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Tras su paso por festivales, en los que ha tenido muy buena acogida, ‘Rendir los machos’ entra en las salas de cine cuestionando el estereotipo masculino y consolidando las bases de una nueva cinematografía española que empieza a alzar la voz desde otros lugares
No acaba de aterrizar por casualidad en el cine, de hecho, David Pantaleón (Valle Seco, Gran Canaria. 1978) lleva una larga trayectoria a sus espaldas como cineasta de cortometrajes, algunos de los cuales, como El becerro pintado, fue galardonado en el Chicago International Film Festival y en el Festival de las Palmas. Ahora, con su ópera prima de ficción, Rendir los machos, proyecta un engranaje de mixturas en el que los géneros se entrelazan para dibujar un paisaje de Canarias que juega con los estereotipos. Estos le sirven para reflexionar sobre la construcción de la identidad y las tipologías heredadas de lo mitológico. Con la libertad que le otorga la ficción documenta una realidad, siempre subjetiva, que salpimienta con una importante dosis de humor que evoca a Kaurismäki.
A pesar de su matiz de realidad Rendir los machos, película que ha cosechado ya una retahíla de premios a su paso por festivales, conserva un tono de western impregnado de fábula. Atravesando parajes áridos a vista de pájaro, aquí, los planos cenitales, alcanzados con la tecnología de un dron, configuran un relato que pone la acción en la lejanía para objetivarla. Solo así el conflicto se disipa. Al fin y al cabo es el asunto a mitigar para borrar las distancias previamente apuntadas. Pantaleón habla en plural y en esta entrevista, realizada en Madrid en plena ola de calor, repite constantemente la palabra juego. Para él el cine es un juego para pensar, más allá de la imagen, su relación con el entorno próximo. Un juego que se convierte en una ocasión para desmitificar lo sagrado y cuestionar el rol del autor. Juguemos.
(Rosana G. Alonso) Aunque vienes del mundo de la interpretación y eres profesor de la Escuela de Actores y del Instituto del Cine de Canarias, en un momento determinado empiezas a compaginar la interpretación y la dirección. ¿En dónde te ubicas realmente?
(David Pantaleón) Con 18 años, incluso antes, cuando estaba en la secundaria ya tuve la intuición de querer interpretar. Pero a medida que fui conociendo el sector, me fui recolocando y me empezó a interesar más la dirección. Como actor es insoportable estar esperando a que a alguien se le ocurra alguna idea en la que tú puedas encajar como intérprete. Entonces, después de trabajar unos cuantos años en el teatro y haciendo cortos y cositas para otra gente, y conjuntamente con El festivalito de la Palma, pues ahí tuve la revelación.
Me di cuenta de que tampoco es tan complejo y que si no tenía vergüenza para poner mi cara en las ideas de otros no tenía por qué tenerla para contar mis tonterías y mis cuentos. Ahí fue como el cambio de chip. Y sobre todo viene de que como actor es más complejo que seas el detonador de nada. Pero como director decides todo.
(RGA) Y justo en los últimos años tienes papeles de actor en películas tan relevantes como Eles transportan a morte y Blanco en Blanco.
(DP) Estas últimas películas surgen además en un punto interesante de mi trayectoria porque es cuando ya no tengo ningún tipo de preocupación sobre mi carrera como intérprete porque estoy más centrado en la dirección. Y entonces empiezan a salir estos papeles de cineastas colegas que hacen cosas muy guays y es la bomba que se les ocurra que yo pueda jugar ahí en sus películas. Es un momento en el que he cambiado el punto de vista que tenía sobre la interpretación. Ahora me siento un poco mejor interpretando porque estoy desde otro lugar. De hecho, ahora disfruto mucho en las pelis cuando voy como intérprete, porque de alguna forma, el autor es más sufrido, está flagelándose continuamente. Estoy ahí en Blanco en Blanco o en Ellos transportan la muerte y solo espero a que me digan lo que tengo que hacer.
(RGA) Estás más relajado.
(DP) Sí, y además cuando estoy en un rodaje miro a los directores y es cuando pienso, hostia, ellos sí que tienen un marrón porque lo tienen que decidir todo. Yo como intérprete soy una plastilina al servicio de ellos.
(RGA) No he tenido la ocasión de ver tus cortos pero en esta película, a pesar de ser actor, no sales como intérprete.
(DP) No, y en los cortos tampoco salgo.
(RGA) No te interesa hacer de hombre orquesta, ¿prefieres centrarte en la dirección? Te lo digo porque también hay muchos cineastas que lo hacen todo.
(DP) Es increíble que puedan hacerlo todo. Pero es que hay tanta gente que puede jugar tan bien. Y es que estar delante y detrás de la cámara son muchas cosas. Eso a lo mejor lo hice en los primeros cortos y ya luego me pregunté qué estaba haciendo. Si hay un montón de gente que quiere hacer cosas conmigo, pues hagámoslas, ¿no?
Imagen de Rendir los machos | StyleFeelFree
(RGA) También ocurre que en esta película en realidad tengo la sensación de que los personajes casi que forman parte de un paisaje, se puede ver un conjunto, como que pintas un paisaje de Fuerteventura. Eso es lo que más me ha gustado, porque en realidad, si te pones a pensar, la historia es muy sencilla. Pero casi es la excusa para hacer algo mucho más grande, algo que tiene un sentido pictórico.
(David Pantaleón) Todas las historias están contadas millones de veces. Desde el teatro griego todas las posibilidades de conflicto están ya desarrolladas. Por eso, donde podíamos jugar era contando las cosas de otra forma. Porque, fíjate, la peli tiene un conflicto y un hilo narrativo muy finito. Cuando la tendencia sería acercar a los personajes al conflicto, situar claramente el conflicto para llenarlo de emoción identificando muy bien a los hermanos, lo que hacemos es todo lo contrario.
Al final, lo que buscábamos era un ejercicio de alejamiento de los propios personajes. De hecho, pretendíamos incluso la confusión entre ellos. No queríamos que como espectador pudieras empatizar con alguno de ellos. Se van confundiendo. Y creo que ahí radica algo fundamental en la película puesto que no te deja colocarte en el lugar de nadie ni posicionarte por alguna de las partes del conflicto. Trabajamos la idea de que no importaba cuál era el conflicto o quién pudiera tener razón. Porque claro, es una gilipollez estar en conflicto. De hecho, hay algo que a mí me hace mucha gracia, ellos están enfadados pero ya ni se acuerdan por qué.
(RGA) Aclarémoslo, en la película los personajes principales son hermanos y además son tus hermanos, ¿son gemelos?
(DP) No, no son gemelos, se llevan dos años.
(RGA) ¿Fue complicado dirigirles?
(DP) Bueno, hay algo arriesgado en dirigir a actores naturales. En este caso dirigir a mis hermanos sobre los que recaía la responsabilidad de sostener la película. Había un riesgo muy loco y no sabíamos cómo podía funcionar. Pero teníamos la confianza porque yo tenía las herramientas para trabajar con alguien que conozco, que hemos crecido en el mismo lugar.
(RGA) Pero puede ser más difícil también por eso mismo, por ese grado de confianza.
(DP) Podría ser más difícil, pero ellos fueron súper generosos. Son mis hermanos mayores, y de pronto, se pusieron bajo mi batuta. Pero teníamos algunas herramientas que jugaban a nuestro favor porque podía recurrir a vivencias personales. Tipo, en este texto, ¿te acuerdas de lo que habría dicho papá o te acuerdas de nuestra nani que era un pastor que se llamaba Ismael? ¿Cómo hubiese actuado Ismael en esta situación? Había todo un catálogo de vivencias compartidas que me daban la posibilidad de dirigirlos hacia cosas concretas.
(RGA) Es que da la sensación de que son cabreros reales. Pero no lo son, ¿verdad?
(DP) No, uno es veterinario y el otro tiene un bar en el pueblo.
(RGA) Pero el hecho de que puedan entrar tan bien en el papel que interpretan es porque hay una observación del entorno…
(DP) Bueno, somos de un pueblo chiquitito en las montañas de Gran Canarias que se llama Valle Seco y nuestra familia llevaba la carnicería del pueblo. Por lo tanto, desde chico siempre hemos tenido relación con los animales.
(RGA) Pero ganado no teníais ¿no?
(DP) Ganado sí, pero comprado, previo a transformarlo en carne.
Imagen de Rendir los machos de David Pantaleón | StyleFeelFree
(RGA) En todo esto hay un tema central que es el de la masculinidad. Puede tener una lectura crítica, pero en todo caso es el espectador el que puede juzgarlo ¿no?
(DP) Sí, totalmente. A mí me molestan mucho las pelis que sentencian cosas, que manipulan al espectador hacia una lectura.
(RGA) Lo que haces es una exposición de la masculinidad muy abierta, que no enmascara nada.
(David Pantaleón) Pero es que si profundizamos, en realidad no conocemos nada, ¿no? Partimos de ahí. Bueno, si puedo hablar de algo es de lo que he vivido. Vengo de una familia de seis hermanos, todos varones, en la que yo soy el más pequeño. Al final, la idea de hablar del hombre viene porque he tenido la posibilidad de observar a cinco especímenes crecidos en un contexto. Y son todos muy diferentes aunque con sus similitudes. Con lo cual, ahí tengo una referencia.
(RGA) Pero también está muy ficcionado, ¿no?
(DP) ¿Con ellos? Sí, sí.
(RGA) Sí, por ejemplo en la escena de la pelea. Ahí hay un énfasis hacia esa masculinidad.
(DP) En verdad, todo está como manipulado para la construcción de lo que queremos. Pero claro, quién no se pelea con sus hermanos…
(RGA) Pero más que una pelea creas un símbolo.
(DP) En esa pelea hay algo como onírico.
(RGA) Partes de la tradición canaria, ¿no?
(David Pantaleón) Claro, es la lucha canaria. Lo que ocurre es que construimos desde ahí pero en realidad todos nos hemos peleado y nos hemos dado algún zarpazo. Y lo lindo es que al rato estamos otra vez arreglados. Es parte de la propia convivencia. Cuántas veces te habrá pasado con tu hermana.
(RGA) Sí, claro.
(DP) Y es muy loco y va más allá de que sea en nuestra infancia, nuestra adolescencia. Te ves con cuarenta años con unas aptitudes como de niños de ochos años en esta relación entre hermanos. Es llamativo pero es así de real.
(RGA) Y para poner el contrapunto de esa idea de masculinidad está el personaje de Alicia. Háblame de este personaje porque creo que al final es muy central. Si no tuviésemos el personaje de Alicia tendríamos otra película.
(DP) Fíjate que al final esta idea de masculinidad es otra ficción que impone al hombre que sea de una manera determinada. Venimos con esa carga de la tradición, de un mundo que ha sido decidido por los hombres. Pero en este caso, a quien le deja las cosas buenas el padre es a la hija porque tiene más capacidades.
(RGA) El personaje de Alicia es un poco también la sorpresa y eso, paradójicamente a lo que pudiera parecer, es lo que puede proporcionar una lectura feminista. Porque en realidad decides colocar ahí a este personaje femenino.
(David Pantaleón) Además, estamos en un contexto en el que el tema de género es central en los debates sociales. Y de hecho, el proyecto escrito tuvo problemas en alguna comisión. Escrito entendían como que le faltaba…
(RGA) Les parecía demasiado masculino…
(DP) Sí, sí.
(RGA) Pero eso es lo potente, esa exposición la puedes hacer tan bien porque vienes de un contexto que pones de relieve. No para juzgarlo, sino para evidenciarlo, que es distinto. Y además el personaje de Alicia equilibra todo o da posibilidad a que puedan surgir otras interpretaciones.
(DP) Sí, pero todo tiene que ver con esta idea de los elementos iconográficos y de cómo entendemos el mundo de los cánones.
(RGA) ¿Estereotipos?
(DP) Exacto. Desde los estereotipos.
(RGA) Pero juegas con el estereotipo masculino consciente de él.
(David Pantaleón) Sí, claro. Y fíjate que el estereotipo masculino no deja de ser una pose entre ellos también. Es como una visión súper infantil cuando estereotipamos las cosas, ¿no? Porque es una forma de mirar el mundo desde una perspectiva muy simple. Y ella (Alicia) se convierte en ese brazo ejecutor del padre. Por eso, tiene que tirarle de las orejas a sus hermanos cuando se salen de su camino. En verdad, es como la más lista. Se convierte en la figura fuerte.
Pero bueno, en realidad es mi visión, mi observación de la realidad. Me interesa construir desde esa observación de la realidad. Cada uno vivirá la suya. Pero en mi casa, en donde éramos siete varones y dónde está esa idea de que tu papá es el que lo decide todo, lo que dice tu madre va a misa. Y hay como esa idea infantil de que el hombre, el macho, no tiene capacidades para comunicarse. Incluso en un momento determinado uno de los hermanos dice: “soy un hombre”. Tiene que constatar algo que es absurdo.
(RGA) Incluso los ridiculizas ¿no? Ellos realmente son un poco, no los malos, pero los que se quieren escaquear y sacar provecho de una situación en un momento dado…
(DP) Son un poco aniñados ¿no? Unos hombres como castillos. Pero está ese punto de que al final somos un poco infantiles. Y luego está también esta idea de que quien pone orden es la persona más inteligente de la familia.
(RGA) Que decides que es Alicia.
(DP) Claro.
(RGA) Pero también hay una cierta crítica hacia ella.
(David Pantaleón) Alicia es conservadora, respeta las tradiciones, a ella no le vacila nadie. Cuando la tradición dice que ellos tienen que ser los que cumplen la promesa del padre es ella la que les corta el rollo cuando quieren burlarse de la tradición.
Imagen de Rendir los machos de David Pantaleón | StyleFeelFree
(RGA) Y este proceso hasta que llegas a la exhibición en salas de cine es muy largo. Ocho años que dan para mucho. ¿Qué ocurre en todo ese tiempo? ¿Se mantiene la idea original? ¿Va avanzando?
(DP) La idea original que es tan sencillita…
(RGA) ¿Esa no se mueve? Porque es curioso, la mayor complejidad es formal. Pero quizás el esquema general no necesitase cambios porque imagino que el conflicto lo tendrías muy claro.
(DP) A través del dispositivo de una tradición surge el viaje de estos dos hermanos. Esto genera un espacio de convivencia que trata de ver si se reconcilian o no. Es un espacio obligado por su propio padre.
(RGA) Y sobre esta idea base, ¿surge algún cambio sustancial?
(DP) Empezamos pensando en un ganado de 300 cabras. Luego se fue modulando. Porque había que pensar en un cine posible. En un cine que se adaptase a lo que teníamos. Porque el guion es un texto teatral, no está hecho para que lo leas sino que es una herramienta de juego.
(RGA) Y aunque pueda parecer muy sencilla, la película también es muy irónica y sarcástica. Es algo que a mí me recuerda a Kaurismäki. Hay un humor muy inteligente. Eso quizás sea más difícil de reflejar en el guion, ¿no? También puede ser que sean los personajes los que le otorgan ese tono. ¿Es así o es tu forma de hacer cine?
(David Pantaleón) La manera de construir es algo que tiene que ver con la personalidad que se transfiere a lo que uno hace. De todas formas, está como esta idea de que siempre queremos separar los géneros, lo que es drama de lo que es comedia, cuando en la vida todo se mezcla. Al final, no hay un cien por cien de drama o tragedia y un cien por cien de comedia. Cuántas veces estamos en un marrón o en una pérdida y a la vez que estamos súper tristes hay momentos de humor. Eso es parte de la vida misma.
(RGA) Bueno, y además el cine más interesante está en esa dinámica. Hay un tipo de cine que está incluyendo esta hibridación. Es un cine que no le traza un camino al espectador del que no puede salirse. Eso es de las cosas más interesantes que están pasando ahora mismo. Pero es que además lo excepcional es cómo lo planteas, porque hay otras películas que pueden estar en tu misma línea de juego convierten esto en un cine muy críptico. Pero tú, en cambio, aligeras todo. Desde la primera escena está todo claro.
(DP) Para ello, tanto desde la línea argumental como en el montaje tuvimos que hacer un trabajo como de descargar. Hay muchas secuencias que tengo tendencia a construir, un juego surrealista, casi bressiano, de distanciamiento de los propios personajes, de lo que sucede. Y tuvimos que descargar la peli porque si no perdíamos al espectador o perdíamos la narración tan fina si íbamos hacia un exceso de autoría, en plan, quiero Pantaleón en todas las secuencias. Y eso, en un momento fue complejo de decidir. Al final, tenemos que tener esa idea de emisor-receptor todo el tiempo. Uno compone para jugar con quien lo ve y que se genere un diálogo, ¿no?
Era necesario evitar una visión paternalista y pensar en cómo iba a recibir todo esto el espectador. Simplemente era cuestión de juntar todos los elementos para decir, podemos llevarlo formalmente hasta aquí, pero con cuidado de no caer, narrativamente, en el lado opuesto. Porque había elementos arriesgados a la hora de contar lo que queríamos. Una historia clásica desde un dispositivo o forma contraria a las habituales. Lo lógico, en este caso, sería buscar o potenciar la emoción en la puesta en escena. Algo que hemos evitado.
(RGA) Y para ello, ¿la edición sigue el orden del rodaje o hay alteraciones?
(DP) En realidad donde acabas de escribir la peli es en edición y nosotros montamos todo un dispositivo para poder editar como quisiéramos. Por eso los hermanos van siempre con monos azules, por ejemplo.
(RGA) Ya, claro.
(DP) Fíjate que no tenemos muchas posibilidades de juego en las secuencias porque está planificado con muy pocos planos. Pero el montaje nos daba la opción de poder cambiar las secuencias de lugar. De hecho, el final de la peli en el guion estaba estructurado de otra manera. Fue en el rodaje donde nos dimos cuenta de que no podíamos tener un punto climático a diez minutos de la peli, y luego tener un segundo y un tercer final. Entonces, con la propia imagen, en edición tuvimos que reescribir esto.
(RGA) Y en todo esta lógica y proceso te pilla incluso el confinamiento.
(DP) Sí, claro. El confinamiento me pilla en edición de la peli que no es el peor sitio.
(RGA) En realidad es el mejor.
(David Pantaleón) Sí, al final estuvo a nuestro favor porque tuvimos más tiempo para editar. Pero claro, la peli la ideamos a partir de un punto pero estuvo en construcción hasta el final. Básicamente, hasta que terminamos de editarla. Y en ocho años fuimos cambiando también como personas. Por eso, lo que estábamos haciendo tenía que irse modulando con nosotros, sino, imagínate. Hay que hacer un ejercicio de enamorarnos de lo que estamos haciendo en cada momento. Y si el momento de hacer algo son ocho años, que yo no lo tenía previsto antes, pues son ocho años. Si me hubiesen dicho que iba a tardar tanto igual no me hubiese metido a hacer un largometraje.
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Retrato generacional
En una coyuntura como la actual en la que se está gestando un nuevo cine español que mira hacia dentro, David Pantaleón se muestra ilusionado. Porque se reconoce en una generación que está asentando las bases de un cine híbrido que entiende que la realidad tiene que matizarse para que sea polisémica. Desde el Novo Cinema Galego hasta lo que se está haciendo en Levante y Canarias, donde el Festivalito La Palma lleva, desde hace un tiempo, revitalizando el sector del audiovisual en las islas, la red se extiende configurando un mapa de distintas realidades. Estas llevan la semilla de un costumbrismo que mira a la tradición para conjeturar presentes y analizar de dónde venimos para ver a dónde vamos. Era necesario un cambio de dinámica que entiende que se puede hacer una cinematografía de lo local que trascienda el esperpento para situarnos con honestidad.
Consciente de estas vicisitudes que configuran una cartografía próxima, David Pantaleón se sabe poseedor de una verdad. Obviamente, la suya. Matizada por su experiencia y su observancia, repara en el territorio y en sus gentes para hacer un trazado que le sirve de escenario. Desde este lugar privilegiado, que despoja de todo artificio innecesario para mostrárnoslo en su máximo esplendor, examina. Para ello sabe dónde situarse y hacia dónde dirigir la mirada. El cine que le gusta, que le interesa, es aquel que nos devuelve a la infancia. Un cine que nos descubre que todo depende de nuestra capacidad de asombro. El afecto, la empatía y la cordialidad con la que Pantaleón se dirige a los públicos con los que dialoga es su seña de identidad. Por eso, se agradece que a pesar de que no siempre las condiciones sean las más óptimas, intente facilitar las cosas.
(RGA) No deja de ser tu primer largometraje, quizás todavía no sepas cuál es tu sitio o igual sí, ¿Podrías decir cuál es tu lugar, qué es lo que quieres contar? ¿Hacia dónde miras?
(DP) Más que mirar hacia delante, hacia un futuro, lo que nos sirve de análisis es mirar hacia el pasado. Y entonces sí, sí puedo decir que hay una búsqueda de no sé qué cosa. Pero sí hay una intención de búsqueda en mi trabajo. Hay un cine que me interesa que es aquel que juega en los lindes de la ficción y la no-ficción. Me gustan mucho las películas que veo y que de pronto me vuelven a convertir en un niño viendo dibujos animados. Porque cuando eres niño y estás viendo una película de dibujos animados para ti eso es real. Y me gustan las pelis que cuando miro no sé cuánto de documental y cuánto de ficción tienen. Entonces es como una línea que al final siento que busco en lo que construyo.
(RGA) ¿Qué referentes podrías darme?
(DP) Referentes tengo miles. Nos podemos poner a tirar de nombres…
(RGA) Dime aunque sea dos o tres. Yo puedo pensar en un tipo de cine en el que te ubico pero prefiero que seas tú el que pongas los nombres.
(David Pantaleón) Desde Herzog, Reygadas, Cassavetes… no sé, es que son muchísimos. Pero luego vayamos a elementos cercanos, ¿no? Todo este impulso colectivo que hay del cine español contado desde los márgenes y de las periferias. Vayámonos al Novo Cinema Galego, vayámonos a lo que está sucediendo en el Bajo Levante con Chema, con Elena López Riera y con otra gente. Y también en Canarias donde tenemos un cúmulo de cineastas que están haciendo cosas interesantísimas. Ahí está El viaje como productora creando unos proyectos muy buenos, hablábamos de pelis muy guays como Eles transportan a morte y Blanco en blanco, que están estrenándose en festivales de primer nivel. Tenemos cineastas como Víctor Moreno, Octavio Guerra, como Nayra Sanz o Macu Machín.
Y así si nos paramos y empezamos a decir nombres son muchos. Y es increíble no sentirse poseedor de nada, sino formar parte de algo que está sucediendo y es totalmente colectivo. También, que hay un cambio de paradigma de lo que buscaban los directores hace dos décadas a lo que se busca ahora. Había como un andar hacia la idea de que el éxito era hacer las pelis en Hollywood o salir de tu lugar e ir a los centros de poder y hacer las películas. Y yo creo que ha cambiado ya no solo en España, sino también en otros países.
(RGA) Pero en España ya hace tiempo que necesitábamos este cambio, y bueno, por fin llega desde hace relativamente poco tiempo sobre todo con el Novo Cinema Galego que tú comentas. Porque curiosamente en Latinoamérica, con voces como la de Reygadas que mencionas, llevan ya explorando este cine de realidad y de territorio, etnográfico si lo prefieres, desde hace un poquito más. Curiosamente es posible que Buñuel, por ejemplo, tuviese una influencia más temprana allí… Porque hasta hace poco en España solo estaba Almodóvar. Pero su cine es un cine que ralla lo kitsch y que está exportando una imagen que aborda un costumbrismo un poco distorsionado o central, cuando la realidad es mucho más plural.
(DP) Era necesario hacer como una pluralidad de miradas sobre nuestra región, ¿no?
(RGA) Sí, y lo vemos ahora con tu cine que nos abre los ojos a otras realidades como la canaria que la teníamos más asociada al turismo. Por eso, en Rendir los machos, lo que más llama la atención es la presentación de un paisaje que resulta casi exótico. Y es importante todo esto porque se está configurando un mapa que ya no está ubicado en un único lugar. Y tu visión es muy importante por eso mismo. Además, creo que tienes un sello muy personal que, situándote en esta generación de la que hablamos, te permite tener una voz propia. ¿Tienes intención de seguir haciendo cine desde Canarias?
(DP) Bueno, hay algo que pasa con esta idea de mirar nuestro territorio más cercano y encontrar ahí el exotismo. Un exotismo que nos llama la atención cuando viene de otros lugares, de otra cinematografía. Y hay algo interesante en esto, en mirar como el costumbrismo desde una visión contemporánea que no hace arqueología de la tradición sino que habla de las tradiciones como excusa para tratar temas más profundos. Temas que tienen que ver con la identidad, por ejemplo. Lo que interesa aquí es desde dónde construimos las identidades, todas esas ficciones que nos definen como seres humanos, ¿no? Y poder jugar con libertad y con cierta irreverencia con estas cosas que son ultraconservadoras. Es algo que me parece como divertido y necesario.
Porque no se trata de ponernos de abanderados de esta o esta otra región, ni poner en valor que hay unas tradiciones increíbles, que también, sino que existe la posibilidad de jugar con todos estos elementos en favor de estas historias que queremos construir. Hablamos de las tradiciones como podemos hablar de la idea de religión. A mí me gusta mucho jugar con la idea religiosa porque es la mitología del lugar donde hemos crecido. Que no nos han preguntado si queríamos saber quién era Judas o San Pedro o San Pablo, pero por el contexto en el que vives los conoces. Por lo tanto, deberíamos tener toda la libertad para jugar con ellos como nos dé la gana.
(RGA) ¿Me lo confirmas? ¿Es este lugar, lo que te interesa?
(David Pantaleón) Sí, y no lo digo con toda la seguridad de saber hacia dónde voy. Lo puedo decir porque miro para atrás; y al final, inconscientemente son las cosas que me atraen y me parece divertido jugar con ellas. Si estamos tanto tiempo con un proyecto tiene que ser algo que nos enamore, que nos divierta, que haya un sentido lúdico. Más allá de la idea del juego como fiesta y risas, lúdico en el aspecto de que hay unas reglas desde las que jugamos ya no solo yo, sino todo el equipo. Y cuando los juegos son interesantes es cuando los jugadores se lo toman en serio.
Y luego, nos puede salir mejor o peor la peli pero estos procesos son fundamentales. Saber desde dónde construimos para seguir aprendiendo. Y ojalá estemos todo el rato aprendiendo cosas porque si no se acabó. Si llegas al momento en el que crees que te lo sabes todo y que tienes la receta del éxito y de la película perfecta, se acabó todo.
(RGA) Y ya para ir cerrando. ¿Tienes algún proyecto ahora mismo en mente?
(DP) Bueno estoy trabajando con José Víctor Fuentes que es el director del Festivalito de La Palma en un largo documental en torno a la erupción del volcán de La Palma.
(RGA) Vuelves al documental.
(DP) Sí, es una peli documental y además, después de un proceso de ocho años construyendo una ficción es una peli con la que casi te tropiezas. El septiembre pasado no pensábamos esto…
(RGA) Y es que además alguien tenía que contarlo.
(DP) Hace un año nadie sabía que iba a haber la erupción del volcán, por eso, no hay un nivel de preparación, sino que de repente sucede algo extraordinario. Y tienes la necesidad de ver qué ocurre y acaba surgiendo el proyecto.
(RGA) ¿Eres el director de esta película?
(DP) Co-director. Eso como proyecto más cercano que ya estamos en edición. Para finales de año es posible que esté la peli terminada. A lo mejor en el último trimestre, hay que ver…
(RGA) Y, ¿ya estás pensando en algo más?
(DP) Tengo unas cuantas ideas para ver por cual nos decantamos. Al final, tus cuatro o seis años no te los va a quitar nadie…
(RGA) O no. Bueno, hay ejemplos como Hong Sang-soo que te hace dos películas en un año.
(David Pantaleón) Ya claro, pero tiene como toda una filmografía determinada, un hacer, un apoyo…
(RGA) Sí, sí, va solo.
(David Pantaleón) Pues eso, cuatro o seis años en mi caso. Hay que desarrollar una idea, encontrar la manera de financiarla, rodarla y luego… es que son procesos que yo flipo con que haya gente que pueda hacerlo en menos tiempo, pero ya tienen como un bagaje más potente. Pero eso, yo con un proceso de cuatro a seis años no lo veo mal. Las cosas necesitan su tiempito, y además, el tiempo le viene bien a las cosas. Nosotros para Rendir los machos teníamos como el plan de rodar en el año 2018 pero como necesitábamos el dinero de unas ayudas que teníamos que justificar como muy rápido, desechamos grabar ese año y esperamos al siguiente con la posibilidad de que ya no existiese la ayuda.
Suceden muchas cosas en este tiempo y a veces hay que tomar decisiones que igual te hacen que tardes más tiempo. Pero es mejor que lleve más tiempo que hacerlo rápido cargando con cosas que estás viendo que van a ser problemáticas para la película. La paciencia es la clave.
(RGA) Y tú la tienes porque, además, eres canario.
(DP) Sí, bueno, no sabía que la tenía. Ahora es cuando me doy cuenta y doy gracias. También está la idea de que no es lo mismo el tiempo contado que el tiempo vivido.