El arte se convierte en un arma de denuncia en la exposición que inaugura el EACC de Castellón para manifestar las desigualdades de género y la violencia machista que sigue existiendo hoy en día

Ana Esteve Reig | EACC de Castellón | StyleFeelFree
Imagen de Doble Ficción, 2021 de © Ana Esteve Reig | Exposición El árbol de la rabia | StyleFeelFree

El arte funciona como herramienta para denunciar diversos asuntos sociales. Así es como lo ven las ocho artistas que forman parte de El árbol de la rabia, la exposición que inaugura EACC de Castellón. Aquí, estas creadoras denuncian la violencia que sufren las mujeres a través de los medios visuales, a su alcance, para hacer llegar su voz a cualquier parte. A partir de las ramas de un árbol, estas autoras que forman parte del proyecto son reconocidas por unos trabajos atrevidos y contestatarios. Además, manifiestan cómo la igualdad de género sigue siendo una cuestión prioritaria. El título de la muestra parte de un verso de la escritora afroamericana, feminista y lesbiana, Audre Lorde. Este busca reunir algunos de los temas centrales que han preocupado al feminismo en las últimas décadas de manera global. Una de estas cuestiones son las estadísticas de mujeres que han sufrido violencia de género.

Violencia machista, una realidad

El árbol de la rabia es una respuesta a los datos que siguen llegando de mujeres asesinadas por sus parejas. Partiendo de este sentimiento, como impulso transformador, en las obras encontramos distintas formas en las que las artistas denuncian la violencia machista. A partir de los datos de las mujeres asesinadas por violencia machista, Regina José Galindo visibiliza estas figuras y manifiesta una denuncia por las que no están. Este trabajo performativo, Aparición, pone el foco en el gran número de feminicidios. Mediante cuerpos femeninos anómimos se construye un monumento viviente para las asesinadas. Siguiendo este mismo tema, Beth Moysés (Brasil, 1960) presenta Mil ataduras. Se trata de una instalación que usa materiales domésticos relacionados con el afecto y la violencia de género. Asimismo, la brasileña ofrece el vídeo Brotar sentidos, donde encontramos a grandes feministas referentes.

Destrucción de los cánones de belleza

Esta exposición tiene también como objetivo destruir los cánones establecidos en la sociedad. En este sentido, Marina Vargas (Granada, 1968) presenta Romper el canon, un trabajo que quiere romper el canon masculino que se perpetúa en las artes. La mujer aparece como sujeto activo planteando el retrato de una sin un pecho tras una operación de cáncer de mama. De esta manera, transforma la representación estereotipada del cuerpo femenino. Además, la artista reinterpreta las obras clásicas con El Modelo y La Artista, Piedad y El Abrazo. Estos proyectos pretenden tirar el androcentrismo, la sexualización y cosificación de los cuerpos femeninos. Con sus confecciones busca nuevas representaciones más igualitarias que rompen con el canon dominante.

El mundo del cine se cuela en esta propuesta de la mano de Ana Esteve Reig (Alicante, 1986) y su obra Doble Ficción. Se trata de un video en el que se ven varias escenas de acción interpretadas por mujeres. La pieza hace referencia a los mecanismos de ficción cinematográficos y a la figura del especialista de riesgo. La idea que suscita este rodaje viene dada tras conocer que hasta hace poco los hombres doblaban a los personajes femeninos en las escenas de riesgo. Mediante este trabajo, Ana Esteve aspira a dar visibilidad al sexismo que sigue existiendo en muchos oficios y profesiones.

Feminismo sin fronteras

La artista afgana Kubra Khademi (Kabul, 1989) participa en este recorrido con una serie de dibujos sobre la libertad para las mujeres en Afganistán. En su obra habla de su condición y analiza los vínculos entre generaciones mediante cuerpos lúcidos, frívolos y desnudos. Al igual que ella, Julia Galán (Castellon de la Plana, 1963) aborda la situación actual de las mujeres en el mundo. Así nace Los derechos no tienen nacionalidad. También habla del uso político del cuerpo en los movimientos feministas del siglo XXI. Para ello, el programa consta de tres acciones. En primer lugar, fotografías de cuerpos femeninos ocultados, amordazados, asfixiados por las banderas de países. A su vez, el proyecto incluye un video donde se muestra la creciente ola de violencia de género. Por último, Galán propone participar en redes recibiendo “una palabra o frase para luchar por tus derechos como mujer”.

Centrándose en un radio internacional, María María Acha-Kutscher (Perú, 1968) estudia la participación femenina en las protestas públicas a nivel global en su serie Indignadas. La artista convierte fotografías de prensa y de testigos de estas protestas en dibujos. Su objetivo es hacer visible, reclamar y poner a las mujeres en el centro de la lucha social. Por otra parte, Fatima Mazmouz (Casablanca, 1974) se reapropia en Bouzbir de las postales coloniales en las que aparecen jóvenes prostitutas marroquíes. De esta forma, explora la explotación sexual de estas personas como parte de la dominación francesa. Masmouz superpone un mosaico digital de pequeñas imágenes de vulvas y úteros. La obra busca crear un cuerpo de memoria para hacer oír lo que han callado.
 

DATOS DE INTERÉS DE LA EXPOSICIÓN

Título: El árbol de la rabia
Artista: Regina José Galindo, Kubra Khademi, Julia Galán, María María Acha-Kutscher, Marina Vargas, Ana Esteve Reig, Fatima Mazmouz y Beth Moysés
Comisariado: Semíramis González
Lugar: Espai d’Art Contemporani de Castelló – EACC
Fechas: del 10 de marzo al 12 de junio de 2022
Horarios y tarifas: consultar