Rosana G. Alonso
Últimas entradas de Rosana G. Alonso (ver todo)

Frente al discurso cartográfico de autoridad, la brasileña Anna Bella Geiger, cuya obra ahora puede verse en La Casa Encendida, lleva proponiendo, desde los años setenta, otras narraciones que nos sitúan en lugares razonados desde lo personal

Coincide que mientras balcones y ventanas, cuando no las calles, de todo el Estado español, se llenan de banderas y consignas que apelan al territorio, La Casa Encendida propone la obra de Anna Bella Geiger [Río de Janeiro, Brasil, 1933], que cuestiona precisamente la idea misma de territorio. A través de una reestructuración de lo cartográfico que incluso abarca la idea de bandera, como puede verse en la creación Untitled (Bandeiras) que realizó a finales de los años sesenta del pasado siglo, la brasileña media para hacer posible una reinterpretación de la geografía física y humana. Desde la percepción personal. Ella misma se ubica, se explora, se sitúa. En este sentido, es preciso puntualizar la biografía de Bella Geiger, una artista que proviene de una familia judía, de origen polaco, que emigró a Brasil. Consideremos entonces las circunstancias de un Brasil de acogida que extendió sus brazos a más de 5 millones de habitantes, entre la década de los años veinte del siglo XIX, hasta los treinta de la centuria siguiente. Inmigrantes que predispusieron a Brasil a la modernidad, floreciente desde los años cuarenta del siglo XX, mientras Europa flagraba enloquecida. Especialmente, la construcción de Brasilia que comenzó a tomar forma en el período de los cincuenta, fue una oportunidad de enfocar esos deseos de apertura al futuro, como pudo verse en la exposición Modernidad. Fotografía Brasileña, que organizó el Círculo de Bellas Artes hace apenas dos años. Una modernidad, no obstante, en tela de juicio, y que finalmente tuvo que demorarse con el golpe de Estado de 1964. Un contexto fértil, en cambio, para cuestionar una cartografía que desde Joaquín Torres García, con su América invertida de 1943, es propicia para repensar el territorio, para reubicar su presencia en un mapamundi trazado políticamente.

Anna Bella Geiger reflexiona su estatus en el mapa. Para ello se refleja en el otro. Las nativas brasileñas le sirven de espejo donde mirarse, donde preguntarse por un yo-aquí que explora. Sus trabajos de Brasil nativo / Brasil alienígena, de mediados de los años setenta, así como Historia do Brasil (1975), lo atestiguan. En otra de sus obras por la misma época, (Nearer, 1974) enfoca la navaja, buscando el detalle, hasta su esencia. Desafiante, de lejos [pudiera ser, representativa del otro]; y según se acerca, desiconizada [¿humanizada?]. Se vuelve objeto inofesivo, un cliché, un moule de Marcel Broodthaers, que tanto puede ser molde, como mejillón. Todo es tan factible como incierto. Los mapas de Geiger, atendiendo a su propia presencialidad que obedece a una restricción; por estar en dimensiones políticas condicionadas por su estatus [mujer, madre, artista, artesana…], son mapas de lo cotidiano o lo anecdótico trasfigurado en orden político; son trazados de la inexistencia que invoca a lo que existe; son planos de una geografía que busca trascender para sumar subjetividades que explican su yo pluriidentitario; son versos que construyen otro mundo diverso donde aquí y allí es lo mismo. Donde el otro es el yo, donde se disipan las dudas, los géneros y las razas en un mapa-filigrana que articula un mundo que aunque fragmentado, también puede ser territorio fructífero para la convivencia en armonía. Para ello solo un escenario posible imaginado, aquel en el que aunque hablemos diferentes idiomas, podamos entendernos con un gesto. Los gestos de Anna Bella Geiger son expresión de conflictos resueltos por el raciocinio de los improbables. Un enlace con uno de los dioses del Olimpo del arte, Marcel Duchamp [en referencia a la obra The Bride met Duchamp before the Bachelors, even…, 1975] es uno de esos improbables que llaman a la acción por la creatividad. Lo que implica que solo la apertura que se sale de la dicotomía, y llama al diálogo incluyente que amplía el radio de acción dando voz, además, a los que están al margen, pero igual de perjudicados, puede resolver el conflicto de las fronteras. Las proclamas articuladas por banderas significadas por autoridades, que estos días, se han apropiado de todos los discursos, dejando a la razón a expensas de una emoción que excluye a la compasión y a la fraternidad, no pueden sino llevarnos por caminos que ya conocemos. Y esos no queremos volver a transitarlos. La historia está para que miremos en ella y aprendamos de los errores, por mucho que seamos nietos de la misma historia. El error, como en Anna Bella Geiger, puede servir de estímulo para el cambio que llama a un heteróclito donde si 1 es distinto de 2, a lo mejor hay que pensar qué es. ¿Se puede sobrepasar el oxímoron? Es lo urgente, aunque no sea lo fundamental.
 

Anna Bella Geiger en la Casa Encendida | StyleFeelFree

Obra: Equations No 2, 1978 de © Anna Bella Geiger. Cortesía de Henrique Faria Fine Art | StyleFeelFree

Anna Bella Geiger en la Casa Encendida | StyleFeelFree

Obra: Untitled (Bandeiras), 1969 de © Anna Bella Geiger | Foto: © StyleFeelFree

DATOS DE INTERÉS
Título: Geografía física y humana
Artista: Anna Bella Geiger
Comisariado: Estrella de Diego
Lugar: La Casa Encendida
Fechas: 27 de septiembre de 2017 al 7 de enero de 2018
Horario: de 10.00 a 21.45h
Precio [entrada a exposición]: entrada libre hasta completar aforo