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Con un guion propio del género de serie B, ‘Big Bad Wolves’, de los israelís Aharon Keshales y Navot Papushado, se convierte en una delicia audiovisual que plantea muchos interrogantes

Después de Rabies, su ópera prima, Aharon Keshales & Navot Papushado regresan con Big Bad Wolves, un thriller de terror que pasó por Sitges cosechando el premio a mejor dirección y mejor banda sonora. Una película bien dirigida sobre un guion excelentemente elaborado, aunque no especialmente muy original. A pesar de ello, está construida de forma magistral, desde todos los ángulos. Y a pesar de las apariencias, no resulta tan salvajemente visual como pudiera parecer en un principio. Por otra parte, según se analice, se revela como un estudio social muy comprometido con los tiempos.
La trama es la que sigue. Varios personajes interactúan a raíz de la violación y salvaje asesinato de una niña. Existe el verdugo, aparentemente. Y los vengadores que sospechan de él y buscan las pruebas para inculparle incluyendo todo tipo de métodos. En manos de los israelís Keshales y Papushado este relato, a primera vista más propio del género de serie B, se convierte en una delicia audiovisual que planteará muchos interrogantes y que conseguirá enganchar también a un público no asiduo al género de terror. La razón es que juega con varios elementos claves que hacen que el filme sea muy entretenido. A saber, unos ápices de humor negro bien resueltos y oportunos, una forma de abordar la historia a modo de fábula, una perspectiva nueva en el modo de aproximarse a los personajes, que también se empapan de ese tono de fábula; y en gran medida, un dinamismo combinado con intriga que mantiene al espectador pendiente de la acción sin pestañear.
A destacar el excelente reparto en el que destaca el actor Tzahi Grad en el papel del vengador más inhóspito y cruel. Sus expresiones y caracterización son tan acertadas, que en realidad no necesitaría ni guion para empatizar rápidamente con el público. Todo está planteado para confundir al espectador y hacerle plantear una cuestión, ¿está justificada la violencia para vengar una acción cruel? Esta cinta tampoco es moralista. Más bien todo lo contrario, gracias a esa forma tan maravillosa de tratar la historia con ingenio. Pero sí trata de romper estereotipos. Y los rompe. De hecho, hay escenas muy logradas en la película en las que enfrenta a los personajes, para poner en juicio su sistema de valores.
La intención de sus artífices no es otra que generar un juicioso debate que ponga sobre la mesa una realidad que en Israel es la base del día a día. Ellos mismos lo explican al argumentar que «la ansiedad existencial sienta las bases de la fundación de Israel, así como los intentos de definir y reforzar la legitimidad del estado». Si a esto sumamos «la intolerancia y el machismo inherentes, añadidos a la histórica sed de venganza» tenemos el cóctel molotov que será la base para una sociedad que no conoce el perdón ni la humanidad y que creará «el marco ideal para las acciones extremas y sus consiguientes reacciones». Reflexionemos sobre ello, es una cuestión importante en el tiempo en el que vivimos.
Título original: Big Bad Wolves
Dirección: Aharon Keshales, Navot Papushado
Guión: Aharon Keshales, Navot Papushado
Reparto: Tzahi Grad, Lior Ashkenazi, Rotem Keinan, Doval’e Glickman, Menashe Noy, Dvir Benedek, Nati Kluger, Kais Nashif, Ami Weinberg, Guy Adler, Arthur Perry
Fecha de estreno España: 21 de Mayo de 2014