El Museo Thyssen abre sus puertas al expresionismo pop de André Butzer 

El Museo Thyssen presenta una exposición que alberga el universo creativo de André Butzer, un espacio en el que se fusiona el expresionismo europeo y la cultura popular norteamericana para crear pinturas de gran formato

En un mundo lleno de contradicciones André Butzer (Alemania, 1973) se nutre de ellas para pintar. Es a través de la pintura que crea ficciones futuristas en las que también recoge las tradiciones del pasado. Son pinturas de gran formato como las que se presentan en la muestra que le brinda el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid. Veintidós obras, realizadas entre 1999 y 2022, que conforman la primera retrospectiva del artista alemán en una institución fuera de su país. Entre las piezas expuestas en este recorrido comisariado por Guillermo Solana, director artístico del museo, se encuentran dos obras recientemente incorporadas a la Colección Blanca y Borja Thyssen-Bornemisza. De este modo, se da continuidad a una serie de exposiciones sobre artistas presentes en esta colección de arte contemporáneo.

Como alemán criado en la Alemania Occidental el pasado de André Butzer está marcado por la influencia de Estados Unidos. Así, la cultura popular estadounidense caló en su trayecto vital igual que lo hizo el expresionismo europeo. Mickey Mouse, el Pato Donald, la comida rápida y el consumismo impactaron a toda una generación. Al mismo tiempo, también enriquecieron su percepción artistas del siglo XX como Emil Nolde, Ernst Ludwig Kirchner, Paul Cézanne o Edvard Munch, entre otros. Todos estos estímulos construyen la base sobre la que Butzer va creando su propio estilo. Es a mediados de la década de los noventa cuando, a través de la pintura y partiendo de sus experiencias personales, inicia su trayectoria artística. El punto de partida lo marca su visita a una exposición sobre la colección Guggenheim en la Hamburger Kunsthalle.

Con veinte años André Butzer comienza a iniciarse en la pintura. Aunque comienza estudios en Bellas Artes en distintas escuelas pronto los abandona para fundar, junto a una veintena de creadores, la Akademie Isotrop, una academia de arte independiente donde exponen y comparten sus ideas. Uno de estos pensamientos se basa, como el mismo artista declara, en “transformar el pasado en futuro, en términos ópticos”. De este modo, adopta el perverso mundo industrializado y lo transforma en algo personal compuesto de colores, formas y figuras. Igualmente, crea lugares ficticios como Nasaheim, una colonia espacial que combina utopía y consumismo. También se observan figuras infantiles, con manos desproporcionadas con guantes blancos y vestidos de colores como en los dibujos animados. Otro de sus personajes recurrentes recurrente simboliza la vergüenza de los alemanes por su pasado nazi. Es una figura con una calavera de mirada inquietante y una mano llena de sangre.

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