrático, un profesor, atlético, una figura paterna dura que era violento con él y le pegaba. Era una charla íntima que estábamos teniendo mientras tomábamos una cerveza. Pues este hombre en un momento determinado le diagnosticaron Alzheimer. Realmente, como es muy amigo mío me fue contando como esa persona de poder, esa persona que tenía tanta fuerza y lo intimidaba tanto a él, se fue volviendo, a medida que avanzaba la enfermedad, como una uva pasa, alguien que ya no era, un cascarón, algo vacío. Y yo le hice una pregunta bastante salvaje: che, perdóname por hacerte esta pregunta, le dije, pero tú cuando le veías así como que ya no podía ni reaccionar, ¿no tenías ganas de pegarle, de devolvérsela por lo que te había hecho cuando eras chico y te pegaba y violentaba físicamente? Y claramente, como es una persona que tiene dos dedos de frente me dijo que no, que no porque él ya no era aquella persona. De ahí surge un poco todo. Es así como surge la idea, el personaje del dictador, genocida y asesino de la dictadura militar que tiene Alzheimer. A partir de ahí, en tres meses, el guion se fue armando.
(RGA) Pero más allá de este eje central creo que lo clave de esta película son todos los paralelismos que se tejen y que la vuelven muy compleja. Hablas del Alzheimer y eso es evidente, está en la película a través de la figura de este anciano de la dictadura militar. Pero esto, en realidad, puede tener su eco en el hecho de querer olvidar, ¿no? ¿Qué pasa ahí con ese olvido? Bueno, puedo ver muchos más paralelismos, pero ese es uno muy clave.
(Jallinsky): El tema del olvido es algo central por varias cosas. Por un lado, lo que planteamos es que las personas que lo cuidan y ejercen esas torturas al genocida no lo hacen por convicciones políticas, lo hacen por desidia, por agotamiento laboral. El tema de la cuestión de la memoria de la dictadura argentina, que justamente es muy central para nuestro país, queda vinculado al genocida y pasa porque muchas personas, en la contemporaneidad, empiezan a plantear que la dictadura ya pasó y que tenemos que olvidar. Creo que sí, que ahí hay un vínculo entre el olvido y la memoria que está presente en el Alzheimer y se establece un juego.
(RGA) Exactamente, un juego. Pero queda al criterio del espectador, está abierto, no os posicionáis como tal. Porque, ¿cómo queda esto en la película? ¿Qué pensáis vosotros, tenemos que olvidar?
(Jallinsky): No, no, para nada.
(RGA) Bueno, creo que en este sentido el desenlace final es muy evidente.
(Basovih): sí, pero no tomamos partido porque yo creo que de base se entiende que, además, los personajes son unos idiotas realmente, unos estúpidos. Fuera, por ejemplo, están escrachando a este hombre. Y bueno, no se cómo se tomarán esto en Argentina cuando lo estrenemos. Pero es una situación de burla. Para mí, la posición la toma el personaje de la chica embarazada. Les mira con cara de sois unos idiotas, unos estúpidos, pero ellos están bailando. Aquí tomamos una posición. Puede que quede un poco abierto en algunos aspectos, pero también nos posicionamos.
(RGA) Bueno yo creo que el final es bastante determinante, auqnue no vamos a comentar qué pasa. Pero ahí os posicionáis totalmente
(Jallinsky): Nuestra posición es que esto, sin duda, no se tiene que olvidar de ninguna manera. Y por eso mostramos de esta forma tan grotesca y ridícula a estos tres personajes, porque nos parece un delirio que se olvide. Los dejamos ridículos por eso. O sea, por ese lado, sí tomamos partido.
(Basovih): También hay muchos temas. Por ejemplo, bueno, es ficción, pero Argentina 1985 demuestra que a nuestros genocidas la justicia los apresó a todos. En ningún momento tuvimos que tomar venganza por nuestras manos. Nunca habrá nadie que tenga que buscar a un genocida para maltratarlo y que pase algo similar a lo que pasa en la peli. Nos lo decía Toni que es el que hace de genocida. Che, pero aquí nadie se tuvo que vengar, nadie tuvo que hacer un acto de justicia, porque la justicia funcionó. Pero hay algo ahí con lo que queríamos jugar. Queríamos jugar con un ‘qué pasa si alguien encuentra…’ porque entre los genocidas presos había un montón de personas civiles que formaron parte de aquello. Bueno hay algo como de jugar a tientas.
(Jallinsky): Sí, y también cada uno lo siente de una forma, porque es muy personal, pero yo tengo un tío desaparecido y para mí ese final, aunque sea en la ficción, no sé, es como un alivio, ¿no? No sé, no me gustaría que pasara en la realidad, pero digamos que se puede jugar a ese juego dentro de la ficción. Y me parece que hay algo interesante ahí de cómo cada uno vive esa situación, o personas que tuvieron como víctimas a familiares ¿Qué le pasa con eso? ¿Cómo actuaría? ¿Cómo actúan las distintas personas en situaciones tan tremendas como estas?
(RGA) Bueno es que son muchos temas en realidad. Está el tema del Alzheimer del que ya hemos hablado. Está el tema de la prostitución que se materializa en esos hombres que pagan para poder estar a solas con el genocida y también en la chica embarazada del bebé de su amiga que tampoco lo hace como un acto de amor porque también cobra. Y luego está el tema del bulling que es evidente en la figura de la cuidadora pero también el bulling en el que participa el propio espectador, que es una de las cosas más interesantes de la película. Porque el espectador, al final, también es partícipe de lo que pasa en ese apartamento, ¿no?
(Jallinsky): sí, se convierte en medio cómplice.
(RGA) Sí, exactamente, cómplices de lo que estamos viendo. Ese juego con el espectador, ¿eráis conscientes cuando estabais haciendo la película? O surge ahora de repente como algo que estaba ahí pero un poco oculto. Es que a ese espectador cómplice realmente lo estáis convocando en la película también por el paralelismo de espacios entre la sala de cine y el apartamento. Y estamos riéndonos de muchas situaciones que ocurren.
(Jallinsky): bueno, también está el hecho de que cuando la gente está en un grupo de personas empieza a hacer cosas que no haría individualmente. Eso también estaba en la película anterior. Son como planteamientos conceptuales que de base nos interesan, y vamos armando un poco las cosas a partir de eso. El tema va por ahí, en cuando uno fue cómplice de situaciones grupales en las que se va subiendo el tono y al final te preguntas qué acaba de pasar, ¿no? O sea, como espectador te quedas pensando que fuiste cómplice de todo eso. Y eso lo permite también la comedia. Por un lado te puedes reír, pero también te preguntas por qué te ríes de eso. Nos interesa plantear estas contradicciones de base en las que lo genuino de una persona sale a relucir por más que no esté de acuerdo con eso.
(RGA) ¿Y os dabais cuenta de eso en el planteamiento de la película? ¿Eráis conscientes de la reacción que podría tener el público y de que lo estabais implicando?
(Sofía Jallinsky y Juan Pablo Basovih): sí
(Basovih): sí, éramos conscientes. Pero creo que hasta un punto. Cuando volvimos a ver la película ahora en una pantalla grande nos dimos cuenta de que es aún peor de lo que habíamos pensado. Nunca hasta ahora la habíamos visto en una sala con tanta gente.
(RGA) Luego también está el tema de la deshumanización que sufren los sanitarios, no sé cómo lo veis. Pueden entenderse muchos aspectos críticos. ¿Consideráis que hay crítica también al sistema sanitario?
(Basovih): Más que crítica al sistema sanitario de forma puntual, queríamos hacer crítica a la precariedad laboral. Queríamos tocar ese tema y lo hicimos en un ámbito que, además, va a peor. No solo están trabajando, es que están viviendo ahí dentro con el genocida. Ello lo vuelve todo un poco más denso.
(Jallinsky): Y también la complejidad de no tener dinero y tener que trabajar en ciertas cosas porque no hay otra opción. Eso también lo habíamos hablado. Bueno, qué pasa cuando no tenéis plata y te sale este trabajo en el que puedes conseguirla haciendo algo que no quieres. Pero bueno, lo haces. Hay algo con el dinero. Lo que decías de la prostitución de la chica que acepta dinero para que algunas personas se vean a solas con el genocida. Eso tiene que ver con que ella necesita plata porque no le alcanza con su trabajo. Entonces, se tiene que deshumanizar, de alguna forma, para dejarles entrar y cobrarles, que puedan hacer eso mientras el tema no pase a mayores.
(Basovih): Además, es una línea muy fina porque, de alguna forma, ella les está dejando entrar. No quiere que tomen venganza, pero también les está cobrando. Bueno, ahí se abre un dilema ¿está bien, o no está bien?
(RGA) Al final es que también está la hipocresía en todo esto.
(Jallinsky): sí, claro.
(Basovih): sí, sí
(RGA) Y lo lúdico, ¿qué papel ocupa? ¿dónde está el placer aquí?
(Sofía Jallinsky y Juan Pablo Basovih): en todo.
(RGA) Es lo que os interesa …
(Basovih): Y también porque quiero agregar que somos un grupo de amigos que nos conocemos, los actores, todos. Es el segundo proyecto, pero ya nos conocemos desde hace un tiempo. Trabajar con ellos, ensayar, probar cosas es realmente un trabajo lúdico muy divertido. Hay gente que estaba ya en el rodaje de Palestra y cuando vieron la película se dieron cuenta que el rodaje era una fiesta. Tenemos una sintonía de diversión. Lo que pasa es que en cámara no nos dábamos cuenta que lo que estábamos filmando no era un chiste. Por contraste, cuando ves todo junto te das cuenta del horror. Uno de los chicos me dijo que era un espanto, que pensaba que habíamos rodado una comedia nada más, pero luego advirtió que pasaba por otro lado.
(RGA) Y ya para acabar, el tema de la venganza. ¿Cómo lo veis? He leído por ahí comparaciones con La matanza de Texas pero es difícil verlo, porque esta no es una película de género. ¿Es algo que habéis filtrado vosotros?
(Jallinsky): No, eso creo que fue Twitter.
(Basovih): Sí, fue Twitter.
(RGA) Y que pensáis, porque yo no sé si lo veo.
(Basovih): no, no sé. Yo creo que no tiene mucho que ver. Pero bueno, no vamos a decir lo contrario. Es un peliculón que nos encanta.