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En la primera parte del Festival Cine por Mujeres 2021 sorprendieron las propuestas de América Latina con obras que presentaron personajes femeninos en busca de su individualidad
Celebrado en dos tramos que cubren dos fines de semana, este año la Sección Internacional del Festival Cine por Mujeres 2021, resulta más accesible. Las cintas presentadas aquí compiten al Premio a Mejor Película y, como era habitual en anteriores ediciones, la programación es muy ecléctica. De los cinco filmes proyectados, dos son producciones latinoamericanas, otros dos europeas, y el último, de Corea del Sur. De estas, sorprendieron las propuestas que, desde América del Sur, volvieron a colocar muy alto un cine de mirada emancipada, que ha ido construyendo, desde hace unos años, un itinerario al que ahora mira Europa, a juzgar por su presencia en festivales y la impronta en el nuevo cine español. Por otra parte, lejos de cerrar un circuito que hasta hace poco se cernía entorno a México, Argentina, Brasil y Chile principalmente, en poco tiempo han cobrado fuerza cinematografías como la costarricense o la guatemalteca.
Precisamente Clara Sola, de la costarricense Nathalie Álvarez Mesén, ha sido una de las más interesantes hasta el momento. Justamente sobre la cinematografía de Costa Rica hablaba con Paz Fábrega durante la última edición del Festival de San Sebastián. La cineasta afirmaba que la industria cinematográfica costarricense estaba empezando a mostrar un efervescente potencial creativo. Y además, admitía que lo curioso es que este flujo provenía de las mujeres que eran las que estaban levantando los proyectos. Después de haber tenido ocasión de ver Clara Sola no puedo más que ratificar esta valoración. Una película que enfrenta a una mujer con aparentes discapacidades a una travesía de independencia que comienza identificando su propio deseo. Con una cámara que la sigue, respetando su espacio, este personaje ofrece una transformación descomunal en pantalla. Muy interesante también desde el punto de vista etnográfico como una pieza audiovisual que libra una batalla entre lo pretérito y lo aspiracional.
También Las siamesas, de la argentina Paula Hernández, ofreció un itinerario que guarda cierta relación con el de Clara Sola. Ambas cintas tienen en común dos personajes asediados por la familia que inician un viaje interior hacia la individualidad, y en el caso de Las siamesas, también extrínseco. En cuanto a esta última, tengo que alabar la maravillosa alquimia que hay entre las dos actrices protagonistas que interpretan a una madre y una hija que regalan al público escenas de diálogos endiabladamente espléndidos . Por otra parte, la sensación de que algo acecha y está a punto de cambiar su relación para siempre es constante. Con un estilismo que incrementa el significado del título añadiendo un componente kitsch, la cinta, sin grandes alardes, consigue el que parece ser su cometido. Un viaje, nuevamente, hacia la liberación que es uno de los temas más recurrentes en una cinematografía de cariz feminista.
El resto de las obras cinematográficas que tuve ocasión de ver no resultaron ser especialmente originales. No obstante, tenía curiosidad por ver Home de Franka Potente, la actriz de Corre, Lola, corre, una película que tuve ocasión de visionar en su estreno en salas, y que ahora se ha pasado a la dirección. Así está ocurriendo con muchos actores y actrices que están rompiendo una barrera que antes existía entre realizadores y elenco. Algunos de ellos están haciendo, de hecho, muy buenos trabajos. En el caso de Potente, demuestra que tiene mano en la dirección y hace un trabajo encomiable. Sin embargo, tiende a manifestar una mirada buenista que empaña un poco el cariz social de la cinta que deslumbra con su nítida fotografía. Con respecto a la coreana The Day I Died, aunque es un cine de calado feminista que encaja en un festival de estas características, tiene demasiados altibajos, soportando una pesada etiqueta de cine hallyuwoodiense que no puede evitar.