Lo estético y lo absurdo encuentran un lugar común a través de la mirada analógica del dúo barcelonés Burnin’ Percebes en ‘La reina de los lagartos’

La reina de los lagartos | StyleFeelFree

Imagen de La reina de los lagartos de Burnin’ Percebes | StyleFeelFree

Tras vivir una aventura romántica, con el fin del verano, a Berta y a Javi les llega el momento de decirse adiós. Ella es una madre soltera con una niña pequeña a su cargo. Él es un príncipe alienígena con una misión en la Tierra, para la cual adopta una apariencia humana. La reina de los lagartos nos introduce en cómo estas dos vidas, radicalmente distintas, se unen sabiendo que su relación tiene fecha de caducidad. Pero cuando llega el día en el que Javi debe regresar a su planeta natal, algo sale mal.

Los jóvenes cineastas Juan González y Fernando Martínez —bajo el nombre de Burnin’ Percebes— se arriesgan con este breve largometraje en toda una serie de aspectos que, contra todo pronóstico, funcionan bien juntos. La película es todo lo alternativa que aspira a ser, destila originalidad y sin duda acierta en todas sus decisiones estéticas. En este sentido, es consecuente con lo que quiere contar y la manera en cómo lo quiere mostrar, al tiempo que aprovecha las oportunidades que permite un cine de corte más experimental. Una de estas licencias que se toman los directores es la de rodar todo el filme en Super8, sacrificando calidad de imagen en favor de cierta sensación de familiaridad e intimismo.

El filme brilla por su planteamiento sencillo dentro de su irracionalidad. Si triunfa en su ejecución es porque Burnin’ Percebes han encontrado un grado moderado de absurdo que se ajusta al resto de elementos de la película. Además, la de La reina de los lagartos es una ciencia ficción diferente, pues funciona más como vehículo, como algo conceptual, que como lo que suele caracterizar popularmente al género. Todo esto contribuye a que se forme una zona común en la que coincide lo bello, lo simple y lo pintoresco. Esta armonía, si bien existe y es efectiva, denota ser un producto la casualidad y la improvisación por parte de los directores, o al menos más que algo premeditado. En contraposición, se encuentra un aspecto que destaca por ser tan concreto y que se evidencia como uno de los puntos fuertes junto a la interpretación de Bruna Cusí: la banda sonora original.
 

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