Mariale Morales
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Rodrigo Cortés reimagina ‘El amor en su lugar’, de Jerzy Jurandot, mostrándonos que el arte sobrevive hasta en los lugares más oscuros

El amor en su lugar | StyleFeelFree
Imagen de la película El amor en su lugar | StyleFeelFree

Love Gets A Room es un musical que relata cómo dos jóvenes parejas del gueto se ven obligadas a compartir una habitación por un error burocrático. Entre canción y canción, acaban entrelazando amores, como si la vida se hubiera equivocado al juntarlos, y aún pudiera corregirlo. El musical fue escrito por polaco-judío, Jerzy Jurandot. El dramaturgo escribe la obra durante su tiempo en el gueto de Varsovia, donde alrededor de cuatrocientos mil judíos estaban hacinados, luchando contra el hambre y la enfermedad. Se dice que para sobrevivir tienes que seguir adelante, y es ese el espíritu que Rodrigo Cortés captura en El amor en su lugar. En su proyecto más ambicioso, utiliza la obra de Jurandot como fondo y nos cuenta una historia con muchos matices. En ella se mezclan el caos de la puesta en escena, el miedo a la realidad y la esperanza de un futuro mejor.

Es enero de 1942, en el teatro Fémina del gueto judío de Varsovia, se va a estrenar la comedia musical El amor tiene su lugar. Para el elenco, el poder actuar es una manera de sentirse vivos en medio de la tragedia. Para la audiencia, es una distracción de la pesadilla en la que viven y una manera de mantenerse calientes. Patrick, autor y actor de la obra, ha planeado fugarse del gueto esa noche y hay un espacio para otra persona. Le ofrece a Stefcia, su co protagonista —y ex novia— que le acompañe. Pero ella está enamorada de Edmund, el otro actor de la obra, y dejarle no parece ser una opción. Entre los enredos de la puesta en escena, sus protagonistas insistiendo que se escape, y la inminente presencia de la SS, tendrá poco tiempo para tomar una decisión.

Primero es importante resaltar la impecable ejecución técnica de la película. De la mano de su director de fotografía, Rafa García, se ha hecho un gran uso de los planos secuencia. Cortés nos introduce en el mundo de Stefcia con un plano ininterrumpido donde nos muestra el terror de lo que es vivir en el gueto. Como audiencia, observamos aterrorizados todos los obstáculos por los que tiene que pasar para poder llegar al teatro. A lo largo de la historia se siente la urgencia y tensión de los personajes por el estrés de la puesta en escena y el dilema de Stefcia de fugarse o no. Por otro lado, el uso de la luz y el color le da una atmósfera realista a un teatro semi-funcional. Además, se contrasta la ligereza de la obra musical, bañada en luces cálidas, contra la audiencia que está sumergida en tonos más fríos.

El amor en su lugar trata de ser un relato optimista. Eso, en manos de un director poco experimentado puede resultar peligroso, especialmente por el contexto histórico en donde se desarrolla. Sin embargo, Cortés nunca esteriliza la realidad de los actores del teatro Fémina, que están encerrados, oprimidos, cansados y probablemente enfermos. Muchos lo han perdido todo, a sus familias, sus hogares y en algunos casos, hasta su dignidad. La convicción por el arte, por más absurda que parezca, es lo único que les queda y que tienen bajo su control. Finalmente, cuando Stefcia decide si debe fugarse o no, el mensaje que nos deja esta historia es “el show debe continuar”. No solo por el bien de la audiencia, sino porque la vida continúa y por más difícil que sea, la esperanza es lo último que se pierde.
 

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