Roux Feelfree
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Las flores que pintó Georgia O’Keeffe son un símbolo de la vida perpetúandose, pero también una llamada de atención que privilegia una mirada otra anunciando el nacimiento de la vanguardia americana

Flores de Georgia O’Keeffe | Pintura | StyleFeelFree
Obra: Amapolas orientales, 1927, de © Georgia O’Keeffe | StyleFeelFree

Podrás ver las flores y exclamar que has visto una flor en su plenitud, floreciendo. Vívidos y centelleantes colores que evocan, al mismo tiempo, un paisaje soñado desbordado por superficies recónditas. Selección, eliminación, ampliación y énfasis. Lo figurativo torna abstracto en los motivos florales de Georgia O’Keeffe. Hay un interés casi científico. En cambio, en su afán por descomponer el tema, no se aprecia una síntesis cubista de fragmentos apilados. Floricultura del alma, extraía de cada espécimen los detalles más vigorosos y concretos que pudieran despertar una emoción. ¿Qué cualidad buscaba en las flores y por qué fueron motivo de su interés? El tema en sí era ya un aliciente para otros artistas. Pero su modo de abordarlo, desde una experimentación que enarbola la belleza, es su manera de tener presencia. ¿Quién podría apartar la vista a la belleza inexplicable de lo efímero?

Y otra cuestión, ¿le importaba a Georgia O’Keeffe que se viese que sus obras, obras de flores, sensuales y excesivas, estaban pintadas por una mujer, cuando las artistas estaban prácticamente vetadas en el arte? No solo no le importaba, sino que es evidente que acentuaba lo femenino, extasiándolo. Es por ello que desarrolla, con esta temática, un manifiesto que visto desde el hoy es feminista. Cuando el arte de las vanguardias parisinas estaba repleto de un chovinismo masculino que no miraba hacia atrás, la artista estadounidense detuvo el tiempo. Se detuvo. Para mirar el desarrollo de una flor. Y rendirle pleitesía. Por lo efímero de su existencia. Flores de gran formato. Para ser veneradas. Pero no para ser vistas desde una mirada masculina sexualizante. No, las flores de O’Keeffe solo eran flores. Flores floreciendo.

Hermosas flores que son un llamamiento a que recordemos que lo más extraordinario de la existencia dura un instante. Por eso, solo podremos apreciar la belleza de lo que nos rodea si nos detenemos a mirar lo que es inapreciable, apenas perceptible, por trivial. La danza de una concha que es arrastrada y erosionada por la marea. La polinización de una flor. O entender que cualquier especie vegetal es necesaria para que otros seres vivos se desarrollen, manteniendo el ecosistema tal y como lo conocemos. Toda existencia tiene un propósito y Georgia O’Keeffe lo que hizo fue señalar primero la vida, la forma de vida más elemental, para luego ir a la búsqueda de Tánatos y batirse en duelo con él. En el desierto de Nuevo México.