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En el marco de la segunda edición de Canal Connect, la exposición ‘Máquina Mística’ plantea cómo la tecnología influye y cambia el comportamiento de las personas
Canal Connect, el encuentro que explora el futuro de las artes escénicas a través de la ciencia y la tecnología, recupera su hábitat. La primera edición se fraguó el año pasado y ahora, tras el éxito acumulado, vuelve a desbordar las salas de los Teatros del Canal. Esto es, a los espectáculos que ya han comenzado se les suma la exposición que bajo el nombre de Máquina Mística propone un encuentro entre arte, tecnología y espiritualidad. En palabras de Blanca Li, Directora artística de los Teatros del Canal, es un itinerario que “nos habla de las nuevas creencias, trascendencias y rituales que está generando hoy la alianza entre ciencia y tecnología”. Esto se origina, según afirma, “desde la posibilidad de eternidad digital del ser humano a través del transhumanismo a los nuevos cultos de la überconectividad”. Lo que desemboca en lo que denomina “una apariencia casi mágica”.
Si la anterior exposición, Máquina loca, abordaba el futuro contemplando la posibilidad de distopía, en esta ocasión “se extrapola y especula sobre nuevas formas de pensamiento y práctica” según apunta Charles Carcopino, que repite como comisario artístico. En este sentido, “indaga en lo sagrado como huella de un poder que parece estar más allá del hombre y del universo”, declara Carcopino. Por ello, también considera que como resultado de todo esto tenemos “la experiencia de otra realidad”. Aquella que presenta “un mundo digital triunfante en el que se interpenetran mentes, cuerpos, el mundo y las máquinas”, diagnostica. En la práctica, los 15 artistas y colectivos que exponen en Máquina Mística “buscan ir más allá de la realidad y su percepción, para pensar sobre esas formas que se nos escapan”, concluye el comisario.
Un recorrido interactivo
Entre los artistas que descubrimos en Máquina Mística algunos proponen experiencias que solicitan la participación activa del espectador. Esto convierte la exposición en un entorno lúdico que invita a colaborar para que algunas piezas se activen. Así ocurre con las dos instalaciones que presenta Verónique Béland, algunas de las más complejas de la muestra. Una de estas obras es As We Are Blind que plantea que el visitante coloque su mano sobre un sensor que mide su actividad electodérmica. Esto permite cartografiar su estado emocional. Con los datos que se recogen en esta instalación se compone una partitura musical exclusiva que activa un piano que no necesita pianista. Esto es, las teclas empiezan a moverse solas como si un fantasma las tocara interpretando una melodía que es el resultado del estado de ánimo analizado. Simultáneamente, la máquina emite una imagen en formato papel que revela el campo electromagnético del concurrente.
Otra de las instalaciones más participativas, de las 22 totales que pueden verse en este circuito, es la que anticipa Benjamin Vandewalle en Micro-sphere. En ella el artista nos invita a bucear en el microcosmos que hay debajo de nuestros pies. Para ello lo que sugiere es que nos tumbemos boca abajo en una especie de camas en las que hay un agujero a través del cual se puede ver el suelo del teatro. Lo que ocurre es que hay un foco en la superficie que hace un travelling. Con ello lo que el creador ambiciona, en palabras del comisario de esta muestra, es “cuestionar la percepción recurriendo a algo aparentemente muy banal”.
Principio de belleza que transforma
Si algo destaca sobremanera en la exposición Máquina Mística son las instalaciones más fastuosas al ojo humano. Entre estas, Matière-Lumière, de la artista Evi Keller, puede apreciarse en el Estudio 1 del Centro Coreográfico de Canal. Aquí se propone un juego entre la luz y el sonido. Con ellas recrea el principio cósmico de la materia. Es un principio universal, un viaje cósmico. Como explica la artista “representa la unidad entre el cielo y la tierra” . A ella lo que le inspira, según afirma, es “la interacción entre el fuego, el sol y el agua”. Con esta fuente pretende “un viaje iniciático, a través de la meditación, en el que volvemos a encontrarnos a nosotros mismos”, expone.
Igualmente, en el Centro Coreográfico, pero en esta ocasión en el estudio 5, podemos asistir a otra de las obras más elocuentes. De nombre L’etant es una instalación que propone una experiencia inmersiva. Es la representación de un paraíso a través de la sombra, el eco y el reflejo. Sin embargo, como aclara Esther Denis, artista que ha desarrollado este espacio, no quiere “dar una imagen completa del paraíso sino que es más bien una experiencia inmersiva donde se mezclan las percepciones, las sensibilidades y lo imaginario”. Además, donde “se producen metamorfosis que producen una serie de cualidades y de simbiosis”, continúa. De esta manera, se puede apreciar, por ejemplo, la dualidad entre inerte y movimiento; o entre sombra y luz.
Ironía y crítica
Para cerrar este pequeño recorrido por algunas de las iniciativas que componen esta Máquina Mística no podemos pasar por alto las intervenciones del artista Filipe Vilas –Boas que cuenta con cuatro obras de su producción en este itinerario. Son piezas que buscan explorar “mundos más brillantes que muestren nuestras habilidades como tutores, orientadores o faros de búsqueda” sostiene el artista. Para ello utiliza distintos mecanismos como el reconocimiento facial que integra Mixed Feelings. Una obra en la que, atendiendo a sus declaraciones, explora “el potencial poético del reconocimiento facial utilizando la detección de las emociones como datos de causa para la creación musical”.
De las cuatro obras que presenta, la performance Carrying the Cross es como una bofetada de honestidad en la cara. En realidad todas sus intervenciones son muy sencillas y de una verdad muy cándida que emite juicios certeros sobre la usurpación digital. En la mencionada representación el propia artista, ayudado por asistentes o el público, trasporta una ‘f’ escultórica gigante hecha de madera y clavos. Es una letra que rápidamente asociamos con Facebook y que está concebida como un comentario crítico a las plataformas digitales. Y en general, sobre el creciente peso del sector privado, tanto en el espacio público como en la esfera privada. Esta performance se representó en Londres en los alrededores de la Tate Modern, dentro del programa Tate Exchande, comisariado por Hyphen Labs en 2019.
El taller y la exposición en la Tate Modern en la que se presentó Carrying the Cross cuestionaron nuestras relaciones con las plataformas digitales, el poder que subyace en la tecnología y cómo puede utilizarse el arte como herramienta de intervención. Algo que también está en juego en este programa de Canal Connect y que podrá apreciarse hasta el 7 de abril en los Teatros del Canal.
Título: Máquina Mística
Artistas: Filipe Vilas-Boas, Véronique Béland, Thierry Fournier, Cécile Babiole, Petites Planètes, Evi Keller, Daily tous les jours, Félix Luque Sánchez, Benjamin Vandewalle, Claire Wiliams, Esther Denis, Joris Strijbos & Nicky Assmann y Golnaz Behrouznia & Dominique Peysson
Comisariado: Charles Carcopino
Lugar: Teatros del Canal
Fechas: hasta el 7 de abril de 2022
Horarios y tarifas: consultar