Rosana G. Alonso
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Perfumista de profesión, la colección de Ernesto Ventós recala en Tabacalera Promoción del Arte de Madrid revelando su capacidad sinestésica

Juan Hidalgo | Colección Ernesto Ventós | stylefeelfree
Foto: Y. Yu para © StyleFeelFree | Obra de Juan Hidalgo de la colección de Ernesto Ventós en Tabacalera Promoción del Arte

El universo del arte actual opera en campos sinestésicos. Algo que desde siempre parece haber pautado la colección de Ernesto Ventós, perfumista de profesión, coleccionista y artista bajo el seudónimo de Nasevo. Ahora, su colección, mediada por el trabajo comisarial de David Barro, que desde el 2014 dirige la Fundación Luis Seoane de A Coruña, se presenta en Tabacalera Promoción del Arte haciendo así patentes dos realidades.

A saber, que las colecciones privadas cada vez están más acreditadas en los núcleos expositivos con afán público y que por ello mismo, estas colecciones discurren desde la operativa de saberse esenciales para relatar una historia propia, la de su coleccionista. La colección de Ernesto Ventós, compuesta por importantes adquisiciones del panorama internacional que incluyen a Zhang Huan, Christo, Jessica Stockholder, Jannis Kounellis, Antonio Saura o Juan Hidalgo, entre otros, se vislumbra desde una esencia personal. Esta se concentra en la concordancia de contar ese relato propio hilado por vínculos invisibles que aquí, en la exposición SINESTESIA. Colección olorVISUAL, atiende al olfato para despertar el resto de sentidos.

De hecho la historia de Ernesto Ventós, contada por David Barro en Tabacalera Promoción del Arte, es una narración que nos enseña a oler a través del arte y al mismo tiempo, a ver el arte a través del olor. Todo un reto cada vez más presente en el arte contemporáneo y que es un recorrido por 37 años buscando obras que apelasen al sentir olfativo de Ventós que acuñó el término de olor visual  cuando el poeta catalán Joan Brossa le descubrió la esencia de su colección. «Yo hago poesía visual y tú, con tu colección, haces olor visual», le argumentó.

Ahora bien, en esta colección no hay olores reales sino simbólicos, metafóricos. Pero en su elección hay una percepción olfativa. Para él, como apunta Cristina Agàpito, directora-conservadora de colección olorVISUAL, «todas sus obras huelen pero de forma indirecta». Algunas de ellas apelando a un pasado que recuerda ya no sólo la infancia sino la vida justo antes de la vida. O el mismo momento de nacer, como en la obra de Bianca Beck que puede verse en la muestra. Además, se establece la memoria olfativa del contacto sexual. Esto es perceptible en Rosas, espejo verde y condón  de Juan Hidalgo o en Algo existe entre nosotros dos  de Ernesto Neto. Del mismo modo, lo funesto deviene en memoria olfativa.

Los detalles más mórbidos o prohibidos los recogen las obras de Douglas Gordon y Enrique Marty. Como contraste, la poesía visual de Ignasi Aballí, la de Christo con su sugestiva Wrapped flowers, de 1966, o Nuria Fuster con su Ubi alium, ibi Roma. Igualmente, están los aromas persistentes que se quedan en algún rincón recóndito de la memoria que propone Valentín Vallhonrat por un lado, y Aitor Ortiz desde otro enfoque. Ambos bien podrían estar asociados a notas orientales como las que destila el ámbar.

Siguiendo el recorrido, percibimos el optimismo inherente a las obras de Jessica Stockholder o Federico Herrero con notas más cálidas y envolventes. Asimismo, el olor filoso y eléctrico de Jonathan Lasker nos hace pensar en temas especiados que entablan un diálogo muy diferente al olor invisible, casi imperceptible, que evoca lo lejano. Pero también lo íntimo, como propone Mayte Vieta. Un sin fin de aromas que encadenan sensaciones y sentimientos que obedecen a esa sinestesia de la que habla el título. Por ello, el recorrido en este singular espacio, como recuerda el comisario de la muestra, obliga a que sea pausado. «Al apelar a los sentidos, la mirada es más lenta», matiza David Barro. En ese pausar, cada espectador encontrará sus recuerdos y establecerá sus propias sinestesias. Desde el primer contacto, la obra de Eugenio Merino, una escultura que representa a Ernesto Ventós arrodillado oliendo la mierda de artista de Manzoni ya nos invita a un viaje sensorial que nos conduce a lo más recóndito de nuestro subconsciente.

Acompañando a la exposición, el catálogo que recoge una imagen de cada una de las 73 obras expuestas, merece especial atención porque accede de igual forma que la exhibición a esa intención sinestésica, lo que convierte a esta edición en algo delicado para conservar.
 
Juan Luis Moraza | Colección Ernesto Ventós | stylefeelfree

Foto: Y.Yu para © StyleFeelFree | Obra de Juan Luis Moraza en primer plano y escultura de Eugenio Merino al fondo | Colección de Ernesto Ventós en Tabacalera-Promoción del Arte

Nuria Fuster | stylefeelfree

Foto: Y.Yu para © StyleFeelFree | Obra de Nuria Fuster en primer plano | Tabacalera-Promoción del Arte

Christo | Colección Ernesto Ventós | stylefeelfree

Foto: Y.Yu para © StyleFeelFree | Obra de Christo | Colección de Ernesto Ventós en Tabacalera-Promoción del Arte

DATOS DE INTERÉS
Título: Sinestesia. Colección olorVISUAL
Artista: distintos artistas procedentes de la colección de Ernesto Ventós
Comisariado: David Barro
Lugar: Tabacalera. Promoción del Arte
Fechas: 2 de Julio de 2015 – 27 de Septiembre de 2015
Entrada: entrada libre y gratuita
Otras actividades: Visitas guiadas para adultos Narraciones olfativas: jueves de 18 a 19h y domingos de 12:30 a 13:30 (excepto 30 de agosto y 2 de septiembre así como domingos de agosto); Talleres intergeneracionales: Miradas que huelen para todas las edades (Sábados de 12 a 13:30 excepto mes de agosto); Dirigido a asociaciones y colectivos: Mapeando sinestesias. Para todas las actividades es necesaria inscripción previa en info@pedagogiasinvisibles.es