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El reciente estreno mundial de ‘Ammonite’, la historia de amor entre Kate Winslet y Saoirse Ronan, anuncia una de las tendencias de moda de esta temporada, los cuellos blancos de encaje
Sin fecha de estreno en España, Ammonite, la última película de Francis Lee, nos trae una de las tendencias de este invierno. Los cuellos blancos de encaje regresan con fuerza, consolidando, como apuntábamos a principio de la temporada con las mangas ampulosas, un renacer clásico. La moda se inspira en siglos pasados, al menos, en los detalles. Ahora, los cuellos le quitan el protagonismo a los escotes. Su esplendor está en su luminosa blancura que evoca cierto recato y puritanismo. Pero no nos engañemos, la estética, en un siglo XXI en el que comenzó efusivo marcando la silueta femenina, ya no acompaña una moral asociada. Las mujeres, o más bien lxs diseñadorxs, se han dado cuenta de que la revolución sexual, determinada por el vestir, está ganada. Por ello, la moda que viene se prevé contenida. Nuestro cuerpo ya no es una mercancía ni un arma de guerra.
CLAVE:
Los impolutos cuellos blancos de encaje destacan sobre manera sobre vestidos y suéteres en los que se aprecie un contraste de color
Inspirados en la década de los cuarenta del siglo XIX, los cuellos blancos de encaje fueron auspiciados por una época en la que los varones dominaban la escena social. Las mujeres, como contraparte, se tenían que presentar dóciles y serviles. En este sentido, la vestimenta era clave. Los cuellos acentuaban una falsa inocencia y pureza que ellas se veían obligadas a imitar. Es evidente que ahora, el cuello como accesorio, no viene acompañado de una posición política y social. Al contrario, es sintomático de una liberación de la estética que acepta que vistamos no para seducir al hombre, sino para mirarnos en el espejo, y deleitarnos con los detalles. Es, precisamente, un reclamo de la estética por la estética. Pero también un poner en alza una feminidad que hasta hace poco rechazábamos, porque no nos podíamos permitir parecernos a las mujeres que tuvieron que renunciar a su individualidad.
La inspiración: Ammonite, la película
El director de Tierra de Dios viaja ahora, con Ammonite, a la salvaje costa sur de Lyme Regis, en Inglaterra. El argumento de la película gira en torno a la vida de la primera mujer paleontóloga, Mary Anning, y su relación con la geóloga Charlotte Murchison. A ellas dan vida Kate Winslet y Saoirse Ronan, que revivirán la historia de amor entre las dos mujeres, separadas por un abismo. Por su diferencia de edad, su situación personal, su clase social y sus personalidades. Todo lo cual, no fue un obstáculo para que entre ellas surgiera el amor.
Después de La favorita, de Yorgos Lanthimos, y Retrato de una mujer en llamas, de Céline Sciamma, Ammonite recupera el amor lésbico de partitura clásica. De hecho, argumentalmente comparte muchos puntos en común con la propuesta de Sciamma, aunque algunas escenas sexuales son más manifiestas. Independientemente de su narrativa, por lo que la recomendamos es por su admirable vestuario, en el que resaltan los deslumbrantes cuellos blancos de encaje. El diseñador inglés Michael O’Connor ha sido el encargado de rescatarlos, haciéndonos soñar con su delicado encanto. En una década que comenzó recluida y ataviada con mascarilla, estos cuellos, bien sean de encaje o de algodón bordado, nos parecen el último capricho de una mujer liberada de imposiciones.