Abrazando el movimiento hippie y sumiéndose en una rica fusión de géneros que puso de relieve lo textil, la artista Moki Cherry es una de las creadoras más reivindicadas de la actualidad
La vida cotidiana y el arte estaban unidos para Monika Marianne Karlsson (Suecia, 1943-2009), más conocida como Moki Cherry. Su hogar sirvió a la artista sueca de galería de arte donde mostrar sus creaciones. Con ello, Cherry disolvía las jerarquías entre lo público y lo privado, así como entre el creador y el espectador. Sus coloridas piezas ocupan ahora las salas del Museo Moderna de Malmö, que recorre su trayectoria artística con A Journey Eternal, la exposición más completa que se realiza de la artista hasta el momento. No obstante, este recorrido coincide con otras dos muestras donde se recogen algunos de sus trabajos. Por un lado, una individual que ofrece el Instituto de Arte Contemporáneo de Londres. Por otro lado, la participación en una colectiva en el Kunstverein für die Rheinlande und Westfalen de Düsseldorf.
Aunque es un hecho muy oportuno, no deja de llamar la atención el interés que la obra de Cherry, olvidada durante tiempo, está suscitando en los últimos años. Con formación en diseño de moda, en muchas ocasiones, su producción artística no fue suficientemente valorada por el establishment del arte. Sus trabajos artesanales, generalmente textiles, sumados a sus creaciones como escenógrafa que daban lugar a una rica fusión de géneros artísticos, estaban influenciados por las corrientes de su época. Así, su universo respiraba por los cuatro costados las creencias hippies del momento. Su discurso estaba comprometido con su entorno y, a menudo, fomentaba la participación. Así por ejemplo, el maletín de un instrumento musical sirve de base para una pintura. Igualmente, las bolsas de embalaje son reutilizadas en collages textiles. De la misma manera, la naturaleza es el centro de sus dibujos.
Este modo de vida en estrecho vínculo con su entorno daba la opción a Moki Cherry de conciliar su función de artista y madre al mismo tiempo. Una visión holística del mundo que era compartida con su marido, el músico de jazz Don Cherry. La pareja, junto a sus dos hijos, Neneh y Eagle-Eye Cherry —ahora, figuras famosas de la música—, hicieron realidad su sueño de vida al transformar una antigua escuela en hogar familiar y laboratorio de creación. En una pequeña población sueca hicieron realidad su utopía. La música, el teatro, las actividades infantiles y el arte ocuparon el tiempo que pasaban en este hogar-escuela. Simultáneamente, sus viajes constantes a Nueva York expandieron su percepción. También contribuyeron la filosofía budista que tuvo un gran impacto en Cherry. Igualmente, su práctica artista bebió de los movimientos espirituales de las tradiciones occidentales y orientales, dando lugar a un lenguaje de múltiples capas.
DATOS DE INTERÉS DE LA EXPOSICIÓN
Título: A Journey EternalArtista: Moki Cherry
Comisariado: Elisabeth Millqvist and Andreas Nilsson
Lugar: Moderna Museet Malmö, Suecia
Fechas: hasta el 3 de marzo de 2024
Horarios y tarifas: consultar
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