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‘El hotel a orillas del río’, la última película del coreano Hong Sang-soo, es sintomática de una época de nihilismo afectivo que contrarresta con los acelerados modos de producción
Como si escribiese en un diario, el realizador coreano Hong Sang-soo lleva una temporada imparable, sin poder dejar de rodar, escribiendo sobre los síntomas del mundo contemporáneo, en las relaciones interpersonales. El hotel a orillas del río no deja de ser otro reflejo de sus obsesiones particulares, que se comunican con su visión del mundo emocional y sus vacíos. Para ello, el blanco y negro, recurrente en su filmografía, vuelve a teñir el relato de una melancolía que se vuelca en un hastío emocional que impregna lo estético, y viceversa. La aspereza de estas atmósferas afectivas, componen, interactuando con la imagen, una obra ocupada por una comunicación indolente que se desploma en un ensueño existencial.
El desafío aquí, según se revela al avanzar la cinta, es el de entablar un diálogo, frustrado en el propio relato, entre géneros. Los hombres (padre e hijos) componen un tema a parte en el que se desvelan sus problemas con las mujeres. Uno de los hijos, el más joven, asegura que si no tiene una relación sentimental estable es porque teme a las mujeres. El otro hijo oculta a su padre que en realidad su matrimonio ha sido un fracaso y está divorciado. Y ambos se sinceran con su padre, contando, en un tono jocoso, que su madre le dibuja como un monstruo que les abandonó en busca de un amor ideal.
En el otro lado, las mujeres también están desencantadas, aunque su foco está debilitado por una mirada masculina que atenúa su protagonismo. El punto de encuentro entre ambos espacios de identidades, cuando se realiza, no deja de estar velado por halagos y metáforas que no satisfacen las demandas. La desesperación, producto de la in-comunicación avanza. Y el final anunciado apunta a la desazón de una nueva época en la que las crisis emocionales son el resultado de la mercantilización de los cuerpos, las estructuras de poder, el peso de la moral, los arquetipos sociales y la deriva de un momento tan frágil como volátil.
En El hotel a orillas del río sobrevuela la idea de nuestra propia autodestrucción, como única forma de rebeldía ante una realidad que nos supera
Hong Sang-soo ya no filma, escribe versos rotos de fragmentos de vida. Y lo hace como si cada película le diese un poco de aliento para poder seguir haciendo, improvisando, viviendo. Por no decir que la velocidad a la que construye sus dispositivos fílmicos es sintomática del mundo hipersaturado (en todos los sentidos) que estamos destruyendo. Somos autómatas atrapados por deseos que no nos pertenecen. Al mismo tiempo, nos consumimos tan rápido como la vorágine de los vicios que alimentamos. En todo esto, sobrevuela la idea de nuestra propia autodestrucción, como única forma de rebeldía, o de voluntad individual inquebrantable, ante una realidad que nos supera.
Tráiler de El hotel a orillas del río | StyleFeelFree Youtube
Un poeta convoca a sus dos hijos en el hotel en el que está hospedado para verles por última vez. En el mismo hotel también se ha alojado una joven que se ha tomado unos días de descanso, tratando de superar una ruptura sentimental. Las dos historias acaban entrelazándose para componer una fábula sobre el desencanto de las relaciones en el mundo contemporáneo.
Título original: Gangbyub Hotel
Duración: 96 minutos
Dirección: Hong Sangsoo
Guion: Hong Sangsoo
Fotografía: Kim Hyungkoo
Montaje: Son Yeonji
Reparto: Ki Joobong, Kim Minhee, Song Seonmi, Kwon Haehyo, Yu Junsang, Park Ran, Shin Seokho
Distribuidora en España: Good Films y La Aventura
Fecha de estreno en España: 30 de agosto de 2019
Premios:
Festival de Cine de Gijón (2018): Premio a Mejor Película, Mejor Guion y Mejor Actor (Ki Joobong)
Festival Internacional de Cine de Locarno (2018): Premio a Mejor Actor (Ki Joobong)