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La ruta entre México y Alemania que pone de relieve el arte gráfico de la primera mitad del siglo XX escribe una historiografía olvidada que ahora dibuja un mapa en el Museo Reina Sofía
La nueva exposición en el Museo Reina Sofía De Posada a Isotype, de Kollwitz a Catlett atraviesa territorios con un fin y unos medios comunes. El fin es aquí su ímpetu político y popular que investiga la genealogía del arte mexicano fraternizando con pueblos y gentes. Por eso, es un ir y venir que crea vínculos entre México, Alemania y EEUU para contar la historia del arte gráfico de la primera mitad del siglo XX. Por otra parte, uno de sus grandes atractivos es, como explica Manuel Borja Villel, director del Reina Sofía, que con esta muestra se cuestionan las vanguardias y los itinerarios del mundo del arte. “Acostumbrados a entender la historia del arte pasando de París a Nueva York, nos hemos olvidado que había otros momentos históricos”, explica al respecto.
Las cuatro grandes secciones que abarcan este recorrido buscan establecer un marco teórico clave que especifica Benjamin H.D Buchloh, co-comisario junto a Michelle Harewood. En todo esto subyace “la idea de resucitar un medio pasado de moda”, afirma el historiador de arte alemán que argumenta que en realidad “los medios de representación antitecnológicos pueden ser incluso más útiles para la representación”. Las distintas técnicas gráficas que podemos contemplar en esta muestra incluyen la xilografía, el aguafuerte, el linóleo o la litografía, entre otras. Son medios “de alguna manera anticuados, pero pueden superar lo que los medios tecnológicos más modernos olvidan”. Idea que apoya Borja-Villel al sostener que “lo anacrónico tiene sentido en un momento en el que las nuevas tecnologías son muy importantes”.
Figura y contrafigura: Posada y Kollwitz
La exposición se inicia prestando atención a dos grandes referentes en el desarrollo posterior del arte gráfico de la primera mitad del siglo XX. Se trata de Käthe Kollwitz (Alemania. 1867-1945) y de José Guadalupe Posada (México. 1852-1913). Situados en extremos artísticos son dos figuras que, según Buchloh, pueden entenderse como contrafiguras. Por una parte Kollwitzk era autodidacta pero cultivó la tradición más depurada de las artes gráficas. Ella aspiraba a ser una gran grabadora como Rembrandt o Goya. Y en su búsqueda artística, representó la vida social de las mujeres y la clase trabajadora del Berlín de principios del siglo XX. Mientras tanto, Posada, con su imaginería repleta de calaveras, fue muy popular a nivel local. Al mismo tiempo, despertó la atención de críticos expresionistas como Paul Westheim que es uno de los eslabones más importantes para la construcción de esta exposición en el Reina Sofía.
Cuando Westheim se exilió en México tras el avance del fascismo “encontró en este país la argumentación detrás de toda su teoría”, aclara Buchloh. De hecho, su obra clave, El grabado en madera, de 1921, como dilucida el comisario, fue el hilo que esclareció una investigación que se remonta a la historia de la xilografía primitiva en Alemania. El historiador y crítico alemán fue además el impulsor de la idea de que los medios anticuados pueden explicar mejor la cultura popular y la experiencia colectiva. De ahí a Posada y Kollwitz, desde finales del siglo XIX, como precursores del arte gráfico, solo hay un paso. Ambos influyeron a generaciones posteriores de artistas gráficos políticos de México, Estados Unidos, la Unión Soviética y China.
La gráfica alemana después de la Primera Guerra Mundial
Continuando este relato que articula el arte gráfico de la primera mitad del siglo XX tras Posada y Kollwitz hay una sala dedicada a la producción gráfica alemana después de la Primera Guerra Mundial. De forma específica, se puede contemplar el trabajo de artistas como Max Beckmann, Otto Dix y George Grosz. A decir verdad, son tres de los pintores postexpresionistas más destacados de Alemania.
Entre los años 1919 y 1924 estos autores realizaron distintos grabados en los que reflejaron los traumas de la Primera Guerra Mundial en Alemania. Si bien, con sus diferentes improntas, todos coincidían en su oposición al resurgimiento militarista. Como ejemplo, puede verse la carpeta de once litografías tradicionales Die Hölle (Infierno, 1919) de Beckmann. En esta retrata, de forma cáustica, la decadencia de la vida y el arte del orden burgués. Con mayor crudeza, la obra de Dix Der Krieg (La guerra, 1924), refleja, al estilo de Goya, los enormes horrores del conflicto.
Núcleo principal: El Taller de Gráfica Popular
La más extensa sección de toda esta exposición es la dedicada al Taller de Gráfica Popular (TGP). Desplegada en seis salas, se centra en un colectivo creado en 1937 para dar a conocer las ventajas del medio gráfico como herramienta de comunicación y educación de las clases trabajadoras y rurales. Sus artífices fueron Raúl Anguiano, Luis Arenal, Leopoldo Méndez, Pablo O’Higgins, Ángel Bracho y Alfredo Zalce. Reunidos en el seno de la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios (LEAR), tenían el objetivo de fomentar la producción gráfica, según sus palabras, “en beneficio de los intereses del pueblo de México”.
Cabe destacar que la producción de una gran cantidad de folletos, carteles, panfletos y grabados por parte de El Taller de Gráfica Popular contribuyó al fortalecimiento de formaciones políticas progresistas y a la lucha contra el fascismo. De todo este gremio sobresale la obra de Leopoldo Méndez. A él se le dedica una sala que pone de manifiesto el grabado como instrumento popular de las reformas del gobierno posrevolucionario.
Otros nombres relevantes alrededor del Taller de Gráfica Popular son Heinrich Gutman o el suizo Hannes Meyer, director de la Bauhaus, que llegó a México en 1939 y fue director del TGP en varias ocasiones. No obstante, si hay algo singular en este gremio es cómo se expande hacia otros países llegando a tener relación con artistas estadounidenses por medio del movimiento sindicalista de los Estados Unidos y de México entre 1945 y a 1947. De estos, sobresale Elizabeth Catlett que se sumó al TGP con sus grabados populares y fotografías de heroínas afroamericanas. Junto a ella, también se pueden contemplar obras de otros artistas afroamericanos como Margaret Taylor Burroughs, John Woodrow Wilson o Charles White.
Final del recorrido: El Proyecto Isotype
Llegando a la última parada, el Proyecto Isotype presenta la extensa documentación gráfica que lo arropó. Este comenzó tras la Primera Guerra Mundial y supuso un giro en la aplicación de las técnicas de impresión para la acción política. Concebido por Otto Neurath, Marie Reidemeister-Neurath y Gerd Arntz fue una tentativa desarrollada en diversas fases y sedes. Además, adquirió reconocimiento internacional como medio ideal para formular un lenguaje de signos verdaderamente internacional, funcional y universalmente legible.
Los principios del proyecto Isotype consistían en transmitir información sociológica, económica y política crucial para las clases trabajadoras de los Estados nacionales tradicionales, así como para los Estados poscoloniales emergentes del periodo de entreguerras y de la Segunda Guerra Mundial. Para ello, recurrían a formas de comunicación internacional y principios de diseño gráfico para lograr una legibilidad y funcionalidad verdaderamente global.
DATOS DE INTERÉS DE LA EXPOSICIÓN
Título: De Posada a Isotype, de Kollwitz a CatlettArtistas: Guadalupe Posada, Käthe Kollwitz, Max Beckmann, Otto Dix, George Grosz…
Comisariado: Benjamin H.D. Buchloh y Michelle Harewood
Organización: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Coordinación: Rafael García y Carlos González
Lugar: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Edificio Sabatini, 3ª
Fechas: de 22 de marzo de 2022 al 29 de agosto de 2022
Horarios y tarifas: consultar