Hablamos con la ganadora del Premio William Bullock, Cristina Coronado, fundadora de la asociación Junt@s Vamos y el proyecto Bordær, iniciativa que apoya a migrantes centroamericanos mediante el arte del bordado
Cristina Coronado (Tlahualilo, México, 1969) hizo del cáncer un lazo de unión con otras mujeres. Desde la enfermedad se enfocó en sus raíces, lo que le permitió armar un hogar que impulsara a decenas de personas en su misma situación por medio de la asociación Junt@s Vamos. Con aguja e hilo en mano, ellas tejieron una red solidaria, que más adelante llegaría a cobijar a migrantes de toda América con el proyecto Bordær. Un espacio de esperanza, amor y solidaridad en el que los migrantes encuentran un lugar para esperar con dignidad y encontrar en el arte una forma de liberar su dolor. Este proyecto no sólo es una ayuda económica para quienes llegan a su fundación, sino una plataforma común de convivencia multicultural.
Bordær, cartografía y narrativa migrante es un refugio en la frontera México – EUA, que da asilo a aquellos que han quedado varados en esta crisis. A través de talleres, enseñan a hombres y mujeres el arte de la costura para que así puedan expresar su historia y caminos transitados. En un país donde son extranjeros, crean un sentido de comunidad. Mediante una perspectiva territorial que arma un mapa de paisajes, experiencias y vivencias, crean cartografías narrativas en el telar.
Este proyecto ha sido premiado por el reconocimiento William Bullock, que es otorgado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) en colaboración con el Museo Universitario Arte Contemporáneo (MUAC), por lo que además de recibir un apoyo económico para continuar sus esfuerzos, las ganadoras obtendrán su propia exposición y plataforma digital. Con ella se conseguiría visibilizar las causas y los problemas sociales que significan la crisis migratoria forzada en todo el mundo, y en especial en América.
(Sofía Velázquez) Tengo entendido que Junt@s Vamos se inició como un grupo para mujeres con cáncer, ¿en qué momento se convirtió en un proyecto en pro de los migrantes? ¿Cómo se dio la evolución de ser una comunidad de pacientes, a un refugio que atendiera esta otra causa? ¿Cuáles son los objetivos de esta asociación?
(Cristina Coronado) Hace 8 años inicié un grupo con mujeres, que, como yo, tenían o habían tenido cáncer. Entre nosotras, fuimos construyendo una red de apoyo emocional y acompañamiento cada vez más grande. Les ayudábamos a conocer sus derechos, brindábamos apoyo psicológico e incluso, un refugio. Pronto, descubrimos que muchas compañeras no tenían los recursos para pagar sus tratamientos. Fue entonces, que mi hermana y yo decidimos fundar un club de bordado y costura. Les enseñábamos a hacer bolsos, blusas y prendas, que después ellas vendían en Estados Unidos para obtener un ingreso extra.
Tres años después, en 2018, llegó a Ciudad Juárez una ola de migrantes muy grande. Yo, que anteriormente trabajé en grupos de apoyo con ellos, inicié una red para brindarles refugio temporal, pero la crisis no se detenía. Por otra parte, Trump firmó un acuerdo migratorio: el Protocolo de Protección a Migrantes (TPP en inglés), el cual permite a Estados Unidos regresar indocumentados a México, mientras tramitan sus solicitudes de asilo. De esta forma, miles de latinos fueron expulsados, y la mayoría, eran mujeres con niños en completa vulnerabilidad. Al ver esto, decidimos crear un centro que les diera asistencia y albergue.
(SV) Entonces, ¿cómo ha sido el encuentro entre estas dos comunidades, cuál ha sido su respuesta? ¿Cómo se da la mezcla de experiencias y vivencias tan distintas en este espacio?
(Cristina Coronado) La respuesta ha sido muy buena entre los dos grupos. Algo que ayudó es que en Junt@s Vamos no nos asumimos como víctimas, sino como una red de apoyo que impulsa cambios desde el dolor. Ahora, ambos bordan juntos sus experiencias. Esta especie de encuentro nos ayuda y nos enriquece.
(SV) ¿En qué momento surge Bordær y el proyecto de cartografías migrantes? ¿Cuál era su objetivo?
(Cristina Coronado) Como te platiqué, en Junt@s Vamos ya teníamos el proyecto de bordado. Lo único que hicimos fue expandirlo. Nos juntamos en La Casa Acogida, uno de los asilos, y pronto más y más personas se unieron y comenzaron a interesarse por el proyecto. Actualmente, tenemos ya cuatro albergues que colaboran, dos de los cuales yo misma coordino.
Bordær es una forma de tener una estadía digna mientras están aquí. Es una solución para aquellas mujeres que antes tenían que trabajar en la maquila, o que estaban en empleos muy mal remunerados y esclavizantes. Es una manera en la que ellas obtienen sus propios recursos y una mejor calidad de vida, mediante la creación y venta de su arte. La unión de estos programas de acompañamiento y resiliencia son ahora algo permanente, que incluso para nuestra sorpresa, ganó el premio William Bullock. Gracias a él pronto tendremos nuestra propia exposición en un museo.
(SV) ¿Este proyecto se formula desde una visión artística para fomentar estas expresiones, o tiene un enfoque más práctico y utilitario?
(Cristina Coronado) Es una combinación de ambos. Marícela Coronado, mi hermana, es quien coordina la parte artística y técnica del proyecto. Es pintora y siempre ha tenido relación con ese mundo, por lo que naturalmente es quien les ayuda a la creación de diseños y guía el taller. Bordær va más allá de un negocio, es un proyecto humanitario, que sirve como una red de apoyo y solidaridad. Es un espacio para tejer su dolor, los recuerdos de su país de origen; y poder expresar por medio del arte sus sentimientos e historias, y así hilar un futuro esperanzador.
(SV) ¿Cómo se han introducido formas más artísticas en el bordado?
(Cristina Coronado) Mi hermana es quien ha impulsado el crecimiento de esta parte del programa. Al inicio, ella junto con una mujer indígena de origen tarahumara, crearon un diseño inspirado en los símbolos de esta cultura. Sin embargo, ella creyó que se podía ampliar aún más y decidió incorporar diseños más artísticos que artesanales. Fue así como surgió la inspiración para una bolsa.
Después, las mismas migrantes diseñaron otras propuestas que incluían elementos propios de cada una: su nacionalidad, pasado y emociones. La verdad es que se ha creado un equipo multidisciplinario increíble. Son ellos quienes también nos están ayudando a diseñar cómo será la museografía del premio William Bullock en esta nueva galería que se abrirá.
(SV) ¿Qué es lo que tienen pensado para la curaduría de esta exposición? ¿Qué harán con el espacio que se abrió a partir del impulso obtenido por el premio William Bullock
(Cristina Coronado) Existen varias ideas, pero la principal es crear un lienzo gigante en el que cada una bordará el recorrido desde que salen de su país, hasta que llegan al refugio. En este telar se podrán ver sus historias y lo que ha implicado para ellas este trayecto. Por ejemplo, cómo fue el cruce del Río de Guatemala hacia México, el dolor que eso implica, los abusos que han vivido. Es un conjunto de sus caminos, el dolor de su salida, lo que implicó su llegada. Todo esto visto a partir de sus miradas y sentimientos.
Aún no sabemos cómo será el diseño final, pero es una curaduría que va a ir acompañada de información sobre el proyecto, poesías, imágenes y vídeos. Es todo un equipo creativo enfocado en mostrar todas estas vías desde una exposición.
(SV) ¿De qué forma el arte interviene en la narrativa de sus vidas? ¿Cómo se mezclan estas historias con el bordado?
(Cristina Coronado) Al principio, en el taller nosotras teníamos diseños fijos inspirados en los indígenas Rarámuri. Posteriormente, fueron ellas mismas quienes incluyeron en sus bordados elementos en concreto que pertenecían a su país. Para ellas, el incluir estas imágenes era una forma de expresarse. Por medio del bordado están sanando y lo que hacemos es platicarlo desde la aguja y el hilo. Es una forma de sacar su dolor y acercarse a sus países de origen. El encuentro con estas chicas nos enseñó a compartir parte de nuestra cultura propia, con pequeños rasgos que muestran quiénes somos.
(SV) ¿Qué significados son los más recurrentes en las piezas que se elaboran? ¿Qué elementos comunes podemos escuchar en sus historias?
(Cristina Coronado) Lo común en cada obra que realizan es encontrar elementos particulares que distinguen a cada una de ellas. Dibujan sus pájaros, flores y paisajes nacionales, símbolos de la tierra que dejaron atrás. Es un ejercicio de nostalgia con sus raíces y con su propio andar en el mundo. A través de estas imágenes traen a su memoria sus países y la familia que dejaron atrás. Así cada pieza es una intervención de sus historias y culturas. El resultado es una sincretización de paisajes que les son común en su andar, experiencias como cruzar la frontera, o las injusticias que comparten. También esta mezcla simbólica es una forma en la que se hace visible la aceptación de que están aquí y que en el ahora, tienen que vivir con una esperanza.
(SV) ¿Cómo se formulan estas cartografías a través de los telares? ¿Qué historias se dejan ver entre esos hilos? ¿Por qué el titulo de cartografías?
(Cristina Coronado) Con los mapas y la mezcla de los tejidos hechos por manos migrantes, se obtiene una conclusión sobre la crisis que se vive. A partir del registro en las telas se puede rastrear la odisea que sobreviven. En estas cartografías hay recorridos y caminos difíciles de trazar, no por la técnica, sino por lo que representan para quienes anduvieron cada paso de estas rutas. Inclusive, muchas de ellas no saben cómo describir en palabras aquello que tanto les ha dolido. Por eso, nosotros mediante el acompañamiento les ayudamos a que logren sacarlo a través del arte.
(SV) ¿Qué dificultades viven en su viaje a Estados Unidos? ¿Cuáles son los principales retos que enfrentan?
(Cristina Coronado) Es un camino con muchos obstáculos, desde que salen, hasta que consiguen, o no, cruzar la frontera. Su primer encuentro es con la mafia y el crimen organizado, quienes los trasladan por todo el continente en cuestiones deplorables. Estos grupos vulnerables son presa fácil de cárteles delictivos quienes los extorsionan, violentan, secuestran e incluso terminan por reclutarlos en sus filas. Muchas personas terminan cediendo por miedo, ya que recorren un trayecto expuesto a todo tipo de violencias y abusos que son cometidos inclusive por las mismas autoridades.
Al llegar a la frontera, muchos son detenidos por los agentes policiales, quienes los arrojan al río. Los abandonan en un país que no es el suyo, y que está lleno de inseguridades y donde las posibilidades de sobrevivir son casi nulas. Hay quienes incluso después de que son expulsados, siguen intentando cruzar. En el intento muchos de ellos mueren. Otros más, se encuentra en las fronteras esperando por meses, mientras trabajan en empleos donde son explotados. No tienen acceso a la justicia, por lo que se enfrentan a juicios sin abogados y sin ninguna certidumbre. Es una vergüenza que todos ellos pasen estas precariedades.
Es común que las mujeres caigan en las redes de la prostitución. En un albergue tenemos varias chicas que estaban siendo esclavizadas sexualmente, las tenían secuestradas. Para nosotros este proyecto ha sido una oportunidad para trabajar esta parte emocional, buscamos que sea un espacio de esperanza. Es un camino muy difícil y nos faltarían años para escribir todas sus historias.
(SV) ¿Es el gobierno un fomentador de esta violencia? ¿es responsable de estos abusos que mencionas?
(Cristina Coronado) Con su omisión sí. No está actuando como debería en el tema migratorio, no tienen un plan de acción y se están viendo rebasados. Los gobiernos, lejos de pensar en los migrantes, quienes son los más afectados por sus políticas, se preocupan por aspectos económicos y de comercio. No ven personas, solo números, y eso limita su respuesta humana. Al final, la crisis está presente en todo el mundo. Aun así, nadie tiene una respuesta clara lejos de la persecución y el castigo de la ley.
Actualmente, durante la emergencia sanitaria, en Estados Unidos, las personas están siendo expulsadas bajo el Código 42, un artículo que no tiene nada que ver con la migración. Bajo este mandato, ellos se amparan en él en tiempos de guerra o de pandemia, y cierran sus fronteras. Mientras esté este decreto, cualquier persona que entre es expulsada sin ningún proceso o asilo. Al final, son arrojados al limbo, sin papeles, sin ningún sustento, como carnada para los grupos criminales. Los gobiernos de todo el mundo tienen la responsabilidad de esta crisis, y a pesar de ello, siguen sin portarse a la altura y continúan omitiendo el problema.
(SV) A pesar de la pandemia, miles de migrantes en todo el mundo buscan llegar a su destino. No obstante, con el cierre de fronteras, muchos se quedan varados antes de llegar a su objetivo final ¿Cómo habéis vivido esta situación? ¿Cómo viven ellos la pandemia?
(Cristina Coronado) Aprendimos a estar en la pandemia y no hemos parado. No podíamos detenernos, pues al final allá afuera seguían llegando en olas. Teníamos que seguir caminando a pesar de las condiciones. También había que abrir espacios para quienes se habían quedado sin trabajo, sin nada, y para aquellos que se estaban enfermando. Creamos un programa para ir a sus casas, y abrimos más espacios para recibir a todos aquellos que estaban siendo expulsados por el Código 42.
(SV) ¿Qué tipo de lineamientos se deben plantear para mejorar su calidad de vida?
(Cristina Coronado) Lo más deseable, y lo primero que se debería resolver, sería que se estabilizara la situación económica y política que existe en sus países de origen: Honduras, Salvador, Guatemala. Las políticas neoliberales han terminado por destruir a América Latina, la han convertido en un nido de violencia. Es el mismo sistema económico el que crea esta desventaja. Estas mismas situaciones son las que orillan a las personas a huir de sus hogares.
Al llegar a este término medio (México) se encuentran cansados, endeudados y sin motivaciones. Es increíble el costo, no solo el económico que tienen que pagar por salirse de sus propias naciones. Inclusive, después de eso, deben continuar peregrinando y sufrir en trabajos humillantes para buscar pagar las deudas y mandar algo para sus familias. Sus derechos existen en papel, pero en la práctica no hay ningún país que tenga una política totalmente abierta que brinde el derecho a emigrar y de asilo. Falta mucho para que los migrantes en el mundo puedan tener una vida digna.