Rosana G. Alonso
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Mezclando animación e interpretación la noruega Yngvild Sve Flikke, en ‘Ninjababy’, compone una de las películas más divertidas e irreverentes de lo que llevamos de año

Ninjababy | StyleFeelFree
Imagen de la película Ninjababy | StyleFeelFree

El personaje de Rakel, la protagonista de Ninjababy, está a medio camino entre el que interpretaba Jane Horrocks en La vida es dulce y Greta Gerwing en Frances Ha. Ella es una joven que vive el presente sin preocupaciones. La clásica premisa de vivir rápido, intensamente, es su máxima. El sexo, el alcohol y las drogas son su religión. Pero también busca labrarse una carrera como ilustradora. Todo se interrumpe cuando un embarazo no deseado llama a su puerta. Inspirada en una novela ilustrada de Inga Sætre, la realizadora Yngvild Sve Flikke logra, en esta cinta, hacer algo que todavía no habían conseguido los largometrajes inspirados en historietas. Capta la esencia del libro en el que se inspira dotándolo de vida. Para ello, recurre a la animación que permea la narración generando una simbiosis entre dibujo y personajes de carne y hueso muy bien armonizada.

Las salas de cine, en los últimos años, están recibiendo muchas historias en torno a la maternidad —sea que implique un embarazo deseado o indeseado—. Sin duda, las políticas de los cuidados que están en la base de este asunto, así como los debates en torno a la perspectiva de género, son algunos de los grandes temas del cine más contemporáneo. Y la gran acogida que reciben estos filmes no extraña porque alrededor de estos paradigmas tan complejos había (sigue habiendo) mucho tabú y sentimientos encontrados. Por eso, era necesario desmitificar ciertos argumentos y ponderar las responsabilidades que socialmente siguen recayendo sobre la mujer. Con toda esta sabia cinematográfica se está empezando a generar una biblioteca de filmes que analizan estas cuestiones evitando la condescendencia. Entre las cintas más recientes cabe destacar las excelsas Cinco lobitos de Alauda Ruiz de Azúa y Culpa de Vellés y Cormenzana.

Visualmente muy alejada de las películas españolas mencionadas Ninjababy es una cinta gamberra que tiene más en común con el indie norteamericano aderezado con la estela cómica que está dejando a su paso Ruben Östlund. El drama aquí convive con el humor y es precisamente esta mirada la que nos permite conectar tan bien con un guion que no pierde nunca el ritmo. Es un claro ejemplo de cómo romper los estereotipos de género con ingenio. Un peso que carga el irresistible personaje que interpreta Kristine Kujath Thorp, un torbellino de energía que viene a ejemplificar el cambio de rol de los personajes femeninos. Hace tiempo que los públicos (al menos una gran parte del femenino) esperábamos interpretaciones así, más cercanas y naturales. Por eso, a los espectadores que pueda resultarles un poco sobredimensionado este papel tienen que dejar de imaginar un ideal de mujer y aceptarnos como somos.
 

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