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La Fundación Mapfre coloca a Rodin frente a Giacometti en una exposición que señala los paralelismos que unen a los dos escultores
Si hay una pieza clave en la historia de la escultura es El hombre que camina [L’Homme qui marche]. Auguste Rodin (Francia. 1840-1917) fue el ideólogo de ese primer caminante, haciendo camino al andar. Tras él, otros artistas, con la intención de rendir homenaje al primer escultor moderno, siguieron su estela. El caso más célebre quizás sea el de Alberto Giacometti (Suiza. 1901-1966), cuya escultura homónima se enfrenta en un cara a cara a la de Rodin en la exposición que la Fundación Mapfre, de Madrid, organiza en colaboración con la Fundación Giacometti y el Museo Rodin de París.
El maestro y el alumno se miran así a los ojos y a través de esa mirada hacemos un barrido por la evolución de la historia del arte. De la grandiosidad de la escultura de uno influida por los clásicos, a la representación del hombre ordinario, desvalido e insignificante ante los acontecimientos de un destino que le pesa como una losa. Como explica Catherine Grenier co-comisaria y directora de la Fundación Giacometti, “en Rodin el hombre que camina es un hombre heroico que responde a un modelo de morfología que tiene su origen en el hombre de los ancestros, de la Antigüedad. En cambio, el hombre de Giacometti es el hombre normal y corriente. Sin duda hay entre los dos artistas un desplazamiento muy importante que le permite a Giacometti ocupar un lugar propio después de Rodin, adaptándose al mismo tiempo a una situación histórica y humana muy distinta”.
Lo que une a estos dos artistas, que no tuvieron ocasión de conocerse en vida, va más allá de esta escultura. Cuando Giacometti se traslada a París, en 1922, Rodin ya hacía cinco años que había fallecido pero su huella era imborrable. A pesar de que las vanguardias trataron de alejarse de su senda, su legado propició la autonomía del artista. Alberto Giacometti también buscó un itinerario acorde a las vanguardias y se unió a las filas del surrealismo en estos años veinte. No obstante, a mediados de los treinta, tras una crisis personal, volvería sobre los pasos de Rodin. La figura humana ocuparía entonces el centro de su trabajo. Así, en los años cuarenta, después de la Segunda Guerra Mundial, crearía sus características figuras alargadas y frágiles, paradigmáticas de toda la complejidad de la existencia humana.
Es a partir de la época de madurez del artista suizo cuando se pueden extraer las similitudes que comparte con Rodin, dentro de las visibles diferencias estéticas. Las comisarias de esta muestra, en el catálogo editado con motivo de la exposición, lo explican situando el interés de ambos, entre otros aspectos, por la esfera de lo real; por la cualidad táctil; por el arte del ensamblaje; por la reinterpretación libre de los modelos del pasado; por la ejecución, la praxis, como lugar de experimentación; o por su interés por la serie y el modelado sin fin. Aspectos que se pueden apreciar en esta muestra que abre de forma rotunda con el Monumento a los Burgueses de Calais [Monument des Bourgeois de Calais, 1889], de un Rodin que rompía con la tradición configurando ya el largo camino del arte contemporáneo.
El recorrido que consta de más de 200 piezas es una oportunidad didáctica ejemplar que ilustra vívidamente como el arte del presente siempre está influenciado por el pasado. De hecho, según anunció Catherine Chevillot, co-comisaria de la muestra Rodin-Giacometti y directora del Museo Rodin, el próximo gran evento que tienen preparado es la exposición que enfrentará a Rodin a Picasso, en París, el próximo otoño. La contemporaneidad se ha dado cuenta de que todo gran artista está en un diálogo continuo con los que le procedieron y los que le siguen. Y es además la única vía transitable para responder con fundamento a todas las grandes cuestiones en torno al arte y sus derivas.
Obra: Monumento a los Burgueses de Calais, noviembre de 1884 de Auguste Rodin | Foto: © StyleFeelFree en la exposición Rodin-Giacometti
Izquierda: Gran cabeza, 1958-1965 de Giacometti; Derecha: El hombre de la nariz rota, s.f de Rodin | Foto: © StyleFeelFree en la exposición Rodin-Giacometti
Título: Rodin-Giacometti
Artista: Auguste Rodin y Alberto Giacometti
Comisariado: Catherine Chevillot (directora del Musée Rodin), Catherine Grenier (Directora de la Fundación Giacometti) y Hugo Daniel, responsable de la Ecole Des Modernités del Instituto Giacometti
Lugar: Fundación Mapfre Sala Recoletos (Paseo de Recoletos, 23. Madrid)
Fechas: 6 de febrero al 10 de mayo de 2020 (prorrogada hasta el 23 de agosto)
Horario: Lunes de 14 a 20 horas / Martes a sábado de 10 a 20 horas / Domingos y festivos de 11 a 19 horas
Precio [entrada a exposición]: 3€