Rosana G. Alonso
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La galería Astarté, en la exposición ‘Presencia cierta’, muestra el trabajo del artista Carlos Pascual, centrado en el encuentro entre pintura, tridimensionalidad, monocromía y geometría

Carlos Pascual en galería Astarté | StyleFeelFree
Obra de Carlos Pascual en la galería Astarté. Cortesía de la galería | StyleFeelFree

El objeto evocado o sensitivo es importante en la trayectoria de Carlos Pascual (Madrid, 1950) que vuelve a la galería Astarté para proyectar sensaciones desde lo intuitivo en la exposición Presencia cierta. Porque la presencia siempre es tangible, visible, mientras los conceptos se muestran insustanciales, carentes de afectividad. O como apunta el artista haciendo alusión a un texto de Ángel González con el que presenta esta exposición, «las ideas estropean la pintura». Y puesto que el objeto tiene una apariencia, «la pintura debe ocuparse de nuestras sensaciones físicas, corporales». Por esta razón su trabajo en la galería madrileña aborda «una especie de foto fija del estado de las obras, los materiales y los objetos tal y como se encuentran en su taller». La teoría aquí esta relegada, más bien ausente, tampoco hay una narratividad implícita ya que la intención del artista no es otra que convertir sus piezas «en sujetos autónomos alejados de toda intención representativa».

Y así, la mirada del espectador también se vuelve más autónoma ya que tampoco se sobreentiende una abstracción mental sujeta a un estado inmaterial. «Mi propósito —explica el artista— no ha sido nunca provocar reflexión alguna, que en caso de producirse será siempre una consecuencia, no una finalidad, sino despertar alguna forma de evocación a través de la mirada en la que nos sintamos reconocidos, y si es posible, reconfortados». Efectivamente, en esa mirada podemos recuperar un hábitat, una esencia habitada desde siempre, pero relegada en la memoria. Existe la opción de recuperar, pero como alternativa, la posibilidad de volver a un estado «que nos permita vislumbrar algo que siempre había estado ahí y que habíamos olvidado».

Una construcción artística que en Carlos Pascual es un devenir entre lo específicamente pictórico y lo objetual que establece encuentros entre la pintura, la tridimensionalidad, la monocromía y la geometría. Así, sus trazos anticipan una ausencia o un despertar que «nos sitúan en el antiguo diálogo entre razón y sentimiento» matiza Pablo Sobisch. Un diálogo que sugiere un acaso que puede despertar por mediación de «la presencia de un accidente, una mancha, o el resultado del azar» sostiene el crítico. Todo es cuestión de ángulos, visibles y tangibles, corpóreos y luego, reconstruidos en la memoria.

—La exposición Presencia cierta de Carlos Pascual permanecerá en Galería Astarté hasta el 24 de enero de 2015—

 

Carlos Pascual en galería Astarté | StyleFeelFree

Obras de C. Pascual en la galería Astarté. Cortesía de la galería | StyleFeelFree