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Aunque de distintas secciones, las películas que componen la crónica tercera de Cannes 2024 y que abarcan a cineastas tan distintos como Keff, Kosntantin Bojanov o Yorgos Lanthimos, no funcionan por distintas razones
La tercera crónica de Cannes 2024 arranca con la trepidante Locust, de Keff, en la Semana de la Crítica, un thriller de mafias, conciencia social y romance. Se nota la herencia de este cineasta polifacético que creció en Hong-Kong y tiene nacionalidad taiwanesa y estadounidense. Lo que ofrece aquí es una estimulante cinta que parece beber de cineastas como Brian de Palma, Scorsese o Tarantino pasado por el filtro del cine de mafias hongkonés en su predilección por las figuras masculinas perfiladas por un cóctel explosivo de actitud desafiante y magnetismo. Y el resultado, teniendo en cuenta la cantidad de elementos narrativos que conjuga, sale airoso. Con una edición que acierta con la marcha del ritmo y un sonido muy elocuente, la cinta se abre paso sin problemas. No obstante, no resulta ser la película que se esperaría en un festival que privilegia el cine de autoría que va abriendo camino.No le falta nada y le falta todo. Se sabe con actitud, pero le falta conciencia.
Siguiendo el camino contrario, The Shameless, del búlgaro Konstantin Bojanov, es una cinta que entiende las demandas femeninas. Tiene, efectivamente, conciencia para entender las problemáticas de ser mujer, mujer pobre para ser más exacto, y de serlo en un país como India. Sin embargo, sus buenas intenciones, que arrancan con contundencia en lo que parece una escena que evoca a la Jeanne Dielman de Chantal Akerman, se quedan en eso, en buenas intenciones. Aunque tiene un cariz de fábula, al final, el realismo desatendido acaba tornando en algo atropellado y casi caricaturesco en el peor sentido del término. Por otra parte, narrativamente se pierde a medio camino, volviéndose un filme embarazoso y confuso. Es una lástima porque la historia de venganza y sacrificio que conecta a dos mujeres de diferentes generaciones, en principio, era interesante. Pero falla casi desde el principio, hasta el punto de que la credibilidad baja puntos según el desarrollo va poco a poco precipitándose por el abismo.
Esta crónica 3 de Cannes 2024 se cierra con una de las películas más esperadas junto con Megalópolis de Francis Ford Coppola. Se trata de la última de Yorgos Lanthimos que, todavía con las mieles del éxito en los labios por su anterior trabajo, Poor Things, aterrizaba en el Boulevard de la Croisette con Kinds of Kindness, una película que destacaba por dos razones. Una, su efusividad, que alcanzaba cotas arriesgadas en varios momentos. Otra, su poca empatía con el público. Ejercicio más narcisista que reflexivo, aquí no es que algo o todo sea fallido, es que la obsesión del griego por estar siempre en la cúspide acaba pasándole factura. A modo de tríptico en el que Emma Stone vuelve a ser clave, no se entiende muy bien qué pretende con esta cinta que tiene momentos completamente fuera de lugar y otros alumbrados por una genialidad que queda eclipsada por su propia luz. Aún así, no nos llevemos a engaños, a los que no les gustaba el cariz que estaba tomando la carrera de Lanhtimos debo advertirles que, en esta ocasión, hay más de Canino que de La favorita o la mencionada Poor Things. Lanthimos sigue siendo uno de los reyes del Olimpo, pero igual debería bajarse un poco del trono.