Pedro Navarro
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Un universitario soñador y una perversa y caprichosa joven, en silla de ruedas, son los protagonistas de ‘Josee, el tigre y los peces’ , el primer largometraje de Kotaro Tamura

Josee, el tigre y los peces | StyleFeelFree
Imagen de la película Josee, el tigre y los peces | StyleFeelFree

El cine está plagado de encuentros casuales. Dos personas que cruzan sus caminos, se conocen y marcan de forma irreversible la vida del otro. Esta es, de hecho, la premisa de muchas películas, como en el clásico chico conoce chica. Una fórmula tal vez manida, pero que, bien empleada, siempre es resultona. A fin de cuentas es así como comienzan en realidad todas nuestras relaciones. Josee, el tigre y los peces, el primer largometraje del japonés Kotaro Tamura, es una de estas cintas. Por supuesto, un argumento tan trillado siempre requiere elementos frescos y en este caso los hay.

En el anime, basado en un cuento homónimo, este encuentro se produce cuando, por accidente, una joven en silla de ruedas cae por una cuesta. Al final de la pendiente está él, el chico, que la salva al parar el impacto con su cuerpo. ¿Amor a primera vista? No, ni mucho menos. El héroe, Tsuneo, es un estudiante de biología marina que está tratando de ahorrar para irse a México. Allí espera cumplir un viejo sueño, volver a ver un atípico pez naranja que marcó su infancia. Con peces también sueña ella, pero lo hace para escapar de su asfixiante realidad. Josee es una joven parapléjica que vive con su abuela, una anciana terriblemente sobreprotectora que apenas la deja salir de casa. “Hay tigres por todas partes”, advierte, haciendo referencia a los peligros del exterior.

La relación entre los dos protagonistas comienza a construirse cuando la abuela contrata a Tsuneo para que cuide de su nieta. Lo que no se espera es que este, desobedeciendo sus órdenes, la saque de paseo. Y es así, mediante pequeñas escapadas, que Josee va descubriendo un mundo nuevo y lleno de posibilidades. Tal vez suene cursi, pero no lo es. Básicamente, porque la personalidad de ella lo impide, al menos en la primera mitad del metraje. Josee no es una pobre niña inválida, sino una joven en silla de ruedas con un carácter horrible. Es perversa y caprichosa. Un personaje tipo conocido en Japón y en el anime como tsundere. De hecho, creo que durante buena parte del filme muchos la habríamos tirado de nuevo por una cuesta si la tuviésemos delante. Es justamente esto lo que hace de la película una obra de lo más interesante.

Josee, el tigre y los peces no es una entrañable historia de superación al estilo de Intocable. En ella, la discapacidad de su protagonista no se presenta como un impedimento para que sea feliz. Los demás la incluyen y la aceptan tal y como es. “Todo está fuera de mi alcance”, dice Josee en un determinado momento. Es probable que físicamente sea cierto, pero no a nivel emocional. Muchas veces, nuestra mayor limitación somos nosotros mismos. Por eso, la cinta nos anima a perseguir todos esos peces con los que soñamos y a enfrentarnos a los tigres que nos amedrentan.
 

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