Rosana G. Alonso
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La mirada de Wolfang Tillmans ha evolucionado en los últimos años pasando de un enfoque puramente fruitivo, a otro que busca la señal inequívoca de una individualidad frágil y etérea que el artista descodifica en un mundo global repleto de contradicciones

Youngman. Jeddah, 2012 | StyleFeelFree
Youngman. Jeddah, 2012 de © Wolfgang Tillmans | Foto: R.Xo para © StyleFeelFree

Cuando el Museo Reina Sofía por el año 1998 rescató la obra de Wolfgang Tillmans (Alemania, 1968) en la muestra Fruiciones  esta era la de un artista joven y entusiasta que supo reconocer y recoger el presente en los gestos de una generación en la que se reconocía. Ello quedó patente en las fotografías que le hizo a muchos de sus amigos como a Lutz y Alex, inmortalizados en icónicas instantáneas como Lutz y Alex Sitting in the Trees (1992). La imágenes de Tillmans, por esa época, ocuparon las páginas de revistas de tendencias subculturales como la inglesa i-D. Una publicación que aunque, por aquel entonces, contaba con limitada distribución internacional, trascendía más allá de su base londinense, como agua de mayo en unos noventa tan nihilistas como pletóricos, cuando el mundo todavía no estaba conectado virtualmente.

En cambio, la proliferación de imágenes que comenzaron lentamente a inmiscuirse en nuestras vidas con la llegada de un siglo XXI que rompió las barreras comunicativas, gracias a la tecnología, trasformaron las reglas del juego. En la carrera artística de Wolfgang Tillmans esto supuso un punto de inflexión que tomó contacto con una realidad menos entusiasta que la asimilada desde su joven percepción en la pasada centuria. En el año 2003, la invasión de Irak y las manifestaciones contra la guerra cambiaron su apreciación de un contexto socio-cultural y político en el que avistó interferencias. El mundo ya no parecía ser un lugar explicítamente bucólico, donde la única cuestión importante estaba focalizada en la determinación de un ser identitario. Desde entonces, la visión poética del artista se fortaleció con un enfoque político en un entorno globalizado que toma conciencia en la exposición Wolfgang Tillmans: 2017  que ahora puede verse en la Tate Modern de Londres dejando por sentado, desde el mismo título, que su contenido es refulgentemente contemporáneo, una respuesta personal al momento presente. Un aquí y un ahora que deja constancia del mundo en el que estamos tomando una partida poética desde la misma intervención de las paredes de las salas, que se transforman, con la disposición de las obras, en muros para el diálogo abierto. Muros que inversamente a lo que denotan, tratan de eliminar todo tipo de fronteras en un momento en el que las fronteras son acusadamente más visibles. A través de estas paredes-frontera que dividen la muestra en 14 itinerarios, se cuestiona lo individual y lo colectivo por medio de un ordenamiento zen del espacio que capta la esencia de composiciones tan etéreas como corpóreas, tan elocuentes como silenciosas.

Lo cierto y lo incierto en el espacio público

Para Wolfgang Tillmans tiene la misma importancia la obra en sí que su presentación pública. Teniendo esto en cuenta, considera las exposiciones como “una experimentación pública” donde pone a prueba cómo funciona una obra en sintonía con otra, como si fuesen notas de una misma partitura. Un modo de hacer que nos invita también a vigilar, a ser partícipes de ese ahora al que se invoca como declaración de intenciones. En 2017  hay un claro interés por poner de relevancia los últimos trabajos del artista alemán haciendo hincapié en cómo el tema de la verdad y la falsedad informativa están en el centro del discurso político de todo el mundo. Llegados a este punto, ¿cómo los profesionales de la comunicación podemos abordar los géneros periodísticos superando lo canónico, en un panorama que ha cambiado sustancialmente con la llegada de los nuevos canales informativos en red que exigen una observación más poliédrica y que en cambio, se han dejando fascinar por la llamada de equívocos metadatos que solo buscan la atención? ¿Cómo, si la censura ya opera desde las mismas fuentes y estas son tan múltiples como inabarcables? Al respecto llevo ya algún tiempo reflexionando, desde mi aportación en esta publicación, sobre los nuevos medios que tienen —o deberían tener— la responsabilidad de informar conscientes de una subjetividad que no puede, en ningún caso, tratar de maquillarse con una verdad, ya no solo inabarcable, sino engañosa.

Estos aspectos en la obra reciente de Wolfgang Tillmans son sobremanera latentes en el proyecto Truth Study Center   que comenzó en 2005 movido por la afirmación de que Irak tenía armas de destrucción masiva. Aquí, una compilación de fotografías, recortes de periódicos y revistas, objetos, dibujos y copias fotográficas de su propio trabajo, se exponen deliberadamente yuxtapuestas confiriendo un aspecto provocativo que invita a cuestionar a la denominada información y sus verdades absolutas que proliferan tanto en los medios impresos como on line, generando, en muchas ocasiones, más lagunas o dudas sobre temas sobre los que hay generalmente un enfoque deliberado, incluso aunque su estructura sea aparentemente objetiva.

Este proceder es un paso de gigante en el trabajo de Wolfgang Tillmans. Acostumbrados a sus inequívocos rastros de un tiempo en donde todo parecía fluir en un espacio determinado, con una poderosa energía de lo cotidiano en la que coincidía con otros fotógrafos de su misma generación como Juergen Teller o Terry Richardson, no deja de ser sorprendente comprobar cómo sus obras más recientes, que dejan de ser circunstanciales, señalan hacia las dinámicas actuales que operan con recientes tecnologías que han moldeado por completo el aspecto del estudio del artista. Si bien, Tillmans confronta la realidad digital con la analógica como forma de encontrar una respuesta a sus prácticamente tres décadas de trabajo, tiempo transcurrido desde que en 1988 cogiese una cámara por primera vez. Ello también se revela como un modo de cuestionar nuevamente lo que creemos que es cierto. Según se mire, el resultado puede ser bien diferente. En Sendaschluss/End of Broadcast  (2014), por ejemplo, esto es evidente al contemplar una especie de mosaico que recuerda al que aparece en una pantalla de televisión cuando no llega la señal analógica. La aparente imagen en blanco y negro de esta obra en realidad puede ser muy colorista vista de cerca. Entonces, ¿cómo encontrar las pistas que inequívocamente nos ponen sobre el camino de nuestros propios errores?

La parte precisa y el todo imaginado en un deseable mundo sin fronteras

En el trabajo de Wolfgang Tillmans hay una visión deliberadamente fragmentada que opera ya en el propio espacio, pero también en la obra en sí. Cada vez menos interesado en reflejar únicamente el mundo exterior, hay un creciente interés en su práctica artística por lo abstracto que lo inclina a una revisión introspectiva de los acontecimientos y sentimientos que dan origen a obras como Greifbar  (2014-15) realizada sin cámara, en el cuarto oscuro, proyectando la luz directamente sobre el papel fotográfico. Un método que busca una apariencia científica, situando así al soporte fotográfico como un canal a través del cual conseguir resultados conceptuales que se entrelazan con sus obras que cuestionan la raza, el género o la sexualidad ya que Tillmans no distingue entre lo abstracto y lo representacional, conviviendo en toda su práctica el azar con el control.

Al respecto de su incursión figurativa, el artista observa cómo desde que comenzó a finales de los ochenta a fotografiar hasta hoy, hay una mayor apertura social en torno a estas cuestiones. Sin embargo, también considera que concurre una mayor vigilancia de la vida nocturna, al tiempo que muchos espacios sociales urbanos se están cerrando. Ello lleva a que exista lo que considera “un resurgimiento reciente del activismo”  que en su obra adquiere más importancia como acontecimiento que como mensaje, ya que la causa por la que se lucha resulta a día de hoy ser menos importante que la preocupación por una libertad que es necesario conquistar cada día, en un mundo repleto de contradicciones y fronteras que Wolfgang Tillmans trata de derribar, buscando la señal de una individualidad casi imperceptible en un espacio en red que nos muestra como figuras mecanizadas, al otro lado, mientras seguimos siendo de colágeno y cercanos. Tan frágiles y tan táctiles. Y deseosos de experiencias reales. Como la música que puede escucharse en Playback Room, un espacio diseñado dentro de la propia muestra para escuchar piezas musicales grabadas con toda la calidad de su sonido. O bien, la posibilidad de acercarse a todo su trabajo a través de sus libros de artista, catálogos de exposiciones, suplementos de periódicos, revistas, carteles y periódicos que son parte integral de la producción de Tillmans. Diversos formatos que en esta exhibición son una muestra de su interés por cambiar el espacio público en un lugar donde el arte está vivo cuando puede tocarse y nos descubre que la belleza, como en Weed, puede estar en cualquier lado. Todo depende del ángulo y la sensibilidad de ver, así como la oportunidad que nos insta a tratar de ser capaces de ver el conjunto, lo que nos une y lo individual, lo que nos hace insustituibles. Wolfgang Tillmans: 2017  es una oportunidad de acercarnos a ese todo universal repleto de singularidades que aquí cobran forma a través de múltiples formatos y modos que recuperan la esencia de ser en un ahora repleto de conflictividades y seductoras promesas que un soplo de aire extravió. La eternidad, como la esperanza, solo pervive en las imágenes que han dejado de ser lo que eran. El ahora es intangible. Pero incluso con estas, el todo imaginado podría ser cierto. En un futuro por hacer, donde los muros son para narrar historias.
 

Wolfgang Tillmans | StyleFeelFree

Vista de sala de la exposición Wolfgang Tillmans: 2017 | Foto: R.Xo para © StyleFeelFree

Wolfgang Tillmans | StyleFeelFree

Vista de sala de la exposición Wolfgang Tillmans: 2017 | Foto: R.Xo para © StyleFeelFree

Wolfgang Tillmans | StyleFeelFree

Vista de sala de la exposición Wolfgang Tillmans: 2017 | Foto: R.Xo para © StyleFeelFree

DATOS DE INTERÉS
Título: Wolfgang Tillmans: 2017
Artista: Wolfgang Tillmans
Comisariado: Chris Dercon (director del Volksbuhne Berlin) y Helen Sainsbury (directora del Programa de Realización de la Tate Modern) junto a Emma Lewis, ayudante del comisariado de la Tate Modern
Lugar: Tate Modern (Londres), 3ª planta, Boiler House & Tanks Studio
Fechas: 15 de febrero de 2017 – 11 de junio de 2017
Horario: Todos los días de 10:00 a 18:00 horas – viernes y sábados hasta las 22:00
Entrada: Miembros: gratuita / Adultos £12.50 (sin donativo £11.30) / niños de 12 a 18 años £11 (sin donativo £10) / menores de 12 años gratis / mayores, estudiantes, desempleados y discapacitados £11 (sin donativo £10)