Cada canción de ‘Bright Green Field’, LP con el que debutan los ingleses Squid, se proclama como una demostración irrepetible de vigor e ingenio musical

Squid | Bright Green Field | StyleFeelFree
Portada del álbum Bright Green Field de Squid | StyleFeelFree

En su carta de presentación en forma de disco, Squid dejan claro que la vía sencilla no es para ellos. Si el hecho de que el batería del quinteto sea al mismo tiempo el cantante principal no es argumento suficiente, este álbum definitivamente lo es. Con Bright Green Field, la formación procedente de Brighton nos trae 54 minutos de mucho más que post-punk. Un primer LP, cuanto menos impredecible, en el que dejan hueco para la experimentación y exprimen las capacidades de cada instrumento. Sin embargo, todo lo que Squid tienen de sofisticado, lo tienen también de enérgico. Junto a esta entrega y el debut de Dry Cleaning el pasado abril, últimamente desde el Reino Unido solo llegan buenas noticias.

Después de Resolution Square, la breve pieza instrumental cercana al ambient con la que introducen el álbum, arranca G.S.K.. Una canción con nombre de empresa farmacéutica, las nuevas deidades —I pray to the G.S.K— en tiempos de capitalismo pandémico. Cada verso dibuja un escenario distópico nada difícil de imaginar, pues basta con bajar a la calle o encender el televisor para contemplarlo. Un tema ideal para entrar en calor y del que la percusión y la sección de viento son los absolutos protagonistas. En este álbum, Squid parecen haber hallado una forma perfecta de combinar punk, funk y toques industriales. De hecho, en Narrator la banda se pasa ocho minutos y medio haciendo malabares con estos tres elementos. Se suma a esta especie de jam la cantante Martha Skye Murphy, con un acompañamiento vocal casi susurrado que acaba por transformarse en puros gritos.

Boy Racers funciona como una buena continuación al tema anterior, dejando el tiempo justo para tomarse un respiro. Y por si aún quedaban dudas, aquí la formación inglesa vuelve a demostrar el control absoluto que tienen sobre el ritmo. Todo fluye, los versos se repiten cada vez con más intensidad hasta que de pronto solo queda el eco de las guitarras. La canción se vuelve lúgubre en su segunda mitad, cortesía de los graves sonidos que emite un rackett, un peculiar instrumento de viento del Renacimiento. En Paddling la banda también aprovecha para viajar —no tan— al pasado, consiguiendo un sonido nostálgico y analógico gracias al uso de sintetizadores modulares.

El despliegue instrumental tampoco cesa en la segunda cara del LP, que se presenta como una montaña rusa emocional. Ya advierte de ello la pista que actúa de interludio, Documentary Filmmaker, cuyas primeras melodías jazzísticas no tardan en dar paso al estruendo. Se repite el proceso en la transición de The Flyover a Peel St., a través de una superposición de samples vocales cada vez más ininteligibles. Por último, cabe mencionar que desde su lanzamiento el pasado viernes 7 de mayo, Bright Green Field parece estar gozando de una gran acogida. ¡Cualquiera lo diría tratándose de un debut de casi una hora de duración! O quizá no sea tan cierto aquello que predican los magnates de la industria musical de que vivimos en la era del single.
 


 

DATOS DE INTERÉS
Nombre de artista o grupo musical: Squid
Título del álbum, ep, single: Bright Green Field
Sello: Warp Records
Producción: Dan Carey
Masterización: Christian Wright
Fecha de lanzamiento: 7 de mayo de 2021