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El debut de Fernando González Gómez es ‘Estándar’, una entretenida comedia negra que destaca por su vivaz puesta en escena y curioso universo de ficción
Tomás es un joven encargado del supermercado de una pequeña localidad de Navarra. Como persona obsesionada con el orden y la rutina, ama su trabajo y su pueblo en el que nunca pasa nada. Pero un día, Laura —la compañera de la que siempre ha estado enamorado— desaparece sin aparentemente dejar rastro. Mientras que todos creen que se ha escapado en un acto de rebeldía contra su padre, Tomás descubre la verdad de casualidad. Esto desencadenará una alocada serie de acontecimientos que obligarán a la persona menos indicada a conducir una investigación para averiguar qué sucedió realmente con Laura.
Estándar es una película dinámica y divertida en un sentido ciertamente teatral, especialmente en cuanto a la puesta en escena y las interpretaciones. De esta forma, se ve muy reflejado el hecho de que la mayoría del reparto haya hecho su paso por los escenarios españoles. El carácter excéntrico y peculiar de los personajes que interpretan les da un tinte paródico pero que, sin embargo, no llega a resultar molesto. Son planos y cumplen un papel —la cajera cotilla, el padre controlador, la adolescente rebelde…—, pero poseen encanto. Es por eso que gran parte del filme funciona gracias a lo que transmite especialmente el actor Niko Verona en su papel de Tomás.
El realizador novel Fernando González Gómez se inclina por una mezcla de géneros que ayudan a que la trama no caiga en lo monótono. Así, la forma en la que la trama de misterio se inserta en la comedia aporta cierta frescura a la película. Otro toque especial es el que aporta el trabajo de dirección de arte, con un uso de colores vibrantes y planos simétricos muy llamativos. Si bien suele pecar de buenista, el carácter inocente que rodea a Estándar la hace una película disfrutable para prácticamente todos los públicos.