Rosana G. Alonso
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En la primera jornada de la Tiger Competition destacan las voces de resistencia femenina, que han eclipsado una jornada con obras que pasan de la militancia, al más absorbente lirismo

Gritt | StyleFeelFree
Imagen de la película Gritt | Día 1 del IFFR 2021 | StyleFeelFree

De los cuatro títulos que hemos visto en la primera jornada de la sección Tiger Competition, tres están firmados por mujeres. De ellos, una de las películas es la de la española Ainhoa Rodríguez que presentó Destello bravío. Un trabajo de escenas hilarantes, que busca el fulgor costumbrista, la anécdota desentrañada que pretende alumbrar, pero escapa del enunciado. Contundente procesión de mujeres hartas de esperar, de resignarse, de permanecer calladas. Acompañan a Ainhoa, como voces de resistencia, la noruega Itonje Søimer y la serbia Marta Popivoda. Son tres cintas que tienen, no obstante, modos muy diferentes de modular el relato, aunque sea muy visible en todas un manifiesto feminista. La más propiamente política es Landscapes of Resistance, de Popivoda, que da voz a Sonya, una mujer centenaria, y una de las primeras partisanas antifascistas de Yugoslavia. No es especialmente original en el tratamiento visual, si bien, muy fecunda como testimonio.

Por su parte, Gritt, de Itonje Søimer, es el filme más propiamente contemporáneo en el sentido de que aborda muchos problemas actuales que derivan de políticas sociales. Es el retrato de una mujer que va trazando un camino propio, hasta alcanzar una plenitud inesperada. Absolutamente continuista de la tradición de Chantal Akerman y Agnès Varda, nos invita a un sorprendente viaje de revelación y liberación. Retrata la vida de Gritt, una mujer agotando su última juventud, y contra las cuerdas del sistema. Empeñada como está en hacer camino y construir casa, fracasa en su intento una y otra vez. No puede amoldarse a las pautas sociales a las que sigue fuertemente constriñéndonos una sociedad violentada por el sistema neoliberal del consumo y el triunfo. Con ella atravesamos una crisis y salimos regenerados. Más que un proyecto documental, está abordado como una terapia que nos enseña a mirar y a renunciar.

Finalmente, la cuarta película del día 1 del IFFR 2021 que se proyectó en la sección Tiger Competition fue la tailandesa The Edge of Daybreak de Taiki Sakpisit. Todo apunta a que es uno de los platos fuertes de esta edición. Su radiante estilismo y meticulosidad poética en cada toma no puede dejar indiferente a nadie. Es un paisaje anímico que atraviesa un episodio político, a través de ensamblajes precisos que construyen unidades poéticas. Figuras humanas que remiten a Hans Breder en una lírica de la imagen inigualable. También hay una escena en una bañera que recuerda mucho a La llorona de Jayro Bustamante. Pero la belleza aquí es tan exultante que apenas deja resquicio de comparación. Se disfruta cada silencio, cada imagen soñada, cada recuerdo proyectado como un fantasma. E incluso en el dolor que acompaña cada pasaje hay belleza. Deslumbrante travesía por afectos y desafectos de arrolladora fuerza visual.