Langosta | El ingenio de Yorgos Lanthimos no conoce límites 

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Rosana G. Alonso

Alma mater de SFF. Librepensadora observando las dinámicas sociales y culturales desde una perspectiva feminista que se abre a lxs otrxs

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El cineasta Yorgos Lanthimos en ‘Langosta’ demuestra que es capaz de subvertir el género experimental hacia un cine más comercial que no renuncia a la grandeza creativa que lo consagró

Como espectadora de cine una de las experiencias más gratificantes de los últimos años la tuve con Canino (2009) del griego Yorgos Lanthimos que ahora estrena Langosta. Su cine parecía abrir un nuevo camino hacia una forma de hacer experimental que cuestiona el mundo desde una creatividad que amalgama ideas, que rompe lo establecido, que renueva el lenguaje desde una brutalidad que sobrecoge. Ese camino siguió su curso natural con Alps  y ahora Lanthimos, después de pasar al documental con Venice 70: Future Reloaded, regresa con su película más global (es la primera película de habla inglesa) y comercial (cuenta con estrellas del celuloide como Colin Farrell, Rachel Weisz o Léa Seydoux), pero no por ello menos portentosa, lo que lo posiciona como un cineasta capaz de subvertir el género, de volverlo más accesible, sin tener que renunciar a la calidad o tener que hacer concesiones a las que han sucumbido otros realizadores en el ascenso a lo internacional.

Con Langosta Yorgos Lanthimos junto a Efthimis Filippou —con quien también escribió Alps  y Canino— crea un guión tan extravagante como conectado con una realidad que tampoco es lineal sino que, como el resto de películas del griego, está sujeta a cuestionamientos siempre transversales. El extraño mundo de Langosta ambientado en Irlanda, resulta ser tan sorprendente como mordaz. Un mundo distópico al que el espectador atiende con fascinación desde una postura plácida ya que la agilidad argumental se consigue recurriendo al humor en su vertiente más sarcástica que se impregna en secuencias demenciales que tratan de ajustar la imaginación a una realidad cuestionable.

El relato de Langosta  en esta consecución de trasportarnos a un futuro cercano como lo hiciera Spike Jonze en Her es soberbio. Pero el universo de Lanthimos es más caústico que el de Jonze aunque también el amor es el tema universal sobre el que gira el relato. El amor como imposición pero también como salvaguarda. Y amparado en ese ideal, las imposiciones sociales por todos los frentes. La película ambientada en tres escenarios: el hotel-cárcel a donde llevan a los solitarios estigmatizados que se ven obligados a encontrar pareja en estas instalaciones creadas con tal fin en un límite de tiempo, la ciudad como un paraíso a semejanza de un mundo feliz y el bosque, lugar de los rebeldes y supuestamente libres, pero tan esclavos como el resto de otro sistema impuesto, reglado y absorbente. Tres escenarios desde los que se cuestiona la sociedad y sus modelos como sólo un Yorgos Lanthimos tan brillante como de costumbre, es capaz de hacer.
 

Tráiler de Langosta | StyleFeelFree Youtube